Domenico entrecerró los ojos, con voz grave y profunda.Sara no pudo evitar explicarse: —He elegido un colegio, puedo ir allí directamente, sobre los trámites y demás, se pueden hacer después...Mientras decía, un ruidoso movimiento vino de fuera.El mayordomo llamó a la puerta.—Señor, el señorito ha regresado y ha traído a unos hombres con él.Dentro, la expresión de Domenico era tranquila y sin cambios.Solo levantó suavemente los parpados y miró a Sara.Sara se desencajó radicalmente, mostrando unos instantes de pánico, sus labios se volvieron ligeramente blancos.Retrocedió unos pasos, miró a Domenico y le dijo: —¡Papá, por favor, prométamelo, envíeme al extranjero!Domenico examinaba a Sara con una autoridad incontestable.—¿Urso vino por ti?Sara se mostró aprensiva y sacudió inmediatamente la cabeza en señal de negación.Tenía los ojos desviados, pero su reacción forzaba la sospecha.Respiró hondo y forzó una sonrisa.—Papá, hoy estoy un poco incómoda, así que no saldré, volver
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