NARRADORA“¡¿Cómo pudo detener mi poder?!”Las órbitas salidas de Edmund parecían gritar mientras observaba el arma que brillaba en resplandor negro y dorado.Para empezar, ¿qué tipo de hacha era esa?“Veo que te gustó mi juguetito”, la voz lobuna del lycan con pelaje rojizo, que se elevó en toda su altura, sorprendió al Rey Hechicero.“Es un regalito de mi abuela. Soy su nieto consentido” Fenrir tocó el filo hasta con cariño.Edmund quería gritarle que a él le importaba un comino esa información.“Oh, veo que no aprecias mis buenos modales. Si tienes prisa por morir, por mí no hay problema” Fenrir bufó al ver su cara de comer mierd4.“Se acabaron las presentaciones”, Edmund dio un paso atrás ante la sonrisa retorcida en las fauces de esa bestia.No importaba el tono juguetón y relajado, sentía el peligro vibrando en el aire.“¡Nyx, ¿son estos los malos?!” Fenrir tuvo incluso el descaro de preguntar.La Selenia casi le quiere dar un coscorrón a su tío. Se notaba que estaba disfrutando

NARRADORALas Centurias bajo él se apartaron raudas y sacaron sus lobos de fuego para atacarlo… solo por si acaso, pero luego se dieron cuenta de que era de los buenos.Incluso les pidió hasta disculpas en la mente.Beof localizó a los gemelos y corrió hacia ellos, haciendo vibrar los corazones.— Si digo ahora que tengo un poquito de miedo de los aliados, ¿sería considerado cobardía?—murmuró una de las Centurias a las otras dos.— Si admito que le tengo hasta lástima a los enemigos, ¿sería traición? - la otra le respondió con una pregunta burlona. La tercera amiga solo pensó:«Si confieso que me embarré un poco pensando que iba a ser aplastada por esa bestia, ¿me dejarían buscar una braga limpia?»***** Gabrielle por su parte, se fijó en un portal que se abría aleatoriamente un poco más allá.Allí venía su amor.“Hija, nos vamos de regreso”, le dijo a Valeria, parada a un lado.Cedrick y Aldric estaban en plena competencia de egos… vamos, midiéndose a ver quién meaba más lejos, en

NARRADORAEn un solo movimiento, garras de hielo pasaron sobre su garganta, cortando profundamente, a punto de arrancarle la vitalidad. La sangre salpicó sobre la blanca superficie, manchando de carmín. Pero enseguida el mismo hielo creó una capa y evitó que muriera desangrado; sin embargo, sus cuerdas vocales habían sido inutilizadas.—No te enojes, mi mate… tendremos una eternidad para desarmarlo parte por parte y pieza por pieza… —Nyx sentenció sacando ese lado asesino escondido en cada Selenia.La sonrisa torcida en ese rostro tan hermoso traía la vibra siniestra de la locura de su padre.Subió la mano y solo movió sus dedos, activando runas poderosas que materializaron cincuenta espadas de luz.Aparecieron entre las tinieblas, formando un círculo, brillando con fuerza. Las puntas afiladas apuntaban a Edmund, como una corona de muerte, y ya podía sentir el filo cortando cada trozo de su carne.—¡Sufre solo una parte del dolor que sintió tu hija cuando la usaste como un cadáver

NARRADORAAidan torció la boca bufando. “Maldita sea, Theo, ¡yo también quiero tocar a mi hembra!” Vlad rugió en el interior de Aidan, pero el lobito de invierno ni caso le hizo. Sus ojitos emocionados miraban a su amor, parada frente a él. “Nyx… no, no…” bajó la cabeza pensando con seriedad cómo llamarla. Generalmente, hablaba solo con Aidan y manifestaba sus emociones a través de pensamientos. Vlad fue quien compartió más con Isabella, pero ahora, también deseaba ser romántico y conquistar a su hembra. Nyx se quedó frente a él con la mano picando por acariciar la cabeza con energía de hielo flotando en forma de pelaje. Era tan lindo su Theo. Vlad también le encantaba. “¿Nena?…” la llamó, ladeando la cabeza, no muy convencido. Eso le gustaba a las hembras, ¿no? Aidan bufó al lado y Nyx se tapó la boca para disimular la sonrisa. —Sí, mi mate —la Selenia le acarició el morro con los dedos. Su energía se precipitaba para conectar con la de Theo, chispas doradas salían a unir

NARRADORAChillidos espectrales se escucharon desde el bosque desnudo con los árboles arrancados desde las raíces.Las personas que habían cruzado tenían algo de temor de que esas cosas tenebrosas los atacaran.Pero las figuras sin formas, las altas sombras humanoides, los animales raros que se arrastraban o caminaban con cientos de patas, ni siquiera les dieron una segunda mirada.Todos corrían hacia el barranco y aunque sus caras no se veían, cualquiera juraría que sus expresiones eran de miedo… no, no miedo… más bien… puro terror.Su amo había llegado y estaba de pésimas pulgas.*****Mientras Aldric y sus lycans luchaban y ayudaban a evolucionar, entre sudor y sangre, en el barranco había llegado apoyo.— Hija, gracias a la Diosa que estás bien, nos tenías tan preocupados - lo primero que hicieron Sigrid y Silas fue abrazar a su pequeña en medio de los dos.— Mamá, papá, lo siento por angustiarlos - un nudo obstruía la garganta de Nyx.La mirada de asesinato de Silas fue a dar al