Capítulo Nueve: Lapso de tiempo.

—¿Es aquí?—  Señaló la casa de Lucy.

— Sí, te dije que no teníamos que venir en auto, su casa está solo a unas calles de la mía— rodé los ojos y bajé de su automóvil.

Me había duchado, cambiado de ropa y maquillado, estaba como nueva, eran las cinco de la tarde, a esta hora los padres de Luciana aún están en sus trabajos.

Miré de reojo a Christopher, alisaba su traje como si fuese a hacer aparición en algún reality show. 

— Alto ahí— Frené con la palma de mi mano.

— Yo hablaré con ella primero y, después te llamaré si— asintió con la cabeza jalando la parte baja de su traje.

Entré a su porche y toqué la puerta. Detrás pude escuchar sus pasos, abrió está con una sonrisa la cual desapareció al verme. 

—¿Qué quieres Andrea?

— ¿Puedo pasar?— pregunté cruzándome de brazos. 

— Depende, ¿vienes a tratar de convencerme de esa idea estúpida?

— Luciana, no es una idea, es la realidad por favor déjame explica...

— Vete Andrea, entiendo todo por lo que haz pasado pero, ¿mentirme de esa forma para tapar tu amorío con ese hombre ha llegado demasiado lejos.

¿Amorío? No no puede creer, tiene que saber la verdad.

— ¡Mi profesor es un lobo te estoy diciendo la verdad!— Grito desesperada, los ojos mieles de la castaña se abren con sorpresa y arrebato.

— Los vecinos escucharán tus disparates, vete por favor— luce verdaderamente molesta. En este punto estoy aguantando las lágrimas, ella jamás me ha gritado ni echado, es lo único que tengo.

— Entonces no me queda de otra más que mostrarte—  me doy la vuelta y bajo el par de escalones.

— ¡Christopher!— Lo llamo esperando que aparezca. De reojo veo como Luciana se cruza de brazos y levanta una ceja. Está cabreada, la conozco y si no hago algo ya, es capaz de matarme por traer al que se supone que es mi profesor de Filosofía.

Dejó salir a la aire que tenía contenido cuando su presencia se hace visible. 

— ¡Esto es estúpido Andrea! ¡¿Qué hace él aquí?!

— No te preocupes yo me encargo— Christopher pasa a un lado de mí y en unos cuantos pasos llega hasta a mí amiga, abro la boca y me quedo embalzada al observar como la levanta en su hombro y mete a la casa.

— ¡Ayuda este cabron quiere secuestrarme y mi amiga lo está incu...

La puerta se cierra y corro dentro, miro a los dados asegurándome de que nadie ha visto o escuchado algo. Para mí buena suerte es así.

Christopher deja a Luciana en medio de la sala, su mirada en estos momentos podría decirse que es de una asesina serial.

Él por su parte empezó a, ¿quitarse la ropa? Quedó solamente en boxers dándonos a ambas una vista excepcional. Luciana estaba por  replicar cuando se escucha un gruñido y previamente es como si todos los huesos del hombre que se estaba convirtiendo en una bestia, se rompieran. 

El rostro de mi amiga se desfiguró por el temor. Segundos después un enorme lobo negro estaba parado de cuatro patas, respiré profundo y me acerqué, era la segunda vez que miraba a Christopher convertido, no es como si la primera hubiese sido la mejor. Titubeé un poco al querer tocarlo, sus ojos me observaron con una pizca de amor, de dulzura, sonreí y me puse de rodillas acariciando su cuello, el cual no lograba rodear con mi brazo.

— No puedo creerlo—  Exclamó la castaña aún sorprendida.

— No te hará daño Luciana, él, bueno es un tanto complicado— bufé cambiando la atención al techo buscando las palabras correctas en mi mente.

—Es mi mate, prácticamente mi media manzana— no me gusta la naranja ni siquiera para dichos.

—Es un, es un ...

— ¿Lobo?— Agregué, está asintió con la cabeza.

— Nah, más bien diría lindo gatito—  reí bajo, un gruñido molesto llenó la habitación.

— Ya puedes cambiar Christopher, necesito hablar con Lucy— el lobo retrocedió los pocos pasos que el área le permitían y volvió a su forma normal, con el pequeño detalle de que...

— Santa madre de Dios—  abrí mi boca indignada por el comentario de la chica cual atención se había puesto en el, amiguito de Chris. Que para ser honesta, ¡esa cosa no podía ser humana! Por instinto me puse frente a él tratando de cubrir su desnudez.

— Vístete— Mascullé enojada.

—Esto debe ser un sueño, él, él—  señalaba al hombre detrás de mí, rodé los ojos y me encogí de hombros.

—Siempre te dije que los cuentos de hadas no eran puro cuento.

***

Solemos cuestionarnos sobre varias cosas, por ejemplo, si hay vida en Marte, si los fantasmas existen, si el monstruo del sótano es real o no. Pero nunca nos cuestionamos el porque existieron desde mucho antes todos esos "Mitos, leyendas y cuentos".

Hace poco solo pensaba en lo sensacional que sería vivir dentro de uno de mis libros favoritos, el conocer o convivir con seres que, para muchos son inexistentes, sin embargo lo que aveces lo inexistente también existe.

— ¿Puedes esperar afuera?— trate de hacer una carita de perro faldero pero no sé si funcionó.

— ¿Segura?, ¿y si te salta encima?- se burló.

— Yo me encargo- hice una seña para que saliese. Necesitaba tiempo a solas con Lucy, sabía que Chris no se iría lejos.

Caminé hasta la sala y tomé asiento esperando que ella hiciese lo mismo.

— Esto es una locura- su ceño estaba levemente fruncido y negaba con la cabeza.

— A mí también me costó al principio debo admitirlo, Luciana, Christopher es, mi pareja por así decirlo.

—¿Cómo puedes decir eso sí ni siquiera lo conoces?- Espetó.

— No sé trata de ello, es algo más fuerte de lo que puedo controlar, esto va más allá de la realidad, estaré con él porque ese es mi destino— atribui, durante mucho siempre creí en el destino, y cuando deje de hacerlo me quedó más que claro que este tenía un plan diferente para mí 

— ¿Y si te hace algo? Insisto no conoces nada sobre él.

— ¡Quiero conocerlo!- elevé mi voz,  un suspiro entrecortado salió de ambas.

— Voy a irme.

— ¡¿Que?! Oh no, tú no te irás sin mí— se puso de pie de un salto y pro primera vez en mucho los ojos de Luciana se cristalizaron.

—Sé que me comporte como una idiota pero, Andrea eres mi mejor amiga y estás muy equivocada si crees que irás sola a Dios sabe dónde con ese cuero de hombre— una sonrisa apareció en mi rostro, me puse de pie y la abracé. 

— Entonces creo que tendrás que decirle a tus padres que te invite a unas vacaciones ha Gran Bretaña.

— Te perdono pero con 

una condición— me crucé de brazos esperando a que hablara, según yo ya me había perdonado.

— Convence a tu hombre para que me ponga diez al final del semestre— abrí mis ojos con sorpresa he indignación.

— ¿Qué? ¿Cómo crees que haré eso?

— Pues te acercas le das unos cuantos picos y ya— se encogió de hombros. 

Soltamos una carcajada, Luciana siempre sacaba provecho de las cosas.

Una vez terminamos la charla, me despedí de ella, sus padres no tardarían en llegar. Christopher estaba recargado en su auto con una sonrisa de lado. Tenía muchas cosas que hablar con él y mi empleo era una de ellas.

— ¿Qué le parece tan gracioso profesor Conrad?

—Sube, iremos a tu casa por tus cosas.

Fruncí el ceño, ¿qué quería decir con eso?

—¿A qué te refieres?

— Eres mi mujer Andrea, desde ahora estarás conmigo en mi departamento.

Y pude jugar que los ojos se me salían de la cabeza...

¿Estará lista Andrea para tomar su lugar como Luna de la manda WINTER?

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