Capítulo 3: La Conferencia

Nada es fácil en esta vida, quien diga lo contrario entonces que envié la receta, para mandársela a Kiya que estaba con los nervios a tope y la adrenalina al mil, la conferencia estaba por empezar. Los medio de comunicación estaban ansiosos por ver el proyecto de la heredera de la familia Bemberg, también por preguntar sobre la familia Holmberg, esta era la oportunidad perfecta para enterarse de todo lo que había pasado y que tan herméticamente mantenían.

Las 12:30 P.M marcaba el reloj de la puerta principal cuando el acceso fue cerrado, todos los invitados ya se encontraban en el recinto. El show estaba por comenzar, era la primera vez que Kiya Bemberg se enfrentaba a un proyecto de tal multitud.

Lucia hermosa, se había esmerado en acercar su look a la perfección, aunque parezca cruel como Cruella de Vil. Es bien sabido que la opinión pública se fija demasiado en las apariencias.

Una mujer hermosa siempre es más escuchada y ella, aunque nerviosa deseaba que el proyecto tuviera todo el apoyo y respeto que se merecía. Con un vestido ejecutivo Chanel que se ceñía a su cuerpo como un guante y unos zapatos de Siletto tacón doce, se acercó al estrado, en frente de los micrófonos se dispuso a comenzar su presentación.

Todas las miradas recaían sobre ella, era momento de demostrar, de que estaba hecha. Sus padres muy orgullosos sentados en la primera fila, sonreían al ver todo el esfuerzo de su pequeño tormento, su pequeño demonio ahora está enfocada en los negocios, logrando con éxito la presentación del proyecto.

Para Kiya nada era imposible, su sonrisa cautivaba a más de uno. Los reporteros que inicialmente asistieron para obtener información sobre el distanciamiento entre las familias, ahora estaban sorprendidos por la manera en que se desarrollaba la heredera. Si bien era cierto, era un proyecto muy ambicioso, también los resultados superaron con creces lo que se esperaba ver.

Cada vehículo presentado era único, la imagen que su proyectaba era especial, los propietarios estaban extasiados de ver sus coches hechos una realidad, valía la pena, cada centavo que pagaron por ellos. Ahora eran la envidia de muchas personas en la Ciudad y del continente.

Se podía sentir el éxito total de aquel proyecto que ha tenido tan distraída a Kiya, sus nervios fueron desapareciendo poco a poco a medida que el evento avanzaba y la multitud se suavizaba, hasta que un apuesto caballero interrumpió la sala, llegando justo a uno de los espacios reservados en la primera fila.

Como era de esperarse, pronto todos los medios de comunicación prestaron atención, el apuesto y elegante caballero no era otro que Daniel, quien lucía un hermoso traje hecho a la medida color azul con una corbata blanca de seda. Las voces de los periodistas no se hicieron esperar, Daniel Holmberg portaba los colores a juego con Kiya, como si de un matrimonio joven vestida a juego se tratara.

El más sorprendido de todo lo que pasaba era el Sr. Kurt que no despegaba el ojo de su hija que a su vez se mostraba sonrojada al ver a Daniel observándola con una sonrisa coqueta en su cara. Acción que tampoco pasó desapercibido para los medios de comunicación, quienes empezaron a cuestionar la llegada de Daniel y el hecho de que vistieran con todos similares a la heredera.

Aunque Kiya estaba acostumbrada a lidiar con la prensa, en aquel momento sintió un bloqueo que la imposibilitaba a hablar.

-Melody, ¿A dónde vas? -pregunto la Sra. Elena.

-¡Tía! Ayudare a Kiya con la prensa -respondió Melody en voz baja.

-No, que ella lo resuelva -dijo la Sra. Elena muy tranquila.

-¡Por Dios mujer!, nuestra hija no puede decir una palabra. ¿Cómo esperas que controle todo lo que está pasando? -dijo el Sr. Kurt mientras intentaba pararse de lado de su esposa para ir auxiliar a su hija, que se encontraba enfrente y totalmente paralizada por lo que todos preguntaban.

-Tú tampoco vas a ningún lado, así que será mejor que regreses a tu asiento antes de que la que se vaya sea yo -dijo la Sra. Elena.

Vaya esa mujer si sabía controlar a todos y sin necesidad de gritar o usar la fuerza bruta.

-Creo que Elena tiene razón querido amigo, no pueden vivir toda la vida protegiéndola de los medios -dijo la Sra. Irina quien se acercaba a ellos, con una sonrisa que daba miedo. A su lado se encontraba su esposo el Sr. Leandro que previamente fue advertido de no subir al rescate de Kiya.

Los medios de comunicación seguían enfrascados en su ola de preguntas, sin dar tregua a que respondiera por lo menos uno de todos los cuestionamientos que le hicieron. La transmisión que se estaba llevando en vivo, se disparó en cuestión de segundos, todos querían saber que estaba pasando y los internautas llenaron las redes sociales en menos de dos minutos con miles de preguntas.

-¿Ustedes dos se volvieron locas?, ¡es mi hija, la que está allá arriba! –grito el Sr. Kurt molesto. En ese momento se encontraba dividido en dos; por un lado su esposa por el otro lado su hija que a su vez representaba la empresa y todos los intereses familiares.

-¡No! -respondieron al unísono la Sra. Elena y la Sra. Irina (a esto le llamo yo mentes maquiavélicas).

Bruce, que observaba de cerca lo que estaba pasando, subió al estrado para tratar de calmar a los periodistas. Kiya había ganado su respeto desde que demostró no ser esa niña mimada de la que todos hablaban sin conocerla, esa solo era una fachada que le funcionaba muy bien para no descubrir lo que en realidad era. Él se había tomado el tiempo de conocerla y de entender porque apoyaba tanto a su hermana.

-Su atención por favor, su atención. Comprendo que todos tengan muchas preguntas que hacer, pero les invito a que lo hagamos de manera ordenada, de otra forma la señorita Bemberg no podrá responder ninguna de sus preguntas. Por favor, mantengamos la calma y dejemos que termine la presentación, posteriormente llegara el turno de que algunos de ustedes pueda formular sus preguntas -dijo Bruce mientras daba el brazo a Kiya para que se sostuviera.

Nadie esperaba que Bruce saliera al rescate de la princesita, si bien era cierto que las familias eran amigos ellos no tenían mucho en común, en el pasado ambos se trataban pero no se masticaban. Los ánimos de los reporteros fueron calmando poco a poco, lo que Bruce Waas había dicho tenía sentido, no la dejaron responder ninguno de los cuestionamientos, así no podrían obtener la nota principal que tanto ansiaban.

A la medida que los reporteros se fueron controlando con las palabras de Bruce, el Sr. Kurt se empezó a sentir más tranquilo, su pequeño demonio estaba a punto de ser aplastada por los reporteros, pero Bruce la había salvado, eso no lo olvidaría nunca. Por su parte Kiya había recuperado la estabilidad plantándose de frente al micrófono para dar seguimiento a la presentación del último coche, que sin duda alguna fue un total éxito.

A su lado estaba Bruce, quien la ayudaba a lidiar con los reporteros en todo momento. Cada vez que Kiya hablaba, frente a ella alguien estaba sonriente como un tonto y asintiendo en cada una de sus palabras. Daniel Holmberg estaba por completo flechado con esa mujer tan hermosa que tenía delante suyo y para la cual solo tenía ojos (de borrego a medio morir, pero los tenia).

Por otro lado las familias Bemberg y Holmberg estaban sentadas una a lado de otra como en años pasados, los flashes iban de un lado a otro para no perder cada momento. Por fin el momento de las preguntas y respuestas había llegado; como era de esperarse Bruce que se encontraba en el estrado, se hizo cargo para poder controlar la intervención de los reporteros, dando espacio a que todos fueran atendidos de la mejor manera.

-Gracias a todos por su paciencia. Ahora empezaremos con lo que tanto han esperado, las preguntas. Agradecería si las enfocaran en la presentación de este proyecto, sin duda alguna un éxito que se lo debemos a la señorita Bemberg y la cual merece nuestro reconocimiento -dijo Bruce mientras indicaba al personal que diera el micrófono a uno de los reporteros ubicado del lado derecho del salón.

-Señorita Bemberg, este es un proyecto muy exigente. ¿Cómo se le ocurrió? -dijo un reportero.

-Amo los coches, ellos son únicos e irrepetibles, si cada persona pudiera tener uno bajo sus necesidades, la vida sería mejor para todos -respondió Kiya.

-Sin duda alguna una digna heredera del Sr. Kurt y representante de la familia Bemberg, nos queda claro que a partir de ahora, la empresa estará en buenas manos. ¿Has pensado en hacerte cargo de todo? -pregunto otro reportero.

-Por el momento mi padre es el único responsable de las empresas, estoy aprendiendo lo que me sea posible. Como todos saben, llevo poco en este medio y tengo mucho camino que recorrer de la mano de todos los que forman parte del equipo, con su ayuda espero pronto conocer más sobre el mercado. Este proyecto es el primero que tengo a mi cargo, espero que sea apoyado por ustedes -dijo Kiya, mientras buscaba con la mirada a Daniel, que ya no se encontraba sentado frente a ella.

Algo parecía no estar bien, su corazón se lo indicaba, trato de mantener la calma y responder todas y cada una de las preguntas que le hicieron tomada del brazo de Bruce.

Miro a donde estaban sentados sus padres y sus tíos, sentados muy tranquilos en sus lugares. Respiro profundo, por lo menos ellos estaban comportándose de manera correcta. Pero la felicidad le duro muy poco, cuando uno de los reporteros de la farándula, la cuestiono sobre la pelea que ella y Daniel tuvieron cerca de hace año y medio, dando a entender que la separación de ambas familias se derivaba de ese enfrentamiento.

-Señorita Bemberg, soy la voz de los internautas que en este momento están viendo la transmisión en vivo, me gustaría leerle algunas de sus preguntas si me lo permiten -dijo el reportero con uno sonrisa burlona.

Su padre y el Sr. Leandro se voltearon a ver entre sí, conocían de sobra el proceder de esta persona, no se esperaba que nada bueno sucediera, por si fuera poco había perdido de vista Daniel, por más que lo buscaron con la mirada no lo encontraba por ningún lado. Así que decidieron intervenir, aun conociendo las consecuencias por parte de sus esposas.

-No sé qué están tramando, pero esta vez estoy con ustedes -dijo la Sra. Irina.

De las dos era la más sensible a todo lo que pasaba, conocía muy bien las inseguridades de Kiya, sin duda ella fue la más afectada desde la separación de las familias.

-No te preocupes cariño, nos encargaremos de él -dijo el Sr. Leandro.

-¿Acaso no confían en sus hijos? – cuestiono la Sra. Elena levantando una ceja a sus amigos y esposo.

-Si. En quien no confió es en él -dijo el Sr. Kurt mientras señalaba al reportero.

-Gente de poca fe, luego no digan que no se los advertí -dijo la Sra. Elena.

Esta mujer sí que estaba loca, su hija era la que estaba en problemas y no quería mover ni un dedo para ayudarla. ¿Qué estaba pensando? Yo no quiero una madre así, la mía por lo menos me defiende pensó el narrador omnipotente.

Mientras ellos seguían discutiendo, el reportero menciono algunas de las preguntas que los cibernautas, habían escrito en las diferentes redes sociales.

“Señorita Bemberg, ¿Usted es la culpable de la separación de las dos familias? ¿Cómo responde a ello?”

“Kiya, me encantaría verte con Daniel Holmberg, hacen una excelente pareja ¿Qué opinas?”

“Kiya. ¿Este proyecto de verdad fue tú idea o lo robaste de alguien más?”

“Kiya, ¿Te gustaría montar tú propia empresa con Daniel?”

“¿Qué pasará con ambas familias?”…

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