Capítulo 3

Ella tomó a Priscilla y se la llevó afuera, Iris no la toleraba y se lo decía a los cuatro vientos, pero esto pasa debido a que mi hermana no la había conocido del todo, mi futura esposa es una gran mujer.

Iris

Me lleve a Priscilla fuera del cuarto de Alejandro, no soportaba a esta mujer, y eso no era un secreto para nadie, todo mundo sabía el repudio que me causaba la futura esposa de mi hermano, justo por eso no le di el anillo de mamá cuando él me lo pidió, jamás esa joya va a estar en el dedo de una tipa tan vulgar y corriente.

_ Escuchame bien que no pienso repetirlo dos veces, no sigas atacando a esa chica, ambas sabemos que ella es inocente, la culpable aquí eres tú, por tu culpa mi hermano va a estar postrado en una silla de ruedas por quien sabe cuanto tiempo, si me llevas al limite pienso decir la verdad de lo que pasó, poco me importa si hice una promesa de quedarme callada.

_ No entiendo que es lo que dices.

_ Sabes muy bien qué es lo que digo, yo estuve ahí por si no lo recuerdas, Zaya te dijo que no lo movieras, sin embargo tú hiciste lo contrario, justo por eso Alejandro esta invalido, no me agotes la paciencia, también quiero que hables con él para que desista de la idea de querer hacerle la vida un infierno a esa chica que es la menos culpable de todo esto.

_ Tratare de hacerlo, aunque no prometo nada.

Ella se fue, sabía que tenía mucho miedo, aunque Alejandro la adoraba a un punto ilimitado, yo estaba segura que él me creería cuando le dijera lo que pasó, mi hermano no pondría en duda mi palabra.

Entre a la habitación y ella estaba tratando de convencerlo, sin embargo Alejandro estaba reacio a desistir de su decisión.

_ Tienes un corazón muy noble _ le dijo _ pero no pienso ceder respecto a este asunto, el ministro de salud ya está enterado, me va a avisar si ella busca trabajo en cualquier hospital.

_ Pero Alejandro, te pido que la dejes tranquila, estoy segura que ya aprendió la lección.

Alejandro no cedió, yo tomé mis cosas y me di la vuelta, no pensaba seguir escuchando cómo ofendían a una mujer inocente.

_ ¿Adónde vas Iris? _ preguntó Alejandro _ pensé que te ibas a quedar a mi lado apoyándome.

_ Me voy a mi apartamento, no pienso apoyarte en tu venganza, estoy cansada de escuchar todo el odio que le porfieres a una persona que solo quiso ayudar y que incluso te protege más de lo que crees.

_ ¿Acaso estás loca? ¿De qué demonios hablas cuando dices que me quiso ayudar y que me protege?

_ No sé de qué hablo, supongo que son los delirios de una desequilibrada mental, adiós Alejandro, voy a venir mañana.

Me fui de ahí, a pesar de que Alejandro me llamó múltiples veces, no pensaba seguir un segundo más ahí.

Alejandro

Una vez que Iris se fue, recibí una llamada del ministro de salud, me decía que esa tipa, tenía ocho ofertas de trabajo en diferentes hospitales de renombre.

_ Quiero que use sus contactos para que se le niegue el empleo, que le cancelen una a una las entrevistas.

_ Pero Alejandro, no comprendo tu actitud, por lo que leo de ella, es una excelente terapeuta.

_ Ella me desgració la vida, estoy invalido por su culpa.

Yo le conté lo que había pasado, se sorprendió al escuchar que ella había cometido un error tan garrafal.

_ Me sorprende que alguien con un récord de terapeuta tan impecable, cometiera un error tan grave, si deseas se le puede retirar la licencia para que nunca más ejerza su profesión.

_ Hágalo, no pienso que ella dañe a otras personas como me daño a mí.

Él aceptó y me apoyó en todo, acabaría con la vida de esa mujer, no la dejaría ni a sol, ni a sombra.

Zaya

Al día siguiente, mientras desayunaba, mi celular sonó, era de uno de los hospitales que me habían ofrecido trabajo y al cual iría a una entrevista de trabajo, dentro de dos horas.

_ ¿Aló? Buenos días _ saludé _ ¿Sucede algo? Tengo una entrevista de trabajo dentro de dos horas.

_ Lamento informarle que la entrevista de trabajo se cancela, no estamos interesados en contratar sus servicios.

_ ¿Pero de qué habla? Ayer me dijo que estaban contentos de que fuera allá a buscar empleo.

_ Lo lamento mucho señorita, la entrevista de trabajo se cancela.

_ ¿Aló? ¿Aló? _ hable pero ya habían colgado _ ¿Qué fue lo que sucedió? No lo entiendo.

Las llamadas fueron llegando una a una, todos los hospitales me habían cancelado las entrevistas de trabajo, ahora estaba sin salida.

_ Hola Zaya _ saludo la recepcionista del último hospital al que había llegado _ lamento informarte que la entrevista se canceló, lo siento demasiado.

_ ¿Qué fue lo que pasó Natalia? No estoy entendiendo absolutamente nada, todos los hospitales me cancelaron las entrevistas, ustedes son los últimos en hacerlo, si sabes algo por favor dímelo, es injusto que nadie me dice porque de un día para el otro me cierran las puertas que algún día me abrieron con tanto placer.

_ Tengo entendido que el ministro de salud llamó para decir que se te cerraran las puertas de todos los hospitales, aparte escuche el rumor de que te van a retirar la licencia de fisioterapeuta, ¿En qué problema te metiste? Sinceramente me preocupa demasiado que vayas a estar sin empleo, esto que te sucede no es justo, eres una mujer sumamente brillante, amas tu profesión y puedo ver la satisfacción que te da cuando uno de tus pacientes está completamente rehabilitado.

_ Ya veo, sé quién fue qué hizo esto, te lo agradezco Natalia, no te preocupes demasiado que yo veré como me las apaño.

Colgué, no quería darle explicaciones a nadie, me sentía sumamente cansada de todo esto, mi vida era un completo desastre.

Hablé al ministerio de salud y ahí me notificaron que tenía la licencia retirada, en el momento que pregunté los motivos por los cuales me la habían retirado, me dijeron que era por mala praxis, o sea mala práctica, no había duda, fue el señor Alejandro Montalvo quién hizo todo esto. 

Tuve que ir a buscar trabajo de otra cosa que no fuera en un hospital, traté en clínicas pero estas decían que si mi licencia había sido retirada, era imposible que me contrataran.

Finalmente fui a mi apartamento y busqué en el periodico alguna oferta de trabajo, había uno de masajista, aunque era algo lejano de donde vivía, tenía la ventaja de mi carro. Maneje hasta el sitio, ahí me recibió un señor algo mayor, me hizo una entrevista de trabajo, comenzó a verme de arriba hacía abajo y sonrió de lado.

_ Tienes el trabajo, aunque para trabajar aquí vas a tener que usar una ropa más atrevida, yo te daré el uniforme.

Le agradecí por haberme dado el empleo, él salió de la oficina, entró luego de unos minutos con un uniforme, la blusa era muy escotada y la falda sumamente corta.

_ Puedes empezar hoy mismo si así lo deseas, tenemos bastantes clientes que requieren ser atendidos.

_ Muy bien _ dije no del todo convencida por el uniforme _ empezaré hoy mismo.

Fui a cambiarme la ropa, la falda me quedaba sumamente corta, la blusa tuve que cerrar un poco el escote con un alfiler que me encontré de pura casualidad, no me sentía para nada cómoda, sin embargo no podía ponerme exigente, necesitaba el trabajo y si esto era el uniforme que todas usaban, no sería la excepción.

_ Ya estoy lista _ dije entrando a la oficina del dueño _ ¿A quién tengo que atender? _ pregunté bajando mi falda.

_ Te miras muy bien _ dijo mirándome de pies a cabeza _ deja esa falda en paz, vamos que te voy a mostrar donde vas a dar el masaje.

Él me llevó a un cuarto, habían varios aceites y el incienso inundaba el sitio, una puerta que había adentro se abrió, de ahí salió un hombre en bata blanca, era algo joven, luego sus ojos me miraron, sonrió amablemente.

_ Bien, comienza con este cliente, una vez que termines comenzaras a atender a otros.

El jefe se fue y yo comencé a darle el masaje a este señor, tenía varios nudos y se notaba que cargaba mucho estrés, al finalizar me agradeció amablemente por la atención que le había dado, aparte de eso me dio una propina muy generosa.

Seguí con los próximos clientes, muchos fueron amables conmigo y otros solamente me ignoraron, recogí varias propinas, sin embargo no sabía si esto era correcto por lo que le preguntaría al jefe.

_ Jefe _ toqué la puerta, me dijo que pasara y yo lo hice _ varios clientes me dieron propinas, pero no sé si esto es correcto.

_ Te las puedes quedar, las propinas son completamente tuyas, ya ellos pagan por adelantado por el servicio que se le brindan, esto se divide por la mitad, así que vamos 50-50, de ahí el resto que obtengas es tuyo.

_ Muy bien, ¿Hay más clientes?

_ Por el momento no, tu salida es dentro de media hora, pero te puedes ir, te espero mañana.

Yo le agradecí por la oportunidad brindada, me fui a cambiar de ropa y luego manejé hasta mi apartamento, tendría que cronometrar cuánto tardaba en llegar hasta el centro de masajes, para así llegar puntual.

Al día siguiente me presenté puntual, recibí varios clientes, algunos eran de los que habían llegado ayer, el sitio estaba lleno, las masajistas se pusieron contentas al ver esto, pero se enojaron al ver que las personas me pedían a mí, terminé exhausta y con varias enemigas, bueno, no hay nada que se pueda hacer para remediar esto.

_ Zaya _ hablo el jefe _ quiero que me des un masaje al finalizar la jornada, no te preocupes que te pagaré por aparte al tratarse de horas extras, estaré en el cuarto cinco.

_ Muy bien jefe, una vez que finalice con los clientes, iré con usted.

Él asintió, terminé con los clientes y luego le fui a dar el masaje, hablamos de mí, le conté que era fisioterapeuta, al finalizar me pagó una suma muy generosa, le agradecí y me fui de ahí. Pasó una semana y me iba sumamente bien en el trabajo, le daba masajes al jefe al finalizar la jornada y me pagaba muy bien por el servicio brindado, mis compañeras de trabajo me hacían caras, pero no me importaba, trataba de trabajar únicamente, no me interesaba hacer amistades que demostraban ser envidiosas, en el hospital me encontré con personas así, el doctor Montecristo había sido la única amistad verdadera que tuve ahí, extrañaba mi empleo como fisioterapeuta, sin embargo eso ahora era un recuerdo únicamente, todo por culpa del señor Montalvo.

_ Zaya por favor quédate al finalizar la jornada, quiero que me des un masaje, estoy demasiado estresado.

Yo asentí y al finalizar la jornada, mientras lo masajeaba comenzó a extender sus manos por mis piernas y a acariciarme con un descaro completo, tomó mis glúteos y me sorprendí por su atrevimiento…

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