El baile apenas había comenzado cuando Valentina miró a Aitana con ojos brillantes.—Señorita, ¿podría apartarse? Está en medio de mi baile con el señor Figueroa.Valentina la desafiaba abiertamente, pidiéndole que se moviera de lugar.Aitana, furiosa, apretó los puños y se negó a moverse.Pero los otros jóvenes empezaron a alborotar: —¡Vamos, Aitana, hazte a un lado!Aitana fulminó a Valentina con la mirada y, a regañadientes, se movió.Ella se reía internamente. Ya había desenmascarado a Aitana, ¡y esta era su venganza!¡Y apenas estaba comenzando!Miró a Mateo, que no apartaba los ojos de ella. Sin intimidarse, curvó sus labios en una sonrisa seductora y, bajo su mirada, separó las piernas y se subió audazmente sobre él, sentándose a horcajadas sobre su cintura.¡Wow!Todo el bar estalló en gritos.—¡Eres la primera que se atreve a montarse sobre el señor Figueroa y bailarle así!Con el velo cubriendo su rostro, la normalmente fría y etérea belleza se había transformado en una mujer
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