5. ¿Cómo Llegamos a Esto?

Después de mi “metida de pata” por llamarlo de algún modo, Alenka y yo salimos de la oficina y vinimos a un bar que esta a dos calles de la empresa, algo bastante conveniente para no perder tiempo en el pesado transito de la caótica ciudad de Nueva York a las seis de la tarde —¿Aquí esta bien? ¿No?— Pregunto señalando una de las mesas altas que hay al final del establecimiento y ella se sonríe.

—Si, esta perfecto— Afirma y se sienta en una de la butacas mientras yo hago lo mismo frente a ella.

—¿Qué tomas?— Averiguo mientras miro la carta y encoje sus hombros.

—Lo que tomes tú, me da igual— Responde y sonrió.

—¿Cerveza o vodka?—

—Mañana hay que regresar a trabajar— Contesta y reímos.

—Cerveza— Decimos al unísono y sonreímos para que después yo llame al mesero y le pida las cervezas y algo liviano para acompañarlas.

—Y dime ¿Por qué tienes que regresar a las 8? ¿Estas casada? ¿Tienes novio?— Me atrevo a preguntar, aunque no debería, ya que la vida privada de mis empleados no es algo que debería importarme.

—Tengo una hija— Explica y esto no me lo esperaba y creo que ella se ha dado cuenta porque se sonríe —Espero que no creas que eso afectara mi trabajo— Continua y niego.

—No… no… es que simplemente me tomaste por sorpresa ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo se llama?— Inquiero mientras el mesero deja las cervezas en la mesa al igual que los nachos y otros bocadillos que ordenamos.

—Tiene cuatro años y se llama Alai— Me dice con una sonrisa que jamás le había visto hasta ahora y bebe un poco de su vaso de cerveza.

—Y… ¿vives con su papá?— Pregunto tímidamente y ahora soy yo quien bebe un sorbo de su vaso.

—Él nunca se hizo cargo de su hija, es decir solo la veía en sus cumpleaños, pero hace un año falleció en un accidente de moto— Explica y vaya historia.

—Ufff… que mal, lo siento—

—En realidad a mi me da pena por Alai, pero a su padre, lo conocí a través de una aplicación de citas, nos vimos cinco veces y me vendió una historia que no era… ya sabes, me bajo el cielo y las estrellas hasta que consiguió lo que quería de mi y luego cuando me enteré que estaba embarazada tuve que buscarlo por todas partes hasta que lo encontré. Yo no quería que me diera nada, solo quería que supiera que iba a ser padre y bueno, esa es la historia— Expresa y ahora entiendo porque esta en contra de las aplicaciones de citas.

—Asique has sacado adelante a tu niña tú sola… eso habla muy bien de ti— Comento.

—Amo a mi hija, es la luz de mis ojos y no me imagino mi mundo sin ella— Me dice y la manera que se ilumina su rostro al hablar de Alai es preciosa.

—Te ves hermosa cuando hablas de ella— Digo y me doy cuenta de mis palabras apenas salen de mi boca —Oye, lo siento… yo… — Trato de explicarme y reímos.

—Te entendí, no te preocupes, y lo siento, sé que no estamos aquí para hablar de mi hija, pero bueno es inevitable cuando me preguntan— Comenta y reímos.

—Supongo que es normal, si yo tuviera hijos probablemente haría lo mismo… pero entonces dime ¿por eso no quieres que use las aplicaciones de citas? ¿tienes miedo de que haga lo mismo que hizo el hombre ese?— Averiguo y se sonríe.

—En realidad, si me permites ser muy sincera, creo que te vas a encontrar con muchas mujeres que se dejarían embarazar por ti para obtener dinero. Eres uno de los hombres más ricos de Nueva York, eres inteligente… atractivo… vamos, quien no deslice a la derecha, te aseguro que esta ciega— Habla y sonrió.

—¿Tú deslizarías a la derecha?— Le pregunto y se me queda mirando fijamente.

—Yo… es que… perdón… no quise decir eso— Murmura nerviosa y noto como sus mejillas se tornan rojas.

—No te pongas así, no pasa nada, es una pregunta inocente— Comento y ríe.

—Una pregunta inocente es que me pregunte que deporte me gusta, no si deslizaría a la derecha al ver su foto en una aplicación de citas— Dice bajito y sonríe.

—Puede ser… pero volviendo al punto, creo que no todas las mujeres harían eso que tú dices o ¿sí?— Digo y ella encoje sus hombros.

—Has la prueba, ten algunas citas con mujeres de la aplicación y me cuentas— Me reta y sonrío.

—¿Es una apuesta o algo así?— Inquiero y encoje sus hombros.

—Tómalo como un experimento— Habla divertida y reímos.

—¿Y si tienes razón que ganas?—

—¿Hay premio?—

—Me gusta que las cosas siempre sean interesantes— Explico.

Ella se sonríe —¿Un aumento de sueldo?— Propone y asiento.

—Esta bien… si salgo con todas las mujeres que escoja de la aplicación que me elijen también, y a la hora de la cita me proponen tener sexo en la primera ocasión, tú ganas… y si una de ellas no es así, yo gano— Expongo.

—¿Y que quieres si ganas?—

Lo pienso por un momento y sonrió —Te voy a contar un secreto, pero no puede salir de aquí—

—Soy toda oídos—

—Se casa mi mejor amigo y no quiero ir solo a su boda, por eso también estoy intentando buscar una cita, asique si no la encuentro, mi cita serás tú ¿Qué dices? ¿Aceptas?— Le propongo y su cara en estos momentos es un poema.

—¿Y cuando es esa boda?—

—En dos semanas, asique no hay mucho tiempo… ¿aceptas?— Insisto y respira profundo.

—Esta bien, pero yo tengo que ver lo que pasa en las citas— Aclara y sonrió.

—Por supuesto— Digo y le ofrezco mi mano para estrecharla, algo que ella acepta de inmediato, y si mi pregunto a mi mismo como termine en esto, no tengo ni idea.

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