Al evaluar el comportamiento indiferente de Carl, parecía que había afirmado su autoridad ante ellos. Al acercarse al grupo, Sherry y Lisa se encontraron con sonrisas fingidas por parte de todos, excepto por Madame Sager, que tenía una distintiva expresión gélida. A pesar de la fría recepción, Sherry mantuvo una sonrisa profesional y presentó el regalo que había preparado para Madame Sager. —Señora Sager, aquí tienes mi regalo para ti. Te deseo un feliz cumpleaños y buena salud. Madame Sager, manteniendo su mirada gélida, evitó el contacto visual, contribuyendo a crear una atmósfera incómoda. Anne, Ron y otros que despreciaban a Sherry disfrutaron de su incomodidad. Frunciendo el ceño ante la reacción de la anciana, Sherry, limitada por las circunstancias, soportó la fría recepción sin ofenderse. De repente, Carl intervino: —Abuela, ¿te fallan los oídos debido a la vejez? —Levantó la pierna de la mesa, creando una perturbación deliberada cuando un adorno se estrelló c
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