CAPÍTULO 78El lobo no aguantó más. La presión, las miradas, el rechazo… todo lo empujó a correr sin mirar atrás. Huía no solo de su manada, sino de sí mismo, de la herida abierta que había provocado y que ahora llevaría en sus espaldas.Siempre quiso ser el mejor. Su padre se encargó desde pequeño de convencerlo de que no lo era, de que no merecía la gloria de ser el Alfa de Sun, Y hoy, su manada lo gritaba con el silencio más cruel: tenía razón.Corrió sin rumbo, como si con cada zancada pudiera olvidar el peso que arrastraba. Por un instante, su meta dejó de importar, soltó a Amelia, la loba blanca que tanto deseo, escapando del desprecio de los suyos.Amelia al sentirse libre, de inmediato se lanzó a los brazos de Matthew, abrazándolo con fuerza, sintiendo que por fin está pesadilla había terminado, pero de inmediato recordó la herida.Giro su cabeza al abdomen del Alfa, al ver su herida cerrada, pudo respirar con algo de paz. Estaba vivo. Estaba con ella y quizás la pesadilla
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