164. EL PORTAL HACIA MI HIJA
NARRADORAEntre las llamas del fuego mágico y el humo de los pequeños incendios, Edgar lo vio.Ese vampiro estaba muy tranquilo, casi como en un paseo. Movió la mano como quien batía una mosca, y la niebla blanca se abrió en el medio, despejando su camino.—¡Última advertencia! ¡O se detiene, o será asesinado!El general hechicero le gritaba frente a sus hombres, defendiendo ese pedazo de tierra.Pero Edgar supo que había sido un iluso, creyéndose a salvo al llegar a este punto de control.Recordaba el ejército que creó Victoria de la nada; donde solo había polvo y huesos, moldeó soldados. Entonces, ¿qué no haría este hombre que parecía ser la fuente de todo el poder?—¡Atáquenlo con los hechizos supresores!Edgar fue dando un paso atrás y otro, deseando huir, sumergiéndose en las sombras de los árboles.Sin embargo, la tierra comenzó a moverse, parecía azotada por un terremoto, y antes de que cualquier hechizo tocara al vampiro vestido de negro, alaridos espeluznantes rugieron desd
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