Capítulo 2

—Cariño, soy yo —el hombre la mira con una sonrisa divertida mientras frota su piel

—¿Que carajo, Louis? ¿Porqué te apareces de esa manera?

—Creí que sería lo mejor para que no nos vieran por las cámaras —sonríe—. Y no grites amor, Josh se dará cuenta —le dice refiriéndose al guardia que custodia la puerta que va desde el estacionamiento al pasillo privado de las strippers—. Conduce, ve hasta la otra calle.

A pesar de tener el corazón acelerado, Michelle enciende el motor y comienza a salir de allí, mirando y saludando a Josh antes de alejarse. Una sonrisa se instala en su rostro cuando el hombre comienza a moverse hacia el asiento del copiloto, intentando no tocar nada que les provoque problemas. Ella se estaciona dos calles más adelante, fuera de la vista de Russell y se gira para reclamarle una vez más, pero lo único que se encuentra es con una boca sedienta y un par de manos que la toman de la cintura para atraerla hacia su cuerpo.

Ella gime por lo bajo, sintiendo cuánto lo había extrañado después de todo. Echaba de menos su perfume, la forma de besarla y  de acariciar los costados de sus caderas.

—Te odio —murmura ella contra sus labios. Él se ríe y se separa, mirándola con diversión.

—¿Me extrañaste?

Ella pone los ojos en blanco y se inclina sobre él para volver a besarlo. Louis no lo dice en voz alta, pero él si que la había extrañado. Tuvo que resolver algunos asuntos antes de regresar.

En el último tiempo se había acostumbrado tanto a tenerla cerca, oler el aroma de su perfume en la piel, escuchar su risa y su voz, y eso solo fue posible por llamada durante los últimos días.

Él habló con Francis sobre la posibilidad de tomarse unos días, sus vacaciones se habían atrasado y solo había pensado en viajar e invitarla. El asunto de Luna estaba arreglado, porque aunque le gustaría llevarla con él, en este viaje quería disfrutar de la morena e intentar hablar con ella.

Sus manos sostienen sus caderas, atrayéndola hacia su cuerpo

—Vámonos —dice él mientras abraza su cintura—. He reservado una suite en hotel Magnolia. Pensaba que...

Michelle comienza a ponerse nerviosa y sale de su regazo, sentándose en el asiento del conductor bajo la mirada atenta de Louis. No es la primera vez que se pone de esa manera, la mujer se espanta cada vez que lo menciona. Acomoda su ropa mientras hace una mueca que él no logra ver desde ese ángulo.

—No puedo —responde tomando el volante mientras da cortos golpecitos

—¿Que es lo que pasa contigo? ¿Porqué siempre te pones de esa manera cuando menciono el hotel?

—No es momento, creo que deberías irte —Louis frunce el ceño

—¿Es en serio?

—Me iré y no sé por cuánto tiempo. Quise decirlo antes, pero no apareciste —la mujer toma una larga respiración antes de mirarlo.

—Russell me dijo que esta era tu última presentación, creí que habías tomado la decisión por fin,  ¿Y ahora sales con que te irás?

—No lo entiendes...

—No, no lo hago porque nunca dices nada—resopla—. ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar? ¿Estás metida en algo?

—Louis —pone los ojos en blanco—. Ya hablamos sobre preguntas que no quiero responder

—Puedo ayudarte, yo puedo...

—¿Porqué complicarías tu vida perfecta? —ella se ríe sin gracia—. Creo que debes irte ya.

—No lo haré, Mich... —el hombre se queda con las palabras en la boca cuando la mujer se baja del auto de repente, comenzando a alejarse.

Louis reacciona rápido y baja del vehículo, corriendo hasta atraparla por la cintura a unos pocos pasos del auto. El hombre la sostiene con suavidad mientras que cierra sus ojos y huele su perfume.

—Solo dame un minuto —murmura contra su cabello—. No te vayas, no ahora.

—Déjame, Louis. Solo soy una m*****a stripper, ¿Porque no entiendes eso? —ella habla con la voz ahogada—. Solo tienes que irte, hazlo de una vez.

La gira sobre sus pies y juntos se mueven unos pasos hacia atrás, hasta que la cintura de Michelle chica contra la parte trasera del auto. La mujer se atreve a levantar la mirada cuando él acaricia su mejilla.

—Eres mucho más que eso, eres tú quien no puede verlo —sus ojos se cristalizan—. No puedo negarte de que me seduces cuando te veo en el escenario, pero esto siempre fue algo más allá.

—No puedo ofrecerte lo que me pides. No soy ese tipo de mujer, no pertenezco a tu clase y tampoco podría dejar todo para..

—Espera, espera. Nunca dije que dejaras todo para estar conmigo, no quiero que seas algo que necesito tener pegado a mi —los ojos de Michelle comienzan a humedecerse, tratando de pestañear reiteradas veces para aguantarlo—. Sé que dije que no quería que estés en el club, pero es porque puedes tener algo mejor para ti.

—¿Y porqué te importa tanto?

—Me importas tú. ¿Puedes confiar en mí?

—Louis, yo no soy quién... —ella cierra los ojos cuando su celular comienza a sonar.

Ella hace una mueca cuando mira la pantalla y ve quién es. No sé esperaba que Olivia la contactara tan pronto, se supone que se encontrarían directamente en Manhattan.

Olivia H.W

Estoy de camino a tu departamento, creo que tendremos que salir hoy por la noche. Te veo en unos minutos.

¿Hoy en la noche?

Michelle hace una mueca. Eso solo significaba de que él estaba cerca y que era mejor irse antes de que descubra realmente donde se encontraba. 

Da un largo suspiro y deja el celular a un lado, levantando la mirada para observar a Louis.

—¿Puedes confiar en mí? —pregunta ella, tomando ambas mejillas—. Tengo que irme.

—Iré contigo.

—Tienes que quedarte con Luna.

—Luna no...

Los chirridos de un auto llaman la atención de ambos. Un Mustang negro se asoma por la esquina y va en dirección hacia ellos, por lo que Michelle lo identifica con rapidez.

—Tienes que irte, ya —le dice empujándolo por los hombros

—¿Qué? ¡No!

Michelle comienza a llevarlo hacia un árbol que hay allí, de espaldas a lo que sucede. Louis la mira con atención, aún sin entender nada de lo que está ocurriendo.

El auto estaciona detrás del auto y las luces del mismo comienzan a iluminar el lugar, por lo que Michelle tiene que pedirle a Louis con la mirada de que se oculten un poco más.

—¿Que pasa? —susurra

—Confía en mí —le suplica.

Las voces indistintas de hombres se escuchan a unos pocos metros, por lo que puede ver están revisando su auto y tratando de comprobar algo.

—¿Es el auto de la señorita Harrison? —pregunta uno de ellos.

—Es parecido, pero no. La matrícula es otra —suspira—. No nos va a quedar otra opción que ir a ese club.

—El duelo te dijo que no te dirá información sobre nadie, Steve.

—El dueño aún no sabe a quién le está negando información —le responde de mala gana—. Prepárate que mañana iremos allí, vamos a darle una visita.

—¿Le informamos que no estaba aquí?

—No. Mañana le diremos cuando la encontremos. Anda, vamos.

Todo el cuerpo tensionado de Michelle se libera cuando comienza a escuchar como los hombres se suben al vehículo y luego desaparecen de allí.

Ella exhala el aire contenido y comprueba que no haya nadie por allí, entonces es cuando se atreve a mirar a Louis a los ojos.

—¿Que fue eso? —Michelle comienza a caminar hacia su auto de nuevo—. Michelle, estoy hablándote. ¿Quienes eran esos tipos?

—¿No has escuchado? —responde ella sin mirarlo—. Estaban buscando a alguien más, no a mí.

La mujer rodea el vehículo y se mete por el lado del conductor, seguida por el moreno quién rápidamente toma las llaves del auto antes de que ella arrancara el motor.

—¿Crees que soy tonto? —ella hace una mueca y lo mira a los ojos—. Te he dado el espacio que tú querías, he hecho todo lo que me pedías. Entiendo si es algo de tu pasado que no te guste hablar, pero lo que sucedió aquí no es una estupidez. Estás en peligro, entonces dime ¿Porqué te llamaron  señorita Harrison? ¿Quién eres, Michelle?

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