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-Es...ahí vivo- señaló el joven un edificio de más de diez pisos y construcción nueva.

Elliot puso rumbo al susodicho.

Llegando ante la gran puerta de acero detuvo el motor y se lo quedó mirando.

Patryce, evitando sus ojos, prefería mirar a sus manos, las cuales frotaba entre ellas.

Elliot aprovechó que no le veía para aspirar más y mejor su fragancia.

Notó como sus ojos cambiaron.

Por suerte, al alzar la vista el chico habían vuelto a su marrón oliva.

Eso sí, los mantenía fijos en él.

-Muchas...muchas gracias por traerme- dijo Patryce.

-No podía hacer menos- añadió Elliot. Con suavidad estiró una mano para dejarla reposar en el asiento del copiloto. Su idea era algo arriesgada pero necesitaba, aunque fuera con un ligero roce, tocarle.

Despacio, logró estirar los dedos y...

Rozó un poco la piel del rostro del chico, pudiendo ver cómo se tensó. De inmediato retiró los dedos y regresó la mano al volante -Casi te atropello- refirió observandole con la cabeza medio inclinada.

-Pero no...no lo hiciste- repuso el chico.

-Por suerte- apuntó Elliot.

Quedaron en silencio pero siguieron lanzandose miradas entre ellos.

Por fin, Patryce reaccionó y buscó el tirador de la puerta.

-Bu-bueno yo...no quiero entretenerte más...seguro quieres llegar a casa con tu...¿Mujer o novia o...-

Indirecta muy directa.

Al menos eso pensó Elliot.

Y pareció que le hizo efecto a ese lado suyo tan..."Salvaje" pues de repente impidió salir al joven sujetándole del brazo.

Patryce dio un gritito.

Elliot, al ver lo que acababa de hacer, soltó rápidamente el brazo del chico, disculpándose:

-Lo siento- 

Patryce negó con la cabeza diciendo:

-No te preocupes- 

Como un rayo, salió del coche y se apresuró hacia la entrada del edificio.

Las manos le temblaban mientras buscaba las llaves. 

Agarrandolas con ambas, observó cómo le temblaban los dedos tratando de localizar la llave en cuestión de la puerta principal.

Sin darse cuenta, no vio al hombre saliendo del coche.

Tampoco como sin hacer ruido cerró la puerta del conductor.

Ni como empezó a aproximarse hasta él.

No fue consciente de su cercanía hasta que notó una presencia a sus espaldas.

Y se giró.

Las llaves se le cayeron al suelo al mismo tiempo que lanzó otro grito. Ésta vez sí de miedo.

Elliot, con una tranquilidad inalterable, se agachó y recogió las llaves. Luego, con absoluta calma, se las entregó.

-¿Estás bien?- se interesó al ver el estado de nervios en Patryce.

Éste, tragando saliva, movió la cabeza en sentido afirmativo y le quitó las llaves de entre los dedos.

De inmediato le dio la espalda e intentó introducir la susodicha en la cerradura pero...

Unos brazos le rodearon.

Rápido logró esquivarlos viendo como el hombre se lo quedó mirando fijamente.

-Estás temblando y pensé en ayudarte a abrir la puerta- explicó Elliot la mar de tranquilo.

Patryce se mantuvo pegado a la pared de uno de los costados del edificio viendo a éste abrirla.

-Listo- señaló Elliot.

Algo vacilante, Patryce se le acercó.

Evitando que se cerrara la puerta del edificio, el joven sostuvo ésta con una mano y miró a Elliot.

-A lo mejor parezco un idiota pero...me choca que...sabiendo quien eres y...eso pues...no sé...-

-¿Qué no sabes?- preguntó Elliot mostrando una sutil sonrisa -Y con respecto a lo que has mencionado, ni estoy casado, ni tengo novia ni me gustan las mujeres- respondió extendiendo un brazo y apoyando la mano al lado de la cabeza del chico.

Patryce volvió a tragar saliva.

-No...¿No habrás intentado atropellarme a caso hecho para...-

-No, no. Fue totalmente accidental y casual- contestó Elliot sin variar su postura salvo dejándose caer un poco más hacia él.

-Mmm, no sé si...creerlo pero...no me queda de otra ¿No?- repuso Patryce.

Empezaba a perder el temor y la timidez y Elliot lo olía.

Eso era una ventaja.

-Soy de fiar- añadió Elliot moviendo el otro brazo y encerrando entre ambos al joven, quien se dio cuenta de cómo ahora quedó acorralado entre sus brazos y casi tocando su cuerpo con el suyo -Si te pedí acompañarte no fue con segundas intenciones sino porque me sentí mal por casi hacer que te pasara algo por mi culpa- aclaró mirándole fijamente a los ojos.

-Pues...yo te lo agradezco. De verdad- dijo Patryce.

-Ojalá dependiera solo de mí elegir al candidato para ocupar el puesto vacante- repuso Elliot.

-¿Uhm? ¿Có-cómo es...eso...- 

-Por mucho que yo sea el presidente de la empresa he de tener el visto bueno del consejo de asesores y los dejé deliberando- 

Las cejas de Patryce se alzaron denotando sorpresa.

-Yo ya vi al idóneo- refirió dibujando una atractiva sonrisa.

Torciendo la boca en una extraña mueca, Patryce se giró rápidamente ofreciéndole la espalda.

Elliot se apartó de la entrada y se llevó las manos a los bolsillos.

-Perdona si te intimidé- se disculpó.

-No es...no es eso pero...considero que si por alguna razón...me eligieran a mí, no me gustaría tener mucha relación con usted por si...-

-No me gusta mucho que se dirijan a mi en segunda persona aparte de que ahora mismo ambos somos idénticos y no hay rol que respetar-  apremió Elliot.

-Es que yo...le veo como lo que sé que es- añadió el joven.

-A lo mejor no debí descubrirme- repuso Elliot burlón.

-Hizo bien- asintió Patryce -Así sabré que no debo cruzar más allá la línea si en un hipotético caso me eligen a mí como candidato definitivo- 

Elliot empezó a percibir el influjo de la luna por lo que con un giro rápido de cabeza miró hacia el cielo.

Ahora sí que la vio asomar.

Aún podía contenerlo unos cuantos minutos más por lo que regresando la vista al chico, sopesaba si hacerlo o mejor no.

-¿Se...se encuentra bien señor...- 

Elliot se dejó llevar por el deseo y su instinto más que por su racionalidad.

Y se abalanzó a los labios del joven.

La mano de éste soltó la puerta provocando que se cerrara de un portazo.

Con los ojos casi fuera de las órbitas, notó como su espalda fue aplastada conta el cristal de la puerta al mismo tiempo que sintió el peso del cuerpo del hombre reposar sobre el suyo.

Recibía su boca casi de manera voraz. Como si buscara devorarlo.

Hasta que cuando él ya iba a sucumbir y alzaba los brazos para envolver su cuello, Elliot se retiró velozmente.

-Al menos, así si acabas siendo el elegido sabré a lo que sabes y quien sabe, a lo mejor pido que no te elijan para que así no te sea un problema si en un hipotético caso vuelvo a toparme contigo y quiero pedirte una...¿Cita?- habló Elliot.

Dejando mudo y aún en tremendo shock a Patryce, regresó al coche. Se subió y lo puso en marcha.

Antes de irse, se asomó a través de la ventanilla del copiloto desde su asiento para sin dejar de sonreír decir:

-Que tengas buena noche y si piensas salir hazlo con alguien y no vayas a regresar en bus tú solo- 

Reaccionando, Patryce ya iba a reprocharle pero el hombre se alejó a toda pastilla.

Aún con el bombeo en los labios tras el beso que recibió del hombre y algo más "despierto" y "latiendo", abrió la puerta y desapareció tras ésta.

Dejándose caer sobre ella, la pregunta salió como impelida de su boca.

-¿Cómo sabe que suelo volver en...bus?-

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