-Quiere tu trasero. -Nunca dijo eso. -Sus palabras fueron "aún no tienen nada que me interese". ¿Y si le gustan los traseros de ancianos? Nos buscará en cinco años, estoy segura. -Para empezar, tener treinta no es ser anciano y para continuar, en el supuesto de que quiera mi trasero, ¿Qué quiere de ti? Yo tosí, pero claramente salió un "vejestorio" de mis labios. -Mi bendición para que lo deje agarrar tu trasero, obviamente. El resto del camino discutimos sobre si era o no terapéutico agarrar su trasero y otras tonterías. Ambos sabíamos que yo necesitaba la distracción porque estar en el territorio del lobo blanco me causaba escalofríos... y no de los agradables. -¿Has terminado con tus teorías sobre Alderik? Yo lo pensé un poco antes de encogerme de hombros. -Creo qu si. Ahora, ¿Me dirás por qué te encuentras absolutamente feliz? Lo había encontrado sonriendo durante todo el camino y estaba un noventa y cinco por ciento segura de que no era por mis desvarios.
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