Punto de vista de SerenaNo podía dormir.Por más que me movía en la cama, no podía olvidar las manos de Bill sobre mí durante el entrenamiento, su cuerpo encima del mío, ese calor entre nosotros. Mi mente no dejaba de reproducir ese momento en la colchoneta: la cercanía, la intensidad, su mirada. Era como una película que no podía apagar.Cerré los ojos con fuerza, intentando pensar en otra cosa. Pero solo venían imágenes de él: sus músculos tensándose al moverse, lo firme que se sentía bajo mis manos. Un escalofrío me recorrió la espalda y me senté en la cama, frustrada.Esto era ridículo. Solo estábamos entrenando. Nada más.¿O no?Tomé mi celular de la mesita, buscando distraerme, pero terminé mirando el chat con Bill. Su último mensaje decía: "Hoy lo hiciste muy bien". Horas después, me preguntaba si él tampoco podría dormir.Antes de pensarlo dos veces, escribí: "¿Despierto?"Mi corazón latía fuerte, como si hubiera hecho algo prohibido. Casi no lo creía cuando envié el mensaje.
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