Capítulo 41 Nada personalLa llamada de Luca la sorprendió; sin embargo, decidió aprovechar para darle una lección a este hombre despreciable que tenía delante de ella. No obstante, lo vio nervioso, él comenzó a sudar; seguramente en este momento estaba arrepentido de haber hecho y dicho lo que hizo. No la había acusado de usar sus influencias, pues ya vería en lo que se había metido.Sintió temor de hablar con Luca sobre lo sucedido. Aunque la estaba llamando, eso no quería decir que en realidad él culparía de algo a su diseñador estrella por ofenderla, pero eso no importaba; ya ella había decidido largarse de allí. El ambiente era tóxico con este hombre aquí y no quería pensar cómo se comportarían los demás.No quiso seguir pensando y atendió la llamada de Luca, aunque eso reforzaría más lo que ese sujeto que tenía al frente pensaba de ella.—Hola, Eleonor. ¿Qué tal va todo?—Luca… yo…Eleonor vio al hombre sudoroso por el temor; en su interior no pudo hacerlo… se culpó a sí misma p

Capítulo 43 Nuevo talentoEn la puerta, como si se tratara de una escena de una serie de televisión, apareció Carla. Todos estaban acostumbrados a sus entradas dramáticas, así que simplemente la saludaron con una mezcla de respeto y resignación. Sin embargo, Eleonor se sintió aún más nerviosa. Una punzada de ansiedad la atravesó al pensar en lo que esta mujer podría hacer. En ese momento, se arrepintió de no haberse marchado antes."¿Qué debería haber hecho para evitar un colapso nervioso?", se preguntó. No quería estar allí; más bien, no se sentía bien en ese ambiente.Carla, con su porte autoritario, avanzó hacia la mesa, su mirada afilada recorriendo a cada uno de los presentes. Al llegar a Eleonor, su expresión no cambió; la miró desde su altura, la frialdad anterior cambió a una de odio, aunque intentó disimularlo.—Así que tú eres Eleonor, la nueva diseñadora —dijo Carla, su tono firme, pero con un matiz de intriga, sin dar a entender que ya la conocía—. "Otro de tus nuevos tale

Capítulo 45 Atrapados por el deseoEleonor sentía que el corazón le latía desbocado. Una descarga eléctrica le recorrió las venas. Se le cerró el estómago. Casi no podía ni respirar. Sintió un extraño escalofrío recorrer sus muslos y su parte íntima comenzó a mojarse.Sus brazos se levantaron de un modo automático y rodearon el cuello de él para devolverle el beso, Luca bajó la cabeza y le pasó la lengua por sus labios haciendo que se estremeciera entera.Ningún hombre le había hecho sentir jamás tan maravillosamente, como si de verdad fuera un premio.La sensación era increíble y apoyó durante un instante la mejilla bajo el cuello de él, inhalando su embriagador aroma masculino.No podía apartar la mirada de la de él, ni de su rostro, tampoco podía dejar de sentir su hipnotizador tacto.Era imposible controlar la respuesta que le provocaba. Él le gustaba. Le gustaba de verdad. Y… no podía seguir mintiéndose a sí misma, lo deseaba… pero no podía permitirse desearlo, debía recordar que

Capítulo 47 DudasMientras escuchaba la voz de su hija, una mezcla de alegría y culpa lo invadió, recordándole que no había llamado a su hija durante todo el día. En honor a la verdad, no quería irse a casa. Quería quedarse allí con Eleonor, se sentía tan bien junto a ella.— ¡Papito! —escuchó su voz temblorosa.— ¿Cómo estás, mi amor? —preguntó él, intentando sonar alegre a pesar de sus sentimientos de culpabilidad.Al escuchar la palabra tierna, Eleonor se levantó de la cama rápidamente, agarro unas prendas de vestir y se dirigió al baño.Luca le extrañó su conducta, pero siguió hablando con su hija.—Estoy bien, papito. —la voz de Jennifer seguía nerviosa como si algo ocurriera—. ¿Ya vienes a casa? Papi, ven. Quiero verte y me gustaría cenar contigo y mi mamá.— ¿Tu mamá está en casa? —inquirió Luca, sintiendo un mal presentimiento.—Sí, llegó temprano y… está aquí conmigo… jugando. —Su voz sonaba de nuevo un poco nerviosa.— ¿Pasó algo, cariño? Hablas muy extraño.—No, papito. —Re

Capítulo 49 Ya no quiero cuentos de hadasLuca salió del comedor con la niña cargada en sus brazos después de la incómoda cena. En su mente, solo pensaba en que no sabía cuánto tiempo más podría soportar esa situación.La niña seguía tensa y él la llevó a la habitación. Una vez allí, se la entregó a la niñera para que la ayudara a ponerse el pijama.Cuando iba a salir, escuchó la vocecita suplicante que lo llamaba:— ¡Papito! ¡No te vayas, papá! ¡No me dejes sola!Él se giró. La niña lo miraba suplicante con sus ojos húmedos.—Enseguida vuelvo, cariño, voy a esperar a que te cambies de ropa y vengo a leer tu cuento favorito.La niña lo miro con gesto de duda — ¡Me lo prometes!— ¡Claro que sí!— ¡Papá!, ¡No quiero leer el cuento de las hadas!Luca la miro intrigado.—Pensé que te gustaba. ¡Es tu favorito! ¡Me dijiste que querías ese!— ¡No… ya lo pensé mejor! Quiero uno nuevo que me trajo mi mamá.—Está bien. Como digas, cariño, vengo enseguida.Al abrir la puerta observo a Carla a p