El eco de la violencia resuena en cada rincón del imperio de Renatto. Durante las últimas horas, cuatro de sus operaciones han sido destruidas sin previo aviso. Atentados brutales, explosiones sincronizadas, emboscadas quirúrgicas. Esto no es el estilo de Daniel Corleone. Es diferente, metódico y calculado.Renatto analiza la información en el despacho de la mansión Corleone, con la mandíbula tensa y los puños apretados. Isabella, sentada a su lado, revisa los informes junto con Riccardo, quien, a pesar de su reciente herida, insiste en estar presente, ya que en planificación es experto.—Esto no fue Daniel —murmura Renatto, su voz grave, cargada de una ira contenida.—No —confirma Isabella, deslizando una fotografía sobre la mesa. En ella, se ve un hombre alto, de tez robusta, con un rostro impenetrable y ojos de hielo. Su cabello rubio cenizo y la cicatr
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