—Tiene mucho sentido todo lo que dices. Pero esa cara de la señorita Díaz, y ese cuerpo, ¡son para botar la baba!...Lucía aún no sabía que estaba siendo observada. Ella, siguiendo las indicaciones de Mateo, se esforzaba al máximo para orientar a Regina, la recién llegada.Regina, que permanecía siempre a su lado y sabía que Lucía no se encontraba bien hoy, incluso se ofreció a beber en su lugar.Tenía buena resistencia al alcohol y mucha soltura, por cierto.Aunque Lucía no bebía, Regina podía quitarle muchas responsabilidades a Mateo.Las preguntas que lanzaban los socios, Regina también podía responderlas una por una con facilidad, incluso ganándose la admiración de los colaboradores, quienes no dejaban de halagar a Mateo——Señor Rodríguez, ¿de dónde ha sacado esta vez semejante talento?—Señor Cruz, cuando dice eso, ¿conoce usted el dicho que dice "una buena herramienta en manos ajenas también hace maravillas"? —Regina superó la situación con una sola frase.Se comparó a sí misma
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