Capítulo 2

Al entrar a la dirección mire a la prometida de ese señor, a su hermana y al doctor Montecristo. 

_ Zaya, dado que pasó lo que pasó con el señor Alejandro Montalvo me veo obligado a prescindir de los servicios que le ofreces a este hospital, toma tus cosas y vete, se te liquidará a la brevedad. 

_ Pero Henry _ dijo el doctor Montecristo _ ¿Acaso has perdido la poca cordura que te queda? No puedes despedir a Zaya, ella es el alma de la sala de recuperación. 

_ Bien sabes que el hospital no puede mancharse por el error de una persona, sea quien sea, si Zaya cometió un error tan garrafal lo mejor es que se vaya de aquí, sin excepciones.

_ Esto es demasiado injusto, no puedes hacer eso Henry. 

_ El señor Montalvo tiene muchos contactos y si así lo desea puede llevar al hospital a la ruina, no pienso perjudicar a todo el personal por una sola persona, sea quien sea. 

El doctor Montecristo iba a reprochar pero no se lo permití, tomé su brazo y moví la cabeza de un lado para el otro. 

_ Comprendo la decisión que tomó _ derrame la primera lágrima _ no quiero que nadie se vea perjudicado por el error que cometí, me retiro. 

Me di la vuelta y salí de la dirección, sabía que las cosas no serían para nada fáciles a partir de este punto pero no podía dar marcha atrás, no deseaba que el señor Montalvo terminará por verse más afectado de lo que ya estaba. 

Estaba recogiendo mis cosas cuando llegó el doctor Montecristo, me miró algo molesto y a la misma vez estaba resignado. 

_ Por favor, di la verdad, sabes que no eres culpable. 

_ No puedo hacerlo, por favor no insista. 

_ Zaya _ se acercó y tomó mis manos _ piensa en los pacientes que necesitan de ti, no por solo un hombre vas a afectar a los demás. 

_ Aunque cambiará de parecer, dudo mucho que él me crea, ya vez como defiende a su prometida. 

_ No te des por vencida tan pronto, trata de dar la batalla.

_ No, bien sabe que cuando tomó una decisión la mantengo, no puedo estar cambiando de parecer. 

Mientras hablaba con el doctor Montecristo llegó la hermana del señor Montalvo, me miró y noté la incomodidad que se reflejaba en sus ojos. 

_ No debiste hacer lo que hiciste _ me dijo _ si piensas que me voy a quedar con los brazos cruzados al ver como te están corriendo de tu trabajo, te digo que estas muy equivocada, la culpa es de esa mujer que quiso arruinarle la vida a mi hermano, no tuya. 

_ ¿Cómo dice? _ preguntó el doctor Montecristo _ ¿Acaso usted sabe lo que pasó? 

_ ¿Cómo no saberlo? Si yo estaba ahí, intente hacer lo mismo que hizo esa mujer y Zaya me detuvo, cuando la otra intentó hacerlo le dijo lo mismo que a mí, pero ella no se detuvo y pasó lo que pasó. 

_ Entonces por favor, hable con Henry y su hermano para evitar esta injusticia, Zaya no puede irse del hospital. 

_ No se preocupe por eso, evitaré a cualquier costa que ella se vea afectada por las acciones de esa tipa, que solamente es una interesada y de paso cobarde.

Ella se iba a ir pero yo la detuve, ambos me miraron con sorpresa mientras mi mano sostenía firmemente su brazo. 

_ Por favor no haga esto, si realmente quiere a su hermano, no lo haga, bien sabe que él está muy afectado por el accidente, si se da cuenta que su prometida fue la culpable de que esté en ese estado, temo que entre en una profunda depresión, bien sabe que él ama a esa señorita y que le va a ser doblemente difícil una vez que se entere de la verdad. 

_ Conozco a mi hermano, sé que te va a hacer la vida imposible, donde quiera que estés, no te va a dejar ni a sol ni a sombra. 

_ Tengo la esperanza de que una vez que se casé con esa señorita se va a olvidar de mí, yo puedo conseguir un nuevo trabajo en cualquier hospital pero su hermano no va a encontrar otro corazón para reemplazar el que le quieren romper. 

_ Me hubiera gustado conocerte en otras circunstancias _ dijo cálidamente _ eres una gran mujer.

Con esto que dijo me dio a entender de que no pensaba hablar sobre el asunto, tomé mis cosas y me fui tranquila a mi casa, sentía que dejaba un pedazo muy grande de mi vida en este hospital pero no había espacio para los remordimientos, en mi corazón sentía que había paz y tranquilidad, por ende estaba segura que hice lo correcto en asumir toda la culpa de algo que no hice. 

Al llegar a mi casa fui directo a mi cama, quería dormir y tratar de olvidar un poco todo lo que me había pasado en este lapso de tiempo tan corto, el mundo el cual conocí un día se había esfumado, Dustin me dejó por el trabajo, y el hospital en el cual trabajé por tanto tiempo me corrió por algo que no hice, pero por lo cual había asumido toda la culpa. 

Me desperté con el ruido de mi celular, al mirar quien era, se trataba del doctor Montecristo, le conteste y me dijo que no había pasado por mi liquidación, accedí a ir ya que necesitaría el dinero para pagar los gastos de mi casa entre otros. Tomé las llaves de mi carro y manejé rumbo al hospital, cuando llegue fui recibida por el doctor, él me extendió el cheque y yo agradecí. 

_ Supongo que discutió con el director _ dije señalando su labio roto _ no debió haber hecho eso, esto es un hospital, no una arena de pelea. 

_ Henry es un estúpido, a veces pienso que no es mi hermano, que él es adoptado o yo lo soy, no nos parecemos en absoluto. 

Aunque ellos eran hermanos de padre y madre se llevaban sumamente mal, el doctor Henry Montecristo era el director de este hospital sin embargo solamente era pura apariencia ya que quién sabía el teje y maneje de esta institución de salud, era su hermano menor. 

_ Vamos, hay que curarle ese labio. 

El doctor Montecristo era sumamente celoso con quien le tocaba, generalmente quien le curaba era la jefa de enfermería o yo, dado que ella no se encontraba pues no había más opción que yo hiciera el trabajo. 

_ Está bien, vamos. 

Entramos a la sala de curación y una vez que lo curé me fui de ahí, el doctor Montecristo me acompañó a la salida y mientras caminábamos miramos al señor Montalvo en silla de ruedas, con su prometida y su hermana, para mí mala suerte él me miró y se acercó a mí de manera rabiosa. 

_ ¿Estarás feliz con lo que hiciste? Por tu culpa estaré postrado en esta maldita silla de ruedas, no pienso descansar hasta arruinar toda tu vida, vas a saber de mí hasta el final de tus días, sabrás un poco de lo que yo siento, te haré las cosas imposibles a un punto que desearás nunca haberte cruzado en mi camino. 

_ Es suficiente señor Montalvo _ dijo el doctor _ ya Zaya se fue del hospital y no va a regresar aquí, déjela en paz.

_ Fácil es decir eso, hablamos una vez que ella lo deje inválido. 

El doctor se intentó acercar de manera agresiva al señor Montalvo pero yo lo detuve, no quería que se viera perjudicado por un impulso tonto. 

_ Por favor no haga nada, las palabras no matan, y no quiero que se vea perjudicado por el señor Montalvo, recuerde que él está hablando con rabia y dolido por lo que le pasó. 

_ No hablen como si mi prometido no estuviera aquí _ dijo esa mujer _ y él está en todo su derecho de hacer cualquier cosa, lo dejaron postrado en la silla de ruedas después de todo. 

_ No hable de manera plural, fue una persona la que hizo eso, no varias, así que retracte lo que dijo. 

_ Es cierto _ dijo el señor Montalvo _ y la persona que hizo esto posible fuiste tú, eres una incompetente, bien merecido te tienes el despido que te dieron. 

Respire profundamente y decidí irme de ahí, el doctor me acompañó al estacionamiento y subí a mi carro, arranque rumbo a la casa y una vez que llegué me deje caer en la cama, ya mañana saldría a buscar trabajo. 

Me desperté al día siguiente y tomé una ducha, imprimí los papeles que iba a necesitar para buscar trabajo y una vez lista fui a los hospitales que anteriormente me habían ofrecido empleo. 

_ Hola Zaya _ saludo la encargada de recursos humanos _ deja tus papeles, ven mañana a una entrevista de trabajo, son meras formalidades más que todo, te aviso a que hora va a ser. 

_ Muy bien, le agradezco mucho su tiempo, espero su llamada. 

Fui a otros hospitales en donde fui muy bien recibida y quedaron de llamarme a la hora que iba a ser la entrevista de trabajo, en total tenía ocho ofertas de empleo y me encontraba sumamente entusiasmada por esto, empezaría a trabajar antes de lo que pensaba. 

_ Nos vemos en la cafetería de siempre, te espero y no acepto un no como respuesta. 

El doctor Montecristo me había enviado este mensaje y no podía simplemente ignorarlo, manejé rumbo a la cafetería donde Dustin cortó conmigo y donde el señor Montalvo le propuso matrimonio a esa señorita. 

_ Hola, ¿qué tal te fue? 

_ Bastante bien de hecho, tengo ocho ofertas de trabajo, iré a una mañana y el resto quedaron de avisarme la hora. 

El doctor se alegró con lo que le dije, estuvimos hablando un buen rato y luego nos marchamos a nuestras respectivas casas. 

Alejandro

_ Quiero que si esa mujer busca trabajo en cualquier hospital me avise _ dijo por teléfono _ no pienso dejarla en paz, conocerá el infierno en la tierra.

_ Pero Alejandro _ dijo mi hermana una vez que colgué _ ya hiciste que la despidieran de aquí, es suficiente.

_ ¡No! Jamás dejaré a esa mujer en paz, pienso arruinarle la vida, así como ella lo hizo conmigo, no te metas en esto.

 _ Alejandro tiene razón, cuñadita, esa tipa tiene que pagar con creces lo que le hizo a él.

_ Tú no te dirijas hacía mí, sabes que a duras penas te tolero por mi hermano, mejor cierra la maldita boca y no hables, mi paciencia tiene un límite y creeme que si hablo no te va a gustar lo que voy a hablar _ ella me miro _ te lo suplico por la memoria de nuestros padres, ya deja a esa pobre mujer.

_ ¡Ya te dije que no! _ le grite y ella dio un respingo por el susto _ perdón hermanita, no quise gritarte.

_ Pues lo hiciste _ me dijo dolida _ no pienso apoyarte en esto, si le haces la vida un infierno, creeme que tarde o temprano se te va a regresar el doble de lo que das, te amo y justo por eso me preocupa el odio que le profesas a una mujer que ni siquiera conoces.

_ Pues a pesar de que Alejandro no conoce a esa mujer, ella le hizo un daño muy grande, si te pones a pensar, él hizo lo correcto en que la despidieran de este hospital y que no la contraten en otro, te puedes imaginar lo que esa tipa le puede hacer a un paciente.

_ Disculpa Alejandro, saldré un momento con Priscilla, tenemos que hablar a solas...

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo