Cuando Julio regresó al hospital, se encontró con que Sofía ya había terminado sus trámites para el alta; su cuarto estaba vacío. Entonces se dirigió directamente a la sala donde estaba Diego, y tal y como esperaba, se encontró a Sofía allí.Además de Sofía y Diego, también estaba Antonio.Probablemente había venido de visita porque se había enterado de la situación de Diego.Julio no entró y se sentó en un banco frente a la puerta. No sabía qué podía hacer en ese momento, pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados. Todo esto le hacía sentirse un poco frustrado.Dentro de la sala, Antonio miró a Diego con expresión complicada y le dijo: —No te desanimes, debe haber otra solución.—Sí —respondió Diego con poca emoción.—Pase lo que pase, has salvado a Sofía. Si realmente tienes que pasar el resto de tu vida en una silla de ruedas, asumiremos la responsabilidad —dijo Antonio.Diego frunció el ceño y miró a Antonio antes de decir: —Vale, lo entiendo.No necesitaba que Antonio se res
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