—Señor Lagos, ¿podríamos vernos? Me gustaría hablar con usted… —dijo Sofía.—Entonces ven al Hotel Bahía Palma —respondió la voz al otro lado del teléfono con un tono juguetón.Sofía no se atrevió a dudar y condujo de inmediato al Hotel Bahía Palma.Al llegar, subió apresuradamente en el ascensor hacia la suite que le habían indicado.Dentro de la suite, un hombre muy joven estaba sentado en el sofá, con dos guardaespaldas de pie a su lado. Sobre la mesa había una cena exquisita.En el camino, Sofía le había contado a Gabriel que este señor Lagos se llamaba Diego Lagos, era un señor de la importante familia Lagos de Puerto Luminoso y, a pesar de su juventud, ya le habían confiado importantes responsabilidades.Él era quien se encargaba de la relación con Sofía en el tema del suministro de materiales.Al ver entrar a Sofía, Diego sonrió.Sin embargo, al notar que Gabriel la seguía, su rostro se ensombreció ligeramente.—Señor Lagos, disculpe la tardanza… —se apresuró a disculparse Sofía
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