Las palabras de Daniel la sacó del pensamiento profundo.—No me lo agradezcas, solo recuerda que me debes un favor.Silvia fue ralentizando sus pasos. Sabía que los favores de Daniel no eran fáciles de devolver, pero estaba segura de que lo haría.—Señor Caballero, puede estar tranquilo. Los favores que debo siempre los pago. Aunque no sé en qué podría ayudarlo, le prometo que cuando lo solicite, me esforzaré al máximo para cumplirlo —los ojos cristalinos de Silvia lo miraron fijamente, decidida y sincera.Daniel curvó sus finos labios hacia arriba. El brillo en sus ojos parecía contener pequeñas estrellas, seductor y travieso a la vez, aunque de cualquier forma se asemejaba a un zorro.Al ver su expresión, Silvia sintió una ligera inquietud, como ondas en agua tranquila.Sin embargo, tuvo la sensación de haber caído en una trampa.Sin poder identificar qué le incomodaba y sin ganas de darle más vueltas, lo acompañó hasta la salida.Después de todo, él le había hecho un gran favor, y d
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