-Se van arrepentir por apoyarlos, nunca los dejare es paz. Vivirán con el miedo de que pueda quitarles lo que más aman –dijo la Sra. Waas, mientras le colocaban las esposas y era fotografiada por la prensa.
-¿Nunca te cansas de tus amenazas? –dijo Melody sonriendo. A pesar de que era su madre biológica, para ella solo era su enemiga, que por muchos años le hizo daño y que ahora estaba empezando a pagar por todo.
-¡TÚ! –dijo la Sra. Waas, al reconocer a su hija.
-La misma, la niña a la que hace muchos años dejaste tirada en un hospital y la que despojaste de todos sus bienes, por tu maldita ambición –dijo Melody con tristeza.
-No eres más que una falsa, como todos ellos. Maldigo la hora en que te tuve –dijo la Sra. Waas con arrogancia. Sabia como hacer sentir mal a Melody y no desaprovecharía una oportunidad para hacerlo.
-Po