C231- AGUÁNTAME.Ashley apenas tuvo tiempo de respirar antes de que Drakos tomara su boca con un hambre que la dejó sin aire. Él le agarró el pelo en un puño, ladeándole la cabeza para profundizar el beso y su lengua jugueteó con la de ella, de forma lenta pero dominante, como si quisiera saborearla entera.Ella jadeó, pero no intentó separarse.Al contrario, se aferró a sus hombros, frotándose contra la dura erección que presionaba sus pantalones. Drakos gruñó, sintiendo cómo su cuerpo respondía a cada movimiento de ella. Y sin aviso, la levantó en brazos y ella enredó las piernas en su cintura mientras él caminaba hacia la cama cubierta de pieles.La dejó caer sobre las pieles suaves y se subió encima, su peso firme pero no aplastante. Ashley gimió en su boca cuando él volvió a besarla, más intenso esta vez, sus manos recorrieron su espalda, hundiendo los dedos en los músculos tensos, necesitaba más.Con movimientos impacientes, deslizó las manos hacia el frente y metió los dedos ba

C233-LAS LEYES DE LA NATURALEZA.Después de la entrega, Ashley dormía sobre su pecho, respirando tranquila, con una mano apoyada justo sobre el tatuaje que ardía por ella. Drakos le acariciaba la espalda con calma, recorriendo su piel con la punta de los dedos.Por fuera parecía relajado. Pero por dentro, su mente era un caos.Cada vez que pensaba en la vinculación que debió haber hecho con Ashley, su cuerpo se tensaba. Le dolía no haberlo hecho. No por él, sino por ella.Le había mentido.Le ocultó lo que significaba realmente el vínculo... lo que eso le daba y lo que le quitaba.Pero no estaba listo. Y sospechaba que nunca lo estaría.Se obligó a cerrar los ojos, tratando de calmar esa voz en su cabeza que lo acusaba.«Ella lo entenderá. No necesito ese ritual para quedarme con ella. Ya está conmigo.»Se inclinó, besó su frente.—No voy a perderte, Ash… nunca.Y con ese pensamiento, por fin se permitió cerrar los ojos y dejarse llevar.Al día siguiente, el castillo bullía de movimie

C235-SOLO CONTIGO.Ese día, Ashley cerró la puerta con un suspiro pesado. La reunión con las dragonas la había dejado con los hombros tensos y la mente agotada, pero el olor a hierbas y agua caliente la sorprendió al entrar.Drakos estaba allí, apoyado contra el borde de una enorme tina de mármol, el vapor elevándose en espirales alrededor de su torso desnudo. Sus tatuajes dorados brillaban tenuemente bajo la luz de las velas.—Te esperaba —dijo, sin necesidad de preguntar cómo estaba. Ya lo sabía.Ashley no respondió, pero si, se dejó llevar por la promesa de calor. Se desvistió lentamente y se sumergió en el agua con un gemido casi inaudible. El líquido caliente le arrancó otra queja cuando rodeó su cuerpo.Drakos se acercó por detrás, sus manos se posaron en sus hombros y comenzaron a masajear la tensión acumulada.—Relájate —murmuró grave contra su oreja.Ella cerró los ojos, pero no por mucho tiempo. Porque el rey no se conformó con solo sus hombros, él quería más y por eso bajó

C237- ALFA ALMA.Habían pasado dos días. Dos días sin verlo, sin escucharlo, sin oler su presencia cerca. Ashley no habia salido de la habitación. Comía allí, leía, y cuando ya no podía concentrarse más, se sentaba en el alféizar de la ventana, con la mirada perdida en las montañas. Lo único que quería era no pensar. Que su cabeza se apagara, aunque fuera un minuto.Estaba dolida, se sentía incompleta, usada.No solo por lo que Drakos había dicho, sino por lo que le ocultó. La palabra “mentira” no dejaba de repetirse en su mente.¿Por qué no le dijo la verdad desde el principio? ¿Acaso creyó que no podría soportarlo?Y lo peor...¿De verdad iba a morir si quedaba embarazada? ¿Por qué? ¿Qué tenía su cuerpo de tan diferente? ¿Era el hijo de un dragón una maldición para su especie?Nada tenía sentido y eso la desesperaba.La puerta se abrió de pronto, y Ashley se tensó como un resorte, pensó que era él.Pero no. Era Isolda.—Mi señora… —dijo con suavidad—. El rey quiere verla en el salón

C239- NO PUEDES DETENERME.Ashley bajó la cabeza. Sintió que, si se quedaba un segundo más, iba a romperse delante de todos y no pensaba darles ese gusto.Así que corrió a la habitación y entró como una tormenta, Drakos la seguía de cerca, sin decir nada, pero apenas cruzó el umbral y cerró la puerta detrás de él, el zarpazo llegó.Las garras de Ashley lo cruzaron de lado a lado. Fue un corte limpio, desde el pómulo hasta la mandíbula. La sangre brotó al instante, pero él no se movió. No tuvo tiempo. Y aunque lo hubiera tenido, no habría esquivado el golpe.—¿Así que es así? ―preguntó mientras temblaba de rabia. ―¡¿Unas cuantas amenazas… y ya estás dispuesto a acostarte con otra?!Drakos dio un paso hacia ella, sus hombros estaban tensos, el rostro endurecido, pero sus ojos… sus ojos ardían con algo más que furia.—No es lo que piensas. Solo escúchame…—¡Entonces dime qué es! —gritó ella, dando un paso atrás—. ¡Porque lo único que escuché fue que aceptaste!Él quiso tocarla, calmarla,