Al traspasar la puerta de su ático, lo hizo en el momento justo en que la luna estaba en lo más alto del cielo oscuro.
Rápido como el rayo, empezó a desnudarse mientras echaba a andar rumbo a las escaleras.
Sin ropa, subió éstas para en cuanto llegó a su habitación dar un suspiro de alivio.
Allí estaba la silla.
Junto a su cama.
Se acercó muy lentamente hacia ésta mas cuando casi estaba a su lado sintió un fortísimo dolor.
Dando un grito, cayó al suelo sobre manos y rodillas.
-Y ya...empieza- masculló.
Oyó como todos los huesos de su cuerpo crujían.
Sintió como iban partiéndose para entre alaridos de dolor, ver cómo sus manos empezaron a cubrirse de espeso pelo oscuro.
Su espalda se arqueó como la de los felinos hasta que su propia columna vertebral salió por ella.
Su cuerpo iba transformandose dando paso a uno enorme y para nada humano.
Sus piernas se acortaron solo lo justo partiéndose las rodillas.
Alzando la cabeza lanzó un descomunal grito que fue cambiando a un alarido para fi