La respiración de Kogan era agitada, estaba cansado, pero nada que un licántropo alfa pueda soportar, él y su lobo, seguíamos peleando por el control. Cada uno saciaba su apetito sexual hasta venirse por tercera vez esa noche, era la primera vez en sus 9 siglos y medio de vida que se sentía satisfecho. Anteriormente Kogan era un desgraciado con las lobas que estuvo, las trataba como objetos, llegaba al clímax, pero nunca se sentía conforme y de inmediato las tiraba fuera del lugar donde estuviera. Ahora lo comprendía, su pareja era la única que podía llevarlo al borde de la locura y se enojó consigo mismo por no esperarla. Nunca se encariñaba con ninguna, solo era una aventura de una noche, se había mentalizado que no necesitaba pareja después de tanto buscar y nunca hallarla. Se obligó a pensar de esta manera, al ver a sus hermanos menores encontrar uno por uno a su compañera y él seguía sin encontrar a su luna. En el futuro Kogan y Rax tomaron el lugar de su padre como Rey de l
Leer más