Primera Cita

Esa noche, en la que me entregue a Nero, fue maravillosa, lo hicimos varias veces hasta quedarnos dormidos, yo estaba entre sus brazos, no creo haber descansado tan bien como aquella noche.

Por la mañana, me desperté con la luz que se colaba por las cortinas, me frote los ojos solo para darme cuenta de que Nero ya no estaba junto de mí, me alce llamándole en la habitación, justo en el momento en que iba saliendo del baño.

—     Ah, lo siento ¿te desperté? — me pregunto volviendo conmigo a la cama, me beso el hombro y se recostó.

—     Pensé que te habías ido

—     Solo fui al baño — me abrazo a lo que sonreí acurrucándome nuevamente en él—, pensé que podríamos descansar un rato más antes de ir al acuario.

—     Es cierto, es hoy— dije con emoción— Es nuestra primera cita ¡que emoción!

—     No sabes lo feliz que me hace verte así de emocionada— nuestros ojos se cruzaron, yo me sonroje.

—     Nero…— posé una mano sobre su mejilla—, todo lo que dije anoche es verdad, quiero ser tuya, no se que pasa conmigo…no dejo de pensar en ti, la idea que antes me parecía repulsiva sobre formar una familia contigo ahora es una idea maravillosa… lo que quiero decir es que…quiero intentarlo, esto, estar juntos con nuestro bebé.

Nero guardo silencio en todo momento hasta que deje de hablar, luego de medio exponer lo que quería tratar de comunicarle, me abrazo con mas fuerza, beso mis labios repetidas veces y con la mejor de sus sonrisas — la cual por cierto ya adoro— me dijo:

—     Entonces seamos una familia, juntos con nuestro bebé

Un beso más y volvimos a hacer el amor antes de finalmente acceder a abandonar la cama, creo que podría hacer esto todo el día, si no fuera porque cierto frijolito —así lo llame yo— me hace correr al baño, justo estaba ahí terminando de lavar mi rostro cuando me quede viendo en el espejo completo que teníamos junto al lavamanos, me quede viendo mi vientre y luego me puse de perfil, hice un gesto de sorpresa, esa pancita estaba ligeramente mas visible, era rara, había días que se notaba más y otros en los que parecía que no había niño ahí dentro, me emocione mucho y llame a Nero.

—     ¡Nero, ven, ven! — lo llame a gritos así que el hombre llego corriendo

—     ¿Qué pasa? ¿Estas bien?

—     ¡Mira! — me puse de perfil enseñándole ese pequeño bulto— ¡Ya se nota más!

—     ¡Es cierto! — se acerco para ponerse en una rodilla besando mi pequeña panza— Es preciosa, estoy tan ansioso por conocerlo o conocerla.

—     Yo también.

Me incline para besarlo, esa mañana llena de amor me provoco un estupendo ánimo, salimos alrededor del medio día con rumbo al acuario, seguía sin creer que hubiera uno en esta ciudad, aunque bueno, es un lugar muuuy grande así que no sé porque me sorprendía el hecho. Yo iba cual niña pequeña emocionada, en todo momento camine sujetando la mano de mi pareja; recorrimos cada una de las salas hasta que llegamos a donde yo quería estar: el área de las nutrias, en verdad amo a esos animales.

—     Que preciosas son— estaba tan emocionada que me brillaban los ojos.

—     Tengo que ir al baño, esta cerca de aquí, no me tardo — Nero beso mi mejilla antes de irse

—     No tardes, amor — dije y con tan solo decirle amor, el hombre se fue sonriendo como tonto.

Apoye mis manos en el barandal para seguir admirando de esos hermosos animales, inclusive admire a una que llevaba consigo a una nutria bebé, la cargaba así como la llenaba de cariñitos, no pude evitar imaginarme en algún momento así con mi bebé, esperaba que se pareciera mas a su papá que a mí, ojala tenga esos bellos ojos que él tiene; tan sumida estaba en mis pensamientos que no me di cuenta cuando volvió a mi lado, nuevamente beso mi mejilla y puso frente de mi un peluche con forma de nutria.

—     Para ti, mi amor— me dijo con voz dulce.

—     ¡Es encantador! — lo tome de inmediato y me gire hacia él.

—     Me alegra que te guste, prácticamente se lo robe a un niño— Me confeso

—     ¿Qué?

—     Un niño lo había visto primero en la tienda, pero yo lo tomé primero, se puso a llorar, pero me fui rápido de ahí, quería que lo tuvieras tú

—     Eso es lo mas lindo y criminal que alguien ha hecho por mi — le dije aguantando la risa.

Continuamos con el recorrido, cerca de las tres de la tarde nos retiramos del acuario y fuimos a comer juntos a un lugar nuevo de estilo italiano que Nero me dijo que le habían recomendado.

—     No habrá sido la horrenda esa.

—     No te pongas celosa, eres la única mujer para mi — tomo mis manos y las beso— aunque si soy sincero, me gusta que te pongas celosa

—     Eres raro Nero Menegroth — le saque la lengua

—     Eso no debería sorprenderte, eso mismo me dijiste cuando nos conocimos formalmente

—     Cierto, quien diría que ese raro que dormía en escaleras y salones me iba a embarazar — dije entrecerrando los ojos

—     Me gustan las emociones fuertes.

Reíamos y la comida transcurrió de lo más agradable, platicábamos de cosas sobre ir en nuestro próximo descanso a elegir ropa para el bebé, el color para las paredes de su habitación, aunque aquello iba de la mano con la idea de conseguir un departamento mas amplio y tal vez en una zona mas bonita de la ciudad pero que se ajustara dentro de nuestros presupuestos, así mismo tomamos la decisión de si hablarle al hombre que me había abordado en el trabajo, aunque claro, Nero siempre iba a estar conmigo.

—     Podre presumir que mi novia es famosa — dijo él con cierto tono de broma

—     Vas a ser quien cargué mi bolso y al bebé en las premiaciones— respondí con el mismo tono

—     Tratare de ponerme mis mejores ropas, las del mercado de pulgas

—     Si son esos pantalones negros horrendos que tienes en el closet, primero los quemo — afirme y él empezó a reír

—     Pero si son de diseñador

—     Pero no son tu talla, pareces vagabundo con esos pantalones.

—     Que cruel mujer tengo, tendré que irme ahora a la sección mas fina de ropa en el segunda mano— se puso la mano en el pecho haciéndose el sufrido

—     Si o no te llevare a las alfombras rojas — asegure

Nuevamente se hizo el sufrido, me encantaba como podía hacer esos gestos con facilidad, aunque al final la risa siempre le terminaba ganando.

Sin duda fue una maravillosa cita y el comienzo de una vida que siempre anhele tener, nada podía salir mal en todo esto o eso pensaba yo.

Era martes por la mañana, Nero estaba en el trabajo y yo había pedido el día, quería sorprenderlo con el almuerzo, asi que Sali de casa con rumbo al hospital, el día estaba soleado, estamos en pleno otoño que aquí sigue pareciendo verano, asi que opte por caminar ya que no estaba tan lejos de casa, me puse un vestido color rosa pastel para la ocasión, como era caído se amoldaba bien a mi pancita en crecimiento, iba tan feliz que no me di cuenta que estaban llamándome hasta que una mano conocida me tomo del hombro obligándome a voltear y sentir un temor inmenso.

—     Dalia, vengo llamándote por dos cuadras ¿Eres sorda o qué? —  

Frente a mi estaba Louis, hablaba pero yo no escuchaba nada, un terror inmenso se apodero de cada centímetro de mi cuerpo y solo pude poner lo brazos frente a mi vientre, no quiero que vaya a dañarme a mi o a mi hijo, quiero morir del miedo, por favor Dios, no dejes que dañe a mi bebé 

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