Capítulo dos.

Lauren Santander.

—¡Caramba Nadia! Que ya entendí maldita sea, deja de presionarme.

—Entonces por qué carajos no tienes nada aún.

—Ya, no quiero discutir contigo te hablo al rato. Adiós.

—Pero..— y no la deje terminar, colgué en su cara, acabo de cavar mi propia tumba.

Nadia es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón. Ambas somos dueñas de un bar, estamos en busca de un grupo que pueda cantar allí; yo me tengo que encargar de encontrar una banda perfecta, claro que la tarea más fácil.

Resulta que el último grupo que terminó siendo un fracaso total, en las primeras semanas nos dejó mucho dinero pero pasando los días comenzaron a ocasionar peleas, acosaban a todas las mujeres que entraban al local y aquello casi acabó con nuestro negocio. Desde una semana que no toca nadie; las ventas han disminuido notablemente, estamos yendo en quiebra sino encontramos al artista perfecto cerraremos el bar. La noticia de que podríamos perder por lo que tanto hemos luchado tiene bastante irritada, estresada, malhumorada y muchos adjetivos más a mi mejor amiga.

Ya no sé como hacer para encontrar al bendito artista, he buscado hasta debajo de las piedras y no hallé nada, puse anuncios en las redes, periódicos, en las calles pero todo es en vano.

Mientras pensaba que hacer, escuché una voz angelical y el sonido de una guitarra. La canción la conocía perfectamente, era Noches de Abril de mi artista favorito, Ángel. Seguí la voz hasta llegar a un chico que se encontraba sentado en una banca con los ojos cerrados y cantando como si su vida dependiera de ello. Esperé a que terminará y aplaudí como si acababa de cantarme a mí únicamente, y de pronto una idea cruzo por mi cabeza, él era perfecto para cantar en infernum.

Cuando escuchó mis aplausos se giró rápidamente se puso nervioso, me pareció muy lindo pero no sabía el motivo si era por mi presencia o simplemente es bastante tímido y le da pena que le escuchen cantar. Se levantó de prisa e intentó irse, pero empecé a hablarle tan rápido como se puso de pie, estaba muy emocionada.

—Hola, disculpa por molestarte. Te he escuchado cantar y tocar la guitarra que no pude evitar seguir la melodía de la canción. Es de mi cantante preferido y la verdad que siempre que la escucho me emociono, ¿te importa si conversamos un momento?.

El chico se me quedó mirando con cara de no entender nada de lo que digo, tal vez no habla español me digo a mi misma, intentaré una vez más.

—Soy Lauren— dije con una sonrisa y le ofrecí mi mano a modo de saludarlo formalmente.

—Nigel— respondió dándome la mano y por fin levantó la mirada.

Tenía los ojos verdes casi azules, su pelo negro estaba desordenado como si hubiera pasado sus dedos varias veces por ella, era muy guapo. Cuando me dio la mano su piel me pareció suave, tan suave como un algodón que me tardé más de la cuenta en soltarlo. Sus ojos me miraron fijamente como si quería ver a través de mí o descubrir todos mis secretos pero cuando quité mi mano volvió a bajar la mirada.

—¿Eres cantante?— pregunté para romper el silencio.

—Eh, no, para nada— lo noté temblando, estaba muy nervioso.

—Es una pena porque tocas y cantas de maravilla— dije con un tono de seriedad aplastante.

—Gracias. Bueno tengo que irme, encantado.— y se dio la vuelta para seguir su camino.

—Espera, por favor espera— rogué y volvió a detenerse.— Mi mejor amiga y yo somos dueñas de un bar que está bastante cerca de aquí. Se llama infernum tal vez lo hayas escuchado— él negó con la cabeza— Bueno, el caso es que necesitamos urgentemente a alguien que pueda tocar en nuestro bar. Desearía que nos des una oportunidad y puedas tocar un par de días a la semana, te pagaremos lo que pidas— la desesperación se notaba en mi voz. Podía ver que Nigel estaba dudando.— mira, te doy mi número de teléfono, puedes pasar hoy por el bar si quieres estaré trabajando desde las siete y así ver como funcionan las cosas allí— puse mis manos en forma de ssúplic— por favor, por favorcito, piénsalo al menos, ¿sí?.

—Ok. Lo pensaré y me pongo en contacto contigo— me sonrió— ahora si me disculpas tengo que irme. Hasta luego, Lauren.

—Adiós Nigel.

Nigel Valverde. 

Cuando vi como Lauren se alejaba solté todo el aire que había retenido. Las manos me temblaban, por un momento me asusté pensando que me había reconocido, aunque era muy improbable, su manera de mirarme y hablarme y no es que sea tímido, es que ella es demasiado hermosa, la forma en que me miraba llegó a intimidarme un poco. No entiendo porqué actuó así frente a una simple mujer o sea siempre estoy rodeada de mujeres eso es solo porque aún no encuentro a la indicada, aún me sigo sintiendo vacío la fama y el dinero no son toda en la vida, con el dinero no te compras la felicidad, el amor, la familia y lo digo por experiencia propia como un cantante tan reconocido como yo, que esta rodeado de lujos, sentía que no tenía nada, aún sigo sintiendo que me falta todo. ¿Acaso han visto que un multimillonario muere y se lleva todo a la tumba? Verdad que no, el dinero no es nada; hay que procurar amar más, ayudar más, ser más leales, demostrar más que la vida es una rueda hoy estamos mañana no sabemos.

Tengo el número de Lauren y le tengo que dar una respuesta si tocaría o no en su bar. ¿Por qué no había rechazado su propuesta? No me puedo permitir que me descubran, todo el cuidado que he tenido toda mi vida para algún día tener una vida normal se iría a la b****a.

Sé quién puede ayudarme, cogí mi móvil y busqué entre los contactos el número de mi mejor amigo, pulsé llamar y esperé, un pitido, dos pitidos, tres pitidos y al fin respondió.

—Hola, Jasper. ¿Que tal?

—¡Hermano! Que alegría oírte, no sabes cuánto te hecho de menos. ¿Cómo va tu intento de reencontrarte en Paraguay?.

—Peor de lo que me imaginaba. Llevo un par de semanas aquí y aún no he logrado crear una simple melodía.

—Bueno, date un poco más de tiempo. ¿Has empezado a salirte de tu zona de confort y tener aventuras?.

—Por esa razón te llamaba, unas horas atrás estaba desahogándome en la playa tocando y cantando una de mis canciones y se me acercó una chica guapísima y empezó a aplaudirme. Después se presentó y me pidió que por favor cantará en su bar estaba desesperada.

—A ver Nigel, te conozco y sé que no rechazaste su invitación digámosle, ¿verdad?.

—No, me dejó su número telefónico para que le de una respuesta de se me paso por ahí o no.

—Bien, mira bro está puede ser una gran oportunidad para ti. Tal vez necesitas este tipo de aventuras, si aceptarás lo que te dijo intenta no tocar ninguna de tus canciones pero igual volver al escenario y vivir bajo anonimato puede inspirarte a crear algo nuevo. Y por lo que dices, lo único que me ha quedado claro es “chica guapísima”, así que ahí tendrás otra aventura.

—¿Tú crees?— respondí riendo. Me conoce tan bien el hijo de su buena madre.

—Ya te he dicho todo lo que necesitas escuchar, toma tú la decisión que te parezca lo mejor para ti. Por cierto, aprovecho para decirte que en un par de días iré a visitarte y preguntarte sí tienes habitación de sobra para mí en tu departamento.

—Claro que sí idiota, no te preocupes por eso. Hablamos pronto ¿vale? Cuídate y le saludas a los demás de parte de mí.

—Claro, ya después me dirás que has hecho con esa “chica guapísima”— rio— ¡Bye!.

Extrañaba a Jasper. Mi mejor amigo desde los siete, ambos amamos la música, de hecho grabamos muchas canciones juntos; dimos conciertos, salimos de gira por todo el mundo ah y vivíamos juntos hasta hace poco. Él me ha ayudado demasiado le debo mi vida entera, es como el hermano que nunca tuve. Sabe perfectamente que decirme para hacerme sentir mejor o para tomar decisiones que pueden cambiar mi vida por eso lo llamé.

Llegué a casa y fui corriendo a la habitación que utilizaba como estudio. Me pasé allí las siguientes seis horas como de costumbre pero esta vez pude componer una canción. Tenía la melodía en mi cabeza y la letra me salía por si sola. Por fin estaba poniendo sentido a mi música después de tanto tiempo sin haber hecho nada.

Miré el reloj y marcaban las ocho de la noche en punto, no le había dicho nada a Lauren por lo que decidí ducharme e ir al bar. Al fin y al cabo me parecía más apropiado decirle mi decisión en persona.

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