—¡Maestra Aida, venga rápido! —dijo Ino, asustada.Aida corrió hacia ella. Ino apenas había aprendido a usar magia curativa y pensaba que tenía problemas para estabilizar a Karma.Pero al colocar sus manos sobre él, Aida se detuvo, sorprendida y molesta.—¿Acaso eres un idiota? ¡Mira cómo estás! Recuéstate para que podamos curarte. Y por cierto… quítate la máscara.—¿Oye, qué crees que haces? —respondió Karma, sorprendido.—Ino, ayúdame a llevarlo al sofá.La Santa, al escuchar eso, se levantó rápidamente.Ino usó sus armas de caos para cargar a Karma y acostarlo en el sofá.—Créeme, ya no la necesitarás cuando estés en esta casa —dijo Aida, refiriéndose a la máscara.La Santa se quedó mirando a Fukushu. Era la primera vez que lo veía sin su máscara.—Vaya… pensé que la usabas porque eras un verdadero demonio. Pero no estás nada mal.Erika abrazó a la Santa.—Me tenías muy preocupada. Dime… ¿qué fue lo que les pasó?—Lo siento mucho, ella... fue por mi culpa… —dijo Karma.—¡No hables!

—Sí señorita Malty, es él. Estamos 100% seguros. Además… tiene el pelo rojo.Malty sonrió.—Bien. Espero que sea él.7045 sintió un pinchazo en el brazo. Pero esta vez… no le sacaban sangre. Le inyectaban algo.Malty, al ver que empezaba a despertar, dio la orden:—¡Todos aléjense y mantengan distancia!Se acercó a él, con voz suave.—No te asustes. Ya todo terminó. Ya no volverás a sufrir nunca más.Esas palabras… eran las que 7045 siempre había deseado escuchar.Al cabo de unos segundos, abrió los ojos. Por primera vez… pudo ver, lo primero que vio fue a su salvadora.No sabía si era porque era la primera vez que veía algo… pero ante sus ojos, ella era la persona más hermosa del mundo. Un ángel.Se levantó por primera vez de la cama. Quería verla más de cerca. Quería tocarla. Quería saber si esto era real.Malty lo abrazó.—Tranquilo. Ya todo pasó. Ya estoy aquí. No permitiré que te vuelvan a lastimar.Al escuchar eso, 7045 empezó a llorar. Quiso abrazarla… pero apenas podía mover lo

La niña gato, al verlo temblando y asustado, se dio cuenta de que dentro de él había miedo, tristeza y dolor. Él… y los semihumanos que estaban ahí… posiblemente habían sufrido lo mismo en laboratorios. Entonces, empezó a ronronear suavemente mientras lo abrazaba.—Tranquilo… descuida. Todo está bien.Seven reaccionó. Su mirada se endureció.—¡Detengan todo, maldita sea! Como nuevo dueño de este lugar… les exijo que se detengan.Malty, al verlo en ese estado, rápidamente sacó su celular. Se conectó a la sala principal y, a través de los altavoces, transmitió un mensaje:—Atención. Les habla la vicepresidenta. Por favor, dejen todo lo que están haciendo y reúnanse rápido en los comedores para escuchar un anuncio importante. Repito: dejen inmediatamente lo que están haciendo y reúnanse en el comedor para escuchar un anuncio importante.—Bien, Seven. Es hora de que vayamos a reunirnos con la dueña de este lugar… para poder comprarlo.Malty abrió un portal. Al atravesarlo, se encontraron c

—Elige un nombre que no tenga números —dijo Seven, algo molesto—. En fin… ¿en serio eres la madre de Luna? Bueno, sin ofender, pero eres algo pequeña. Pensé que eras su hermana.GC 2742 sonrió con suavidad.—Sí, soy la madre de GC… digo, Luna. Mi tamaño se debe a que soy mitad gato casero.—¿Podrías explicarte? —preguntó Seven, confundido.Malty intervino con una sonrisa.—Los gatos caseros son más pequeños que los gatos monteses. Por eso llevan la sigla GC: gato casero. El número indica su orden de nacimiento.Malty señaló a otro semihumano.—Tú, acércate. Ponte al lado de ella y di tu nombre.El semihumano, algo nervioso, obedeció.—Me llamo GM 2743.Seven lo observó. Tenía orejas y cola de gato, pero era casi de su mismo tamaño.—Como puedes ver, él es mitad gato montés. Por eso su nombre empieza con GM. Estos pueden crecer hasta medir casi 1.80 metros. Luna, al igual que su madre, solo pueden alcanzar 1.30 metros. Según con qué fueron fusionados, varía su nombre, tamaño, agilidad y

Ino estaba sola en el hospital, sentada al lado de Mario. Había decidido ir sin Erika. Se dio cuenta de que, en vez de ser una ayuda, Erika sería una carga. Al fin y al cabo, solo era humana. Sus manos eran rápidas, sí, pero no lo suficiente.—¿Qué se supone que debemos hacer? —pensó Ino—. ¿Debemos decírselo?—Yo creo que no —respondió Jubi desde su mente—. Eso podría preocupar a Cecilia… y afectar al bebé.—Necesitamos más poder —dijo Ino, preocupada—. ¿Viste cómo dejaron a Karma y a la santa?—Si abandonas tu humanidad, serás más fuerte. Incluso más que Karma —susurró Jubi.—No lo haré. Lo guardaré como último recurso —respondió Ino, molesta.—No te preocupes, Ino. Cecilia está bien. Solo es un chequeo. Cuando salga del hospital, iremos a celebrar que está embarazada. Podrás comer todo lo que quieras.Mario pensaba que Ino estaba preocupada por el desmayo de Cecilia. No sabía nada de lo que había pasado en su casa.—Sí… vamos a celebrar —dijo Ino, fingiendo una sonrisa.En otro luga