102. La negativa (T2)
Al despertar, el sol se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con una luz suave. Helios la besó en la frente, y luego en los labios, como si aún quisiera saborear lo que la noche les había regalado. El desayuno, preparado con esmero y siguiendo las recomendaciones del nutricionista, era un recordatorio silencioso de los nuevos comienzos, de las promesas de una vida compartida. Helios la observaba mientras comían, y en su mente, no podía dejar de pensar en lo afortunado que era de tenerla a su lado, no solo como su amante, sino como su compañera, su reina.En los días siguientes, su vida continuó con esa mezcla perfecta de pasión y cotidianidad. Corriendo juntos por las mañanas, nadando en la piscina privada, disfrutando de juegos y momentos tranquilos, ambos sabían que el verdadero lujo no estaba en los bienes materiales que los rodeaban, sino en la conexión que compartían.Así, pasó un año, pero a pesar de todas las veces que lo hacían no había indicios de que est
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