CAPÍTULO DOS

“Tengo hambre, y lo que me quiero comer apenas lo conozco”

AURORA

—Es increíble como la literatura ha existido desde años tan remotos en la antigüedad hasta la actualidad, y seguirá existiendo hasta el final de los tiempos, porque la escritura, siendo una necesidad de expresión humana, nunca va a dejar de ser un medio por el cual podremos compartir al mundo nuestro arte en palabras. — me muevo libremente por el aula finalizando la clase con esta conclusión — Los textos literarios más antiguos que nos han llegado datan de siglos después de la invención de la escritura. Muchos textos se transmitieron por tradición oral durante siglos, antes de que fueran fijados mediante la escritura, por lo que son difíciles de datar.

Realmente amo enseñar, y lo mejor es lograr que tus alumnos te escuchen y les interesen tus clases, es una satisfacción personal que me i***a a realizar más estrategias para seguir consiguiendo su atención completa.

— Bien, terminamos por hoy — todos miraron la hora porque no lo creían — para la próxima clase quiero que busquen un escritor que utilizaba la tradición oral y realicen un ensayo sobre el, pasen feliz día — me despido y ellos hacen lo mismo mientras van saliendo.

Cuando estoy recogiendo mis cosas para irme se me acerca uno de las mejores estudiantes que he tenido, su nombre es Kaya, es muy hermosa y tímida, por eso me sorprende que me invite a su cumpleaños que será el siguiente fin de semana, acepto encantada, invitare a Jess para que valla conmigo y también que compremos juntas el regalo.

Estoy saliendo de la universidad cuando un chico con cabello anaranjado llama mi atención atención, enfoco mejor mi vista y me doy cuenta que es mi vecino, me escondo detrás de una columna para acechar como una acosadora, pero solo se ve cuando se monta en un Audi blanco y se marcha, no se si se fue con alguien, ¿Qué hacía aquí? dudo que estudie aquí, ¿Y si vino a buscar su novia? ¿Por qué eso debe preocuparme?

Hoy tengo cita con una buena ginecologa que Jess ha conseguido en el hospital donde ella trabaja, así que he ido a mi apartamento, me he cambiado ropa, me puesto un vestido veraniego hasta la rodilla, sin mangas, unas zapatillas de tacón bajo, amarradas hasta un poco debajo de la rodilla y para completar, me he dejado mi largo pelo suelto, con sus ondas naturales que me cubren toda la espalda, me siento libre así.

Llego con tiempo de sobra y aprovecho para reunirme con mi amiga en la cafetería del hospital, le cuento sobre lo de ir al cumpleaños, por supuesto que acepta y quedamos en ir a mitad de esta semana a comprar el regalo y unos vestidos para nosotras.

Ella me quiere acompañar hasta el consultorio de la doctora, pero se le presenta un imprevisto y tiene que salir a atenderlo, así que ella me explica donde está.

Llego al consultorio, la secretaria em indica que puedo entrar de una vez, que no es necesario tocar, ya que me esperan, así que entro sin problemas, pero me quedo frizada porque parado delante de un impoluto escritorio no hay una mujer asiatico, como me explicaron, sino mi vecino el pelirrojo.

— ¿Edan? — mi voz hace que dirija rápidamente su sensual mirada hacia mi. Sus orbes verdes hacen que quede hipnotizada viendolos.

— ¿Aurora? — me mira ceñudo, revisa una hoja que tiene delante — ¿Qué haces aquí? 

— Vine a una consulta — digo avergonzada.

— ¿Conmigo? — ahora está sorprendida.

— La verdad, no — me rasco la nuca — al parecer estoy en la oficina incorrecta.

Un brillo peligroso pasa por sus ojos, se acerca a grandes zancadas a mi, como si quisiera aprovechar una oportunidad, yo retrocedo tanto que quedó pegada a la pared.

El se pega a mi, ni un centímetro hay entre nosotros, ni el aire podría pasar, tengo la cabeza bien subida viéndole a los ojos, entre nosotros se siente una atracción extraña, inevitable, difícil de ignorar.

— No se que me pasa contigo — pone su mano en mi mejilla y la calidez que esta transmite hace que me arrime a ella, ¿qué está pasando? Yo no conozco a este hombre — Perdón — se aleja rápidamente al ver cómo se comportó — De verdad disculpame, no se que me pasa.

— Doctor — entre la secretaría apurada— disculpeme señorita, debí preguntarle el nombre, perdón — dice lamentándose — la Doctora Wang está aquí al lado, disculpe Doctor por la equivocación.

La sigo avergonzada por la situación incómoda que se hizo al final, pero puedo decir que se veía adorable disculpándose.

Me obligo a tranquilizarme cuando ya estoy a la doctora que si tengo mi cita, es muy amigable, agradable y me calló muy bien, su profesionalidad es impecable, me hago los chequeos que se necesitan, y salgo una hora después, prácticamente huyendo del lugar.

Si, estoy evitando encontrarmelo a todo lugar.

Cuando llego a mi edificio, tomo el ascensor en una nube de recuerdo, pero antes de que se cierren las puertas, una mano las detiene, y entra a este junto conmigo el chico pelinegro que me dejó fascinada ayer.

Oferta dos por uno y no lo sabía.

Tengo que encontrarme con los dos chicos que me quitan el aliento el mismo día, y más si el anterior me dejó con la piernas temblando.

— Que agradable casualidad — dice nada más al verme, yo solo le sonrió.

El se coloca frente a mi, me mira intensamente y me es inevitable quedarme embelesada viendo sus hermosos ojos color pradera.

Ellos tienen el mismo color de ojos, pero sus miradas son diferentes, mientras que el pelirrojo transmite tranquilidad, la del pelinegro que está mirando ahora es pura sensualidad e intensidad.

Este no es como el anterior, el inmediatamente como si fuese un imán al hierro, se pega a mi, coloca una de sus manos en mi mejilla con los dedos rozando mi cuero cabelludo y la otra en mi cintura para pegarme a él.

Nos quedamos mirando atraídos por una fuerza invisible que evita que nuestros ojos se despeguen, acompañados de un sentimiento indescriptible el cual me hace sentir viva y como con el pelirrojo, como si hubiese encontrado algo que llevo mucho buscando, esto es muy extraño.

Sus ojos están adornados por unas espesas pestañas negras que cualquier mujer envidiaría, al compás de unas cejas perfectas, su nariz griega bien proporcionada, que hacen conjunto con una boca de labios carnosos listos para ser besados.

Nos vamos acercando como si de la ley de atracción estuviese encima de nosotros, difícil de evitar dada la posición donde estamos, demasiado cerca para evitar lo inevitable.

Sucede

Nos besamos

Unimos nuestras bocas y al tocarse la sensación de mi cuerpo se vuelve más fuerte, siento que algo estalla en mi pecho y un extraño hormigueo recorre todo mi cuerpo, me siento plena, me siento… siento tanto que no sabría explicarlo.

Es como si después de tantos años volvieras a comer tu plato favorito, la sensación de añoranza, este beso se siente así, como si hubiera recuperado algo de lo que me privaron por mucho tiempo.

Suelto un gemido sin evitarlo y mi acompañante aprovecha para profundizar el beso, inclina mas mi cabeza, nuestras lenguas danzan con la mejor sinfonía, coloco mis manos en su cuello, subiendo una para tocar su cabello negro y comprobar que no solo es brillante sino extremadamente suave, duraría horas solo tocando su pelo.

No sé si duramos minutos u horas, pero el oxígeno nos reclama y tenemos que romper tan maravilloso, excitante e hipnotizante beso, podría decir que es el mejor que he tenido en mi vida, pero el sonido del ascensor llegando a mi piso hace que frene de golpe y salga como alma que lleva el diablo a mi apartamento, sin mirar atrás, entrando sin problemas ya que el no me ha seguido.

¿Qué diablos me pasa?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo