Martina estaba en medio de un permanente. No tenía mucho tiempo, pero Matías rara vez la llamaba para preguntarle si estaba libre, así que pensó al instante en agradarlo, quizás para hacerlo feliz.Ella respondió con rapidez:—Sí, estoy libre.No pudo en ese momento evitar emocionarse, pensando que tal vez Matías quería invitarla a comer.Martina no pudo esconder su alegría.En ese preciso momento, Matías, al otro lado del celular, le dijo:—Si tienes un rato libre, ¿me podrías hacer un favor? Hoy Luna no está muy bien, me gustaría que fueras a su casa a hacerle compañía y hablar un rato con ella.De repente, Martina dejó de sonreír y se sintió un poco decepcionada, pensando: Ah, claro, entonces es por Luna...Apresurada, con un tono preocupado, le respondió:—¿Qué pasó? Voy para allá de inmediato.Matías, con voz dulce, le agradeció:—Muchas gracias, Luna está mal por Marina, no está de ánimo. Necesita que alguien en este momento la acompañe.Martina sintió un poco de incomodidad por
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