Permitiendo que la pareja se sumiera en su burbuja, Emmet retrocedió algunos pasos, lentos, cautos, hasta que finalmente llegó al muro de ladrillos.Notando aquello, Gael abandonó su lugar en el arcano de poder y con discreción, se acercó a su compañero. Sabía que no era el momento, pero la duda y el deseo por saber lo motivaron a hablar.― Entonces… Lo viste, ¿verdad, cariñito? ―le preguntó a Emmet en un susurro ― Viste algo que no debías ver en ese primer intento, ¿cierto? ―preguntó mirándolo de reojo ―No te atrevas a mentirme, lo vi en tu cuerpo, en el de él ―Emmet, sin apartar la mirada del muro, sonrió.Sí, sin duda su compañero tenía la sangre de un maestro hechicero, era poderoso y sabio, sin embargo, tenía la vena curiosa de los Moretti. Sin duda, haber sido criado por Alastor e Iva había dejado mucho de ambos en Gael.―Sí, vimos algo ―admitió finalmente― ¿Y? ――No te lo diré ―dijo con voz seria, aunque juguetona ―El joven alfa necesita tiempo, debe procesar lo que vio a su r
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