34. REGRESANDO A LA MANADA
NARRADORA—¡Soren, acércate! —Damon llamó al cachorro.Sabía que tenía miedo, pero era un lobito valiente, debía aprender a adaptarse rápido en este reino cruel y salvaje.—Agarra la lanza, empúñala en esa dirección… ¡con fuerza! —Le sujetó las manos temblorosas a la madera.Soren sorbió los mocos y, tragándose las lágrimas, agarró la lanza como si su vida dependiera de ello.—Si ves que nos amenaza, ataca sin compasión. Es él o nosotros, ¿entendiste?… ¡Dime sí o no, Soren!—¡Sí, sí señor! —Soren asintió repetidamente, como si fuese uno de los guerreros subordinados al príncipe Damon.El lycan sabía que el cachorro no podría hacer mucho si el hombre los atacaba, pero al menos tendría un arma que le diera seguridad.Sudando a raudales, con la sangre formando costras sobre las heridas, el lycan comenzó a empujar los troncos.Las venas latían, sobresaliendo sobre sus músculos tensos. Sentía dolor, pero su cuerpo podía resistir mucho, mucho más.—¡Aaggr! —Dio un rugido, echando abajo la t
Leer más