En medio del silencio que parece el tiempo detenido ente los dos, Cadence con un rostro melancólico avienta el ramo a la jauría de hienas solteronas mientras dice unas palabras que me estrujan por dentro.—Yo no creo en el amor y jamás me voy a casar.Después de afirmar su soltería, sale como alma en pena entre los que están agrupados, se escabulle hasta la mesa y se apropia de una botella de vino, no le importa nada más. Luego, como si nadie pudiera verla porque sabe que están sus ojos enfocados en los novios, mira hacia la salida y se escapa hacia el jardín.— ¿Vas a ir tras ella, Sugar Daddy?Dice una voz detrás de mí y se me pone la piel de gallina.— Es tu amiga, consuélala tú.—Si fuera tan fácil lo haría, créeme, la conozco mejor que nadie— Me tiende una botella de vino rosado— ¿Quieres una botella para ti solito también, señor Sugar Daddy?—Ya te dije que no soy su Sugar---—Je, je, je ¿Crees que no lo sé? A la mañana siguiente Cady Cad ni siquiera parecía recordar todo lo que
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