7. La mejor suegra.

PDV. Elena

    Estamos disfrutando en la piscina del hotel JW Marriot Grand lakes en Orlando, sorbo a sorbo disfruto de mi piña colada que está genial, mi suegra a mi lado acostada se toma una cerveza y brindamos.

    – ¿Cómo está Aston querida? cada vez lo noto más distante, poco nos llama y cuando nosotros lo hacemos siempre está ocupado.

Sabía que no me iba a escapar de esta conversación.

    – Bueno está tan ocupado que la mayoría de las veces no lo veo llegar de noche. – dije sinceramente.

    – ¿Y todo está bien con ustedes? tú sabes que nosotras las mujeres y más las madres tenemos un sexto sentido, puedes hablar con confianza, sabes que te queremos mucho.

     Me sonrío y pienso que tengo la mejor suegra del mundo. Sin embargo, con las suegras siempre hay que escoger el camino más político.

    – Adela, tú sabes que yo los quiero muchísimo también, pero entenderás que no es lo más cómodo hablar con mi suegra sobre su hijo.

    – Ay Elena por favor – me reclama en su forma única latina como yo – yo no soy ciega hija. Tu mirada ha cambiado tanto y yo crie a mi hijo para que sea un caballero, quiero saber si sigue siéndolo.

La noto sincera y de verdad preocupada por nosotros.

    – Bueno Adela, así como está con ustedes está conmigo, casi no conversamos y cuando lo hacemos la mayoría de las veces es para discutir. – No puedo evitar se me llenen los ojos de lágrimas.

    – Imagínate que desde que nos fuimos, hace casi seis meses, este fin de semana que pasó por primera vez nos sacó a pasear a un río. Y de paso me discutió que él no sabía lo que íbamos hacer aquí, ni los parques que vamos a visitar.

– Pero si le enviamos el itinerario por el grupo de W******p – respondió extrañada.

– Eso fue exactamente lo que yo le dije y me respondió que él no tiene tiempo de ver mensajes de W******p, que debí habérselo dicho personalmente, pero resulta que tampoco lo veo y la mayoría de las cosas se las debo decir por W******p para no llamarlo mientras trabaja.

    – Ay tesoro, yo no quiero entristecerte en tus vacaciones, pero ahora están tan lejos y con tanta diferencia de horario que nosotras tampoco hemos hablado mucho. Será que se está adaptando al nuevo trabajo, dale tiempo.

    – Si Adela, puede ser eso – respondo para dejar el tema hasta ahí.

   Doy un largo sorbo a mi bebida para pasar el nudo que se formó en mi garganta. Adela se va a ayudar al señor Aston quién está corriendo detrás de Paula.

    – Quédate ahí, nosotros nos encargamos, además te hice una cita en el spa.

    – Te Amo, eres la mejor – Le grito – necesitaba que me consintieran, pensé. – gracias Dios dije mirando el cielo.

   Media hora después, en el spa me dan un masaje que casi me quedo dormida, me desperté cuando me trajeron un jugo verde desintoxicante. Sabe muy bien y es refrescante, intento identificar los sabores, es como una mezcla de limón con menta, pepino y otros vegetales que no logro adivinar. Me saboreo mi bebida mientras me quedo pensando en la locura de María, mi alocada amiga mexicana, apenas pasamos cerca de tres horas juntas y me reí hasta que me ha dolido el estómago con sus ocurrencias, como la extrañaba.

 Dejé el jugo a un lado, cerré los ojos y recordé que el día que la llame para decirle que estaba aquí. gritó

    – ¿Por qué no me avisaste antes? tengo una cita que he estado esperando por un mes, así que te guste o no Elena, vendrás conmigo – me dijo por teléfono soltando una risita picara.

    – ¿A dónde vas que no puedes cancelar?

    – A una tarotista fabulosa que tengo y llevo mucho tiempo esperando por la cita.

    – Ay no María tú sabes que a mí no me gustan esas cosas. Vas y luego nos vemos.

    – Mujer tengo seis meses que no te veo, por favooor – dijo suplicante con su tono de voz chillón – acompáñame, además debiste decirme antes de salir del desierto.

    – Ok está bien, solo porque me voy mañana.

    – Muy bien sal ahora mismo.

    – ¿Quee? – exclamé a lo alto.

    – Sabía que ibas a acompañarme así que mientras hablábamos venía en camino.

    – Eres única de verdad – dije riendo, tomé mi bolso, informe a los niños y a Adela que volvía en tres horas y salí.

   Al encontrarnos, nos fundimos en un abrazo como hermanas, y de hecho, ella fue el apoyo que recibí durante todos los años que viví aquí y mi hermana en Venezuela. Tal y como me había dicho fuimos directo a la tarotista que la estaba esperando.

   Llegamos y mi amiga me pidió que pasara con ella, para que viera que, si era buena y acertada, ya estaba ahí así que decidí acompañarla. Se demoró media hora en la supuesta predicción del futuro de María la cual le dio las gracias más que feliz, y le pidió – ahora por favor tres cartas para mi amiga.

– No María está bien, yo solo vine a acompañarte.

    – Chica solo tres cartas.

Sabía que no iba a ganarle y quería salir rápido de ahí, así que accedí.

    – Separa las cartas en tres partes – me dijo la tarotista.

Barajó los naipes con unas figuras muy vividas y me pidió que escogiera tres cartas.

    – La primera es por tu pasado – informo y giro la carta – La sacerdotisa – dijo mirando fijamente el naipe en su mano – has tenido grandes cambios en tu vida, que te han forjado para tu bien – Comento asintiendo.

    – La segunda es por tu presente – me indico mientras extendía las cartas frente a mi para que seleccionara.

    – La emperatriz. – dijo dando toquecitos en la carta – Se trata de una mujer fuerte que consigue lo que quiere, ten cuidado con ella. – advirtió.

    – Y por tu futuro. – menciono finalmente cuando le di la última carta.

    – El mago – dijo esta vez sonreída – es un hombre que se cubre mucho que llegara para dar luz a una vida aburrida, como el sol que le da luz a la luna.

    – Señora ya han venido por usted – Fui despertada por la masajista.

    – Oh lo siento, me he quedado dormida.

    – No se preocupe, nos agrada que se haya relajado por completo.

    – Oh si, muchas gracias.

Sali de la cabina me vestí y fui al encuentro de mis pequeños, está noche nos iremos a Miami.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo