El sonido característico de la máquina que registra mis latidos, es lo que me hace despertar, notando que estoy sola en el lugar. Sonrío carente de gracia e intento levantarme, pero, las ganas de vomitar se intensifican. Por eso, vomito en el recipiente cerca de mí, alertando a los chicos quienes de inmediato entran preocupados por mí, mientras mi bebé se mueve en mi vientre. — Jefa, finalmente ha despertado. — Mi bebé… — Está estable. No se preocupe. — Oh, que desastre, ¿Qué me sucedió? — pregunto aturdida mientras intento levantarme. — Deje que la ayudemos. — dice Mitchell con varios golpes en su rostro. Permito que me ayuden, limpio mi boca y observo mi terrible aspecto que solo confirma el hecho de que soy una esposa fea que según Maximiliano, merece ser humillada, porque eso es lo que hizo. Regreso a la habitación donde los chicos están llamando a alguien que seguramente es Maximiliano. Por lo que, miro a Jason negando. — Cuelga la l
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