-Capítulo 4-

James ya se encontraba terminado su licuado, y su atención a la pantalla plana se había trasladado a la pantalla de su celular, mandándose mensajes con su amigo. Él y Matt habían estado comunicándose desde que llegó a Londres, y su conversación de basaba en cosas simples, de James quejándose de su nuevo guardaespaldas y poniéndose al día con algunas cosas de la universidad. Él ingresaría el próximo lunes, en un unos pocos días, lo malo era que ya había perdido un mes de estudio, ingresando a mitad de año de segundo cuatrimestre de la carrera. Por suerte era alguien inteligente y de aprendizaje rápido, estaría perdido si no fuera así.

Matt:—¡Mándame una foto de tu guardaespaldas! :D—, el mensaje fue enviado.

James frunció el ceño y puso los ojos en blanco, lo sabia, sabia que su amigo le pediría algo así. Pero se negó, —No esta aquí ahora mismo— Mintió.

Matt:—¡Estas mintiendo! Se supone que un guardaespaldas debe estar siempre con su jefe. Vamos, solo un foto—

Matt:—Me podrás pedir cualquier cosa a cambio ¡Excepto sexo! Tal vez un trabajo manual, pero no se lo digas a mi novia :)—

Este era Matt, y a James realmente le agradaba que fuera así con él, lo trataba como si no fuera un Lawrence.

—¿¡Te volviste loco imbécil!? JAJAJAJAJA—. James sonrió un poco, —Ahora con más razón no te enviare ni una foto de él—. Luego le envió un sticker de una animación sacando la lengua.

Matt:—Voy a llorar—, Entonces este envió una fotografía de el mismo llorando.

James rió levemente, sus ojos se achicaron, eran dos lunas.

Ryan lo observó.

Las risas de James siguieron por un par de minutos más, él lucia tan diferente, le hacia lucir más joven y bonito. Él era clásicamente hermoso, algo que no notaba de si mismo, era una lastima. Tomó asiento en el borde de la cama, quedando frente a su guardaespaldas que se encontraba a lado de la puerta. Entonces elevó su celular y clic, una fotografía fue tomada.

Claro aquel acto dejó confundido a Ryan, pero no podía hacer nada. Era un profesional.

James envió la fotografía, —Matt quería saber como era mi guardaespaldas, pero que no te moleste—. Se puso de pie, caminó hacia el tipo y volvió a tomar otra fotografía, mucho más de cerca, luego otra en de solo su rosto. ¿Estaba siendo molesto a propósito? Si, claro.

Ryan sabia quien era Matt, un rubio de ojos celestes y al parecer mejor amigo de James.

En sonrisa James comentó:—Wow, al parecer le gustas, dice que eres su tipo—. James sabia que probablemente su amigo estaba bromeando. Aunque si resultará ser cierto, esto no sorprendería en lo absoluto a James, tampoco le molestaría. Él no tenía ningún problema con la sexualidad del resto.

Pero hey, él era heterosexual, había tenido novias y conocidas con la que follaba, y de hecho hace una semana había tenía a una compañera sexual, pero las cosas salieron mal y la relación termino. Bueno, James no contestaba sus llamadas y la había bloqueado. Lo más probable es que la chica se haya enterado lo millonario que era y por ello estaba siendo insistente. Y él no era de relaciones, no podía serlo, no cuando estaban con él solo por su asqueroso dinero.

—¿Ya lo conoces verdad? a Matt, seguramente investigaste cada persona que me rodea—. James se sintió un poco, solo un poco, apenado. Su vida amorosa era algo de lo cual se avergonzaba, le gustaría no solo tener sexo con cualquier mujer. —¿Qué sabes?—

—No tengo permitido hablar de eso—

—Basura— Pero James no siguió, no quería saber. —Pienso quedarme en mi habitación por el resto del día, ¿puedes irte ahora?— No estaba mintiendo, él necesitaba seguir estudiando, y aprenderse algunas cosas nuevas que Matt le había pasado.

—Por tu seguridad me quedare aquí hasta que anochezca—

—En serio, ¿ustedes son entrenados para esto?— James quiso reír, pero el solo imaginárselo —Ugh, que aburrido, pero como quieras, si quieres quedarte ahí sin hacer nada, bien por ti— James no apagó el televisor, el silenció absoluto no le dejaba pensar ni concentrarse muy bien. Además seria muy incomodo al saber que no estaba del todo solo en su habitación.

James tomó asiento en la silla frente a su escritorio, ahora estaba dándole la espalda al tipo, teniendo el panorama del exterior a la vista. Le gustaba, podía observar parte del jardín y los grandes árboles.

El escritorio se llenó de papeles, todos bien acomodados y remarcados. Luego se hicieron ver dos libros gruesos, y Ryan tuvo una idea de lo que estaba asiendo el chico, claramente estaba estudiando ya que la semana entrante ingresará a la universidad. Porque él también lo haría, aquello le robo las ganas de seguir, pero estaba obligado a hacerlo, era de su libertad la que estaba en juego. Era ser libre, o asesinado por Zev Dawson. Si, bien, solo seria por unos meses. Nada podría salir mal, no permitiría que nada saliese mal.

Las horas pasaron, y Ryan ya se estaba cansando, pero de no hacer nada, no estaba acostumbrado a quedarse quieto sin hacer nada. Sus tareas no eran así, él siempre tenía acción, en todos los sentido hablando. Ahora mismo estaría asesinando a alguien de una manera rápida, o si la orden era otra, entonces... ya saben; O estaría follando a alguna chica de grandes dotes, también podría estar recibiendo mamadas de algunos hombres. Se trataba de un juego, se concretaba cuando estaba en medio de un trio. Aun así a él no le importaría tener sexo con un hombre, simplemente la ocasión no se dio, y tampoco la buscó, después de todo prefería a las mujeres. Sexo era sexo. O mejor dicho por él; Una cogida era una cogida.

Un gran bostezo saco de sus pensamientos a Ryan, aunque su mirada aun seguía en el chico.

James se puso de pie, estirando ligeramente sus músculos mientras se hacia paso hacia su puerta, dejando su habitación para dirigirse a la cocina, estaba sediento. Terminó eligiendo una bebida frutal en vez de agua. A James, no le gustaba beber solo agua. Dándole largos sorbos a su bebida, él volvió a subir las escaleras, aunque esta vez llegó a la terraza de la casa. Era su lugar preferido de la mansión moderna; ahí había un jardín al cual le gustaba cuidar, solo él tenía permitido estar en este lugar. Había más, una hamaca, una mesa y un sillón debajo de un mediano techo reforzado para que soporte las lluvias.

Pero... James observó a su guardaespaldas, esta estaba siendo la primera vez que estaba siendo acompañado en este lugar. No, Matt no sabia del lugar, es decir, James había evitado que su amigo viniese a su casa, prefería estar fuera de ella la mayor parte del tiempo.

Estaba por amanecer, los colones del cielo lo anunciaban. A James le gustaba observar el amanecer, era hermoso ante sus ojos. Le traía algunos buenos recuerdos, de madre y él. Sin embargo, a la misma vez la imagen del cuerpo sin vida de su madre aparecía, y entonces los buenos recuerdos terminaban en tragedia. Él la había querido tanto. La extrañaba.

James escuchó un ruido, su cabeza se giró, su torpe guardaespaldas había roto una maceta. —Tienes suerte que no sea una de mis preferidas— Le dijo mientras se le acercaba, —Se cuidadoso— Su voz era suave, esta lugar lo trasformaba. Solo era tristeza.

Ryan lo percibió, después el sitio emanaba nostalgia, al igual que el chico. —Claro— Se agachó, ayudando con el desastre de tierra y cerámica. Lo próximo que paso, fue que Ryan no hizo nada, dejándole todo al chico, pues este estaba plantando la planta en otra maceta. Eso fue, raro, es decir, el chico no daba del todo esa imagen de ser un experto en este tipo de cosas. Aquello no estaba en su perfil.

—Puedes venir a lavarte las manos—, James tenía en sus manos una manguera, de la cual chorreaba agua. Entonces terminó lavándole las manos a su guardaespaldas, aunque fue algo torpe a propósito, salpicándole de agua a sus pantalones negros. —Ups— Y le sonrió.

Ryan frunció el ceño, eso también fue raro.

Percatándose, James borró su sonrisa y dejo caer la manguera a sus pies, cerrando el grifo después. Él no debía sonreírle a nadie, al menos no sonreírle con amigabilidad o bondad. Aquello solo le haría verse débil, su padre siempre solía repetirlo. Pero puede que a veces a James se le olvidará.

—No esta mal sonreír de vez en cuando—. Ryan no estaba muy seguro del porque le digo aquello, se arrepintió. Lo mejor era quedarse callado.

—Díselo a mi padre, él no opina lo mismo— James llevó su mirada lejos de los ojos contrarios, él amanecer era lo único que importaba ahora mismo.

—Tú no eres él— Ryan sabia que debía cerrar su boca, pero se sintió casi identificado. ¿Casi?

James dejó el amanecer de lado, su mirada volvió a su guardaespaldas —Lo seré pronto, es solo cuestión de un par de años más— Su mirada entristeció un poco más, dejando ver que no era lo que quería, pero no podía cambiarlo. —Nada se puede hacer—, Sus manos se hicieron puños. Quería llorar, lo haría si no estuviera acompañado, aunque últimamente se había negado a hacerlo.

"Llorar es de débiles"

La voz de su padre se escuchó en su cabeza, otra vez él. Su padre. Lo odiaba. No quería ser como él.

James solo quería su libertad.

—Vamos, esta comenzado a hacer frío— Ryan, no esperó a una respuesta, él solo fue un tanto delicado en empujar a James, en arrástralo fuera de la terraza. —Hoy jugará el Chelsea—

James parpadeó, —No me interesa el fútbol— dejando su nosología y tristeza hacia un lado.

Ryan sonrió ladino, a él tampoco le interesaba el futbol, pero al menos evitó el llanto contrario. Lo logró.

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