—¿Estás bien? —preguntó Rebecca a su hija cuando esta al fin abrió los ojos—. El médico no tarda en llegar, ¿necesitas algo mientras?Estrella negó con la cabeza. Se continuaba sintiendo mal, pero eso no era algo que se le fuera a quitar con algo que tuvieran en casa, lo sabía bien porque ella misma lo había intentado todo en su propia casa: agua fría, tés, jugos, frutas, galletas, frituras saladas y picantes, incluso una vez tomó alcohol, pero todo la hacía sentir mal, con el alcohol incluso vomitó, así que seguramente nada que su madre le intentara dar funcionaría para ella. Lo mejor era esperar a que el médico llegara y le dijera qué hacer.» Nena, necesitas poner un poco de tu parte —recomendó la buena madre de Estrella llegando hasta ella y tomando su mano, viendo muy de cerca la mala cara de su hija—, sí, lo sé, no es fácil, te sientes tan mal que sientes que no tienes fuerza para poner nada de tu parte, pero te juro que eres fuerte, solo que no lo estás viendo, pero ocupas busca
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