Tara se puso de pie alejándose de la cama, se sentía mareada, la tensión que había sentido desde que vio a Dina despareció por un momento, por las sospechas de Aysel. ¿Cómo era posible que ella pudiera pensar en esa posibilidad? Al volver para verla, los ojos de Tara expresaban dolor, decepción, sin embargo, a Aysel no le importo ella se sentía igual.—¿De dónde sacaste esa tontería? —respondió Tara después de unos segundos —yo amo a Asael, él es mi compañero, mi alma gemela, como puedes creer que yo le hubiera faltado de esa forma, ni mucho menos hubiera traicionado a mi hermana de esa forma tan bil, que clase de loba crees que soy.—Entonces explícame porque me parezco tanto a Dina si no llevó la sangre de Seth —replicó Aysel, Tara se puso nerviosa, de nuevo le dio la espalda tratando de calmar el temblor de sus manos. —Qué locura, ¿De donde sacas que te pareces a Dina? —cuestionó Tara con una risita nerviosa —sabes voy a ordenar que vengan a limpiar, tú la Luna de la manada no pu
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