Capítulo 3

—¿Cómo mierdas me vienes de decir todo eso después de todo lo que pase por tu culpa?—expresó, acercándose al escritorio de Julián, colocando las manos contra la superficie con fiereza.

—Sabias muy bien que tipo de hombre era al conocerme, sabias que yo solo quería sexo y nada más, todo lo que sucedió después fue pasión y el hecho de que fuera a rescatarte fue tan solo mi orgullo pisoteado. No eras más que una posesión que me habían robado, así que para conseguir respeto tuve que ir, pero entiéndelo muy bien, no fue porque estuviera remotamente enamorado, ni siquiera una pizca, todo lo que te dije fue mentira, para conseguir que vinieras conmigo en lugar de ir con la policía, sabias demasiado para dejarte ir, pero ahora que llevas a mi hijo en tu vientre no me quedas más que dejarte viva—escupió apretando aún más el clip contra su carne, una pequeña gota resbalo de su piel hacia su alfombra, estaba llegando al límite de la mentira.

Sin previo aviso Camila extendió la mano hacia su rostro, azotando contra su mejilla su palma. Le había abofeteado obligándolo a girar la vista en otra dirección, ese acto de odio, era suficiente para Julián para detener su veneno y eso lo tranquilizo.

—Ojalá nunca te hubiera conocido—escupió Camila mirándolo con desdén, nunca había sentido tanto odio como lo estaba sintiendo en ese momento, no sabia que decirle exactamente para lograr dañarle ese maldito orgullo suyo, pero lo único que se le ocurrió fue— ojalá te mueras como el maldito animal rastrero que eres, en tu inmundicia.

Posterior a eso, Camila no pudo contener su ira así que demostró cuan devastada la había dejado, extendió sus brazos por su escritorio y tiro todo lo que había en el, luego camino hasta la puerta mientras Julián mirada el desastre en el suelo sin poder hacer nada.

Camila camino hasta el pasillo donde se encontraba pequeñas columnas de mármol que sostenían decoraciones, las cuales estaba consciente que eran valiosas o al menos eso había intuido, así que no le molesto en lo absoluto empujarlas a su paso hacia la salida, con lágrimas en los ojos y resbalándose por sus mejillas destruyó la recepción de Julián, jarrones cortinas y cuadros que colgaban a su alrededor.

Aquello no le había satisfecho en lo más mínimo, pero ya no quería estar ahí, en ese maldito lugar, así que salió por la puerta y camino pasando por el auto de Julián. Se arrepintió de aquella vez en que su padre le había comenzado a dar lecciones de manejo, pero por miedo y ansiedad había declinado la oferta, así que no pudo tomar su auto y huir en el, camino entre la lluvia por el césped y luego corrió sintiendo que tal vez la lluvia le haría desaparecer el dolor de su corazón.

Cuando ya no escucho ruido Julián camino hasta el pasillo, vio sus posesiones destruidas, cosas materiales que podía recuperar en cualquier momento, pero aquello que más valoraba había salido por esa puerta para quizás nunca volver.

Pensó en seguirla y quizás disuadirla de caminar en la lluvia, no era bueno para ella enfermarse, su mente había comenzado a pensar como lo haría un futuro padre, le preocupaba el estado de su hijo que estaba comenzando a formarse dentro del vientre de su madre, no obstante, intuyo que ella lo permitiría y el demostrar preocupación cuando claramente la había echado de ahí era muy estúpido de su parte, lo único que pudo hacer para ayudarla fue llamar a Silvia inmediatamente. Tomo su teléfono móvil y marco, pero ella no contesto, lo intento un par de veces, pero Silvia seguía sin tomar su llamada, así que no tuvo más opción que llamar a su casa.

Silvia no quería escuchar su m*****a voz y había decidido no ceder ante la presión de Julián, pero sabia que él no dejaría de insistir así tuviese que ir a su casa y llamar a la puerta toda la noche, así que cuando sonó el teléfono fijo que estaba al lado de su pequeña mesa en la sala de estar, tomo la llamada de Julián.

—¿Qué mierdas quieres?—le recriminó al colocar el micrófono del teléfono.

—Camila está caminando bajo la lluvia, necesito que la recojas—ordeno Julián olvidando por un momento la conversación que había tenido con Silvia, él ya no tenía derecho a exigirle nada y eso le molesto a Silvia, que siguiera manteniendo esa autoridad ante ella.

—¿Disculpa?—cuestiono Silvia un tanto sorprendida de su atrevimiento, no lo creía capaz de hacer algo semejante—¿Acaso eres mi jefe para estar ordenando que hacer?

Julián entonces comprendió que debia tener cierta sutileza para no hacerla enfadar o sus planes se verían ligeramente afectados.

—Bien, no lo hagas porque te lo ordene, sé que ya no tengo el derecho de pedirte nada, pero si no mal recuerdo creo que has entablado una pequeña relación con Camila, así que hazlo por ella—explico tratando de mantener calma en todo momento, después de todo existía la posibilidad de que Silvia lo mandara directamente a la m****a.

Silvia guardó silencio un segundo, luego su cabeza se llenó de vagos recuerdos de Camila, la pobre chica que había descubierto que esperaba un hijo de ese patán y eso era un castigo que tal vez no merecía, así que por ella, por ese niño y esa sensación de culpa que comenzaba a torturarla por dentro le hizo torcer los labios y luego suspirar.

—¿En dónde está?—pregunto finalmente un tanto frustrada por tener que darle la razón a Julián, estando embarazada no podía estar por ahí bajo la lluvia, sobre todo porque su rostro se encontraba pegado en media ciudad, debia salir de inmediato.

—Va saliendo de mi casa, no llegará muy lejos si te apresuras—sugirió Julián tratando de mantener ese tono de voz tolerante y casi gentil para no hacer enfadar a Silvia una vez más.

—Llego en diez—dijo antes de colgar, mientras se apresuraba a tomar el abrigo que había colocado sobre una codera de su sofá, tomo sus llaves y salió en busca de aquella chica.

Julián se quedó pegado al auricular del teléfono cuando Silvia colgó, se sintió desilusionado, cansado y frustrado por tener que haber tomado esa decisión tan drástica, pero necesaria, el tiempo diría si podría volver a su lado o se arrepentiría de todo eso.

La lluvia rápidamente había empapado la ropa de Camila, después de todo se había quedado parada a media acera cuando salió del complejo residencial en donde vivía Julián, llevaba las manos sobre sus brazos tratando de mitigar el frío que calaba sus huesos, tenía escalofríos gracias al agua helada que corría por su cuerpo hasta sus zapatos, pero a pesar de todo ese sufrimiento, Camila camino con lentitud, repasando en su mente cada instante.

Se pregunto como es que habia pasado todo eso, porque de un momento a otro su amor habia terminado como si no hubiese significado nada, ese le dolia, que ella habia estado dispuesta a sacrificarlo todo por amor, pero al final su sacrificio y pena no habia valido la pena.

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