Capítulo Cinco: De las Greñas.

Me remuevo por la incómoda posición en la que me encuentro. Abro los ojos sintiendo una pequeña molestia en la cabeza. Inmediatamente las imágenes de lo sucedido me golpean. ¿Fue un sueño? Por un momento quiero pensar que es así pero al darme cuenta que hay un brazo alrededor de mi cintura y alguien respirando detrás de mi oreja borró esa opción.

Con fuerza me pongo de pie separandome de lo que me tenía retenida, la imágen de un hombre despertando es lo primero que ven mis ojos.

— ¡Ayuda!— Grito recordando quién es y que es. Me doy la vuelta para salir de mi casa pero una vez más siento sus brazos rodearme la cintura. Parpadeo desconcertada por la sensación tan abrumadora que me embriaga estando cerca de él.

—Shh, tranquila no te haré nada Andrea- trago saliva nerviosa.

 —Ahora te soltaré, y nos sentaremos ha hablar tranquilamente porque hay muchas cosas qué debo explicarte y no podré hacerlo si te desmayas de nuevo, ¿entendido?

Y no se porque pero asiento con la cabeza. Poco a poco su agarre se debilita permitiéndome quedar libre, me doy la vuelta y tengo que levantar la cabeza para poder verlo bien. Este hombre debe de medir más de metro ochenta.

— Tu eres un...

—Lobo, licántropo, hombre lobo, bestia, tengo muchos nombres Andrea- su seriedad causaba escalofríos en mí.

 —¿Siempre eres así de serio?

—Digamos que la vida me hizo así- mordí mi labio inferior conteniendo mi ansiedad.

— ¿Y bien?- me hizo una señal para sentarnos de nuevo en la cama. 

Me apresuré a irme hasta la esquina, quería estar lo más lejos posible de ese hombre. 

— ¿Cómo es que tú eres uno de esos personajes que tanto amo leer?- solté sin pensar mi pregunta.

Él suspiro y se sentó en una esquina de la cama.

 —No sé de qué personajes hablas, lo único que sé es que el destino te puso en mi camino, espero, no demasiado tarde, eres mi pareja de vida mi...

—Sí sí sí, ya se, yo soy tu mate la cónyuge que la diosa tiene destinada, Luna de alguna manada alejada de la civilización. Sin contar los problemas que tienen con sus enemigos, vampiros que en su mayoría se debe a problemas del pasado.

Callé por un instante al notar su mirada desconcertada.

-— Bien parece que sabes algo de esto, en fin, el único punto aquí es que tú eres mía.

Suspiré y recargué mi cabeza en la pared.

- No puedes hacerme esto, ¿por qué ahora?

- Creeme que si hubiese sabido que te encontraría aquí, hubiera llegado mucho antes Andrea, sin importarme que fueses una niña- su declaración me desconcierta a tal grado que no se que hacer. 

—¿Tanto te importo?- Levantó la mirada para verlo fijamente. 

—Sin ti moriría, ahora que te he encontrado, si me rechazado me debilitaré—  Bufo cansada y cubro mi cara con mis manos.

— ¿Y qué se supone que debo hacer ahora? ¿amarte?

Me incorporo hasta quedar a lado de mi profesor, este lanza un suspiro cansado y toma una de mis manos acariciándola.

— Estoy diseñado para amarte, y pronto tú lo estarás también, hay una conexión de alma que nos une, siento tus emociones, veo el tus ojos lo diferente que eres a las demás.

— Yo, necesito tiempo.

 —Tu rechazo se siente como estacas en el corazón, pronto nos necesitaremos mutuamente, cuando llegué aquí así como mi alma quedó ligada a la tuya, todo tu ser, está ligado al mío. 

 —Quieres decir que...

— Si estamos separados dolerá incluso respirar.

— Quiero estar sola por favor- susurré con la cabeza baja. Él se puso de pie, no me atreví a mirarlo, solo escuché sus pasos alejarse, la puerta cerrarse y mi pecho oprimirse.

Todo lo que había pensado, creído, razonado, ya no estaba en pie. Siempre me cuestione por mi destino, durante mucho deseé que alguien me rescatará del hoyo en dónde me había metido. Esa persona nunca llegó. Y ahora qué trato de rehacer mi vida, está aquí, dispuesto a todo por alguien que no conoce, dispuesto a todo por una chica que aparenta estar bien cuando en realidad está destruida.

Ahora me pregunto, ¿yo estoy dispuesta a todo por él?

[...].

- ¿Por que estás tan seria Andrea?- Me preguntó Luciana con la boca llena.

- No es nada, realmente solo pienso- se encogió de hombros y continuó comiendo. Yo la verdad no tenía nada de hambre, al contrario tenía el estómago revuelto.

- ¿Cómo están las dos chicas más sexys del campus?- rodé los ojos y le di espacio a Brayan para que se sentará con nosotras.

- ¿Y bien? Nunca vienes con nosotras al menos qué quieras algo en especial- me crucé de brazos. El castaño hizo una señal de ofensa.

- Que el gato te coma la lengua, yo sé solucionar mis propios problemas.

- Si como no, ¿que quieres Brayan?

- Necesito darle celos a Marleny, y una de ustedes me va ayudar.

- Paso, tengo entrenamiento y voy retrasada- abrí la boca indignada cuando Lucy tomó sus cosas y se fue giñendome el ojo.

- M*****a- masculle.

- Vamos Andy, eres mi amiga desde...

Se quedó callando pensando en la fecha en que lo conocí.

- Tres meses Brayan- bufe, dice ser mi amigo y ni siquiera recuerda cuando nos conocimos. Que por cierto ese día no fue tan lindo de recordar.

Estaba en el campus cuando un balón de fútbol americano me dió en el hombro haciéndome caer. Brayan se disculpó toda la semana, es un chico muy carismático, nunca se toma las cosas enserio y dudo que una relación sea la primera.

- ¿Qué no se supone que Marleny tiene novio?- Levanté mis cejas.

- No me mires así, además de que está loca por mí, ella me lo dijo, solo necesito un incentivo para que termine con Orlando- Suspiré, aún faltaban veinte minutos bosta que el descanso terminará, podría ayudarlo o mandarlo al diablo.

- Está bien, te ayudaré pero que sea rápido- señalé mi reloj con un dedo.

- Gracias hermosa, te debo una.

Acto seguido planeamos una, estrategia para según esto, darle celos a la pelirroja. 

Brayan y yo pasaríamos muy cercanamente frente a ella.

- ¿Lista?- me preguntó cuando estuvimos frente a Marleny y Clara su mejor amiga. 

- Vamos-. Murmuré fastidiada.

Pasamos lentamente a lado de ella parandonos frente una mesa, Brayan hizo caricias en mi cabello mientras trataba de sonreír y meterme en el papel.

Que mala actriz soy.

De reojo notamos que sí, teníamos toda su atención, sonreímos victoriosos y cuando estaba por separarme he irme, pasó lo que menos pensé que pasará. Brayan me tomó de la cintura y me besó. 

Ave María purisima, me quedé helada sin corresponderle al beso. Cuando se separó aún estaba en shock, tanto que no me dí cuenta cuando la pelirroja oxigenada me empujó dándome una cachetada.

- ¡¿Cómo te atreves a besarlo?!-gritó llamando la atención de todos.

- ¿Cómo te atreves a golpearme estúpida?- Una de las cosas que jamás permitiría en la vida una vez mas, es que me humillen en público.

- Eres una p**a resbalosa- y esa fue la gota que lleno el baso, levanté la palma de mi mano y le di otra bofetada más fuerte a la que había recibido.

- Andrea- giré al ver a Luciana llegar y aventar su mochila.

- ¿Qué haces aquí?- pregunto.

- El entrenamiento se canceló.

- Con mi amiga no te metas- Cuando Clara estaba por impactar su puño en mi pómulo, Lucy fue más rápida jalándola del cabello. 

Marleny hizo lo mismo conmigo.

- ¡Hija de la gran p**a sueltáme!

- Mi madre no era ninguna p**a, perra- levanté mi rodilla golpeándola en el abdomen.

Antes de que todo se saliera de control sentí como me jalaban de la cintura separándome de ella.

Me removía rabiosa, quería romperle la boca a esa víbora.

- Tu estúpido enamorado fue quien me besó para darte celos, haber porque no le dices a Orlando que solo lo quieres por su dinero pero en realidad a quien amas es a Brayan.

- ¡Eso no es verdad!- Brayan tenía sujeta a Marleny mientras me pedía perdón con la mirada. Todos en la cafetería estaban como expectadores y uno de ellos era su novio.

Sin embargo quién tenía la boca abierta era Luciana, está mirada atrás de mí. Fue el momento que me preocupé por saber quién me tenía sujeta. Tragué saliva y giré mi cabeza viendo unos ojos azules perforarme el alma.

- Hola- dije sonriendo. 

Christopher me miraba serio. 

- M****a- susurré al escuchar el grito del director.

Estás en serios problemas Andrea Ramos.

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