Porqué se tiene que acabar la vida? Es lo que me pregunto desde aquel fatídico día y aún no encuentro respuesta, y es que tal vez no hay ninguna. No estaba listo para dejarte ir, apenas comenzaba a disfrutarte, aún nos quedaba mucho por vivir. Todo lo que algunas vez vivimos ahora solo son recuerdos, recuerdos dolorosos que queman dentro de mí, que me están consumiendo poco a poco. Llegaste a mi vida como un rayo de luz tan brillante; tú tan hermosa alumbrando toda mi oscuridad. Lo que teníamos fue intenso, perfecto y mi madre siempre decía que las relaciones así duraban poco, ahora lo creo. Llegaste tan rápido y te fuiste de igual manera. Tu llegada fue como un deseo mágico, una estrella fugaz, y perderte rompió mis sueños, convirtiéndote en algo Efímero.
Leer másNigel Valverde.
Salgo del aeropuerto tranquilamente, por suerte nadie ha podido reconocerme. Tomo un taxi y le indico la dirección de mi nueva casa; hace tanto tiempo que no venía aquí ni siquiera recuerdo bien como era antes de mudarnos.
Veinte años atrás vivíamos aquí en Paraguay pero por cuestiones familiares tuvimos que mudarnos a Los Ángeles, desde entonces no hemos vuelto. Unos días atrás tuve una pequeña pelea con mi familia ya que mi carrera musical esta en jaque y necesitaba urgentemente salir de la caótica ciudad de LA. Aquí todo es tranquilo justo lo que busco para recuperar mi inspiración. Creo que podré sacar el nuevo álbum antes de que termine el año.
Me dedico a la música desde que era un niño pero no fue hasta los dieciocho que comencé a componer y grabar mis propias canciones, a los veinte ya era todo un galán de la música; tuve que buscar otro nombre ya que no quería que supieran mi verdadera identidad. Si no fuera así no estaría ahora aquí, ni siquiera podía tener una vida normal.
Todo el mundo me conoce como Ángel Montero, nadie sabe mi verdadero nombre excepto mi familia, unos amigos y mi productora. Mi carrera iba viento en popa hasta unos meses que perdí totalmente la inspiración, desde entonces no he podido componer nada cosa que tiene bastante preocupado a la producción.
Tengo fé que podré tener al menos diez canciones para lanzar, obviamente antes de que termine el año. Preservara y triunfarás decía mi padre, pienso ser preserverante.
Estando aquí haré lo posible para evitar que me reconozcan y así poder tener el álbum antes de diciembre. Casi dos horas después llegamos al edificio que se encuentra cerca de la costanera de Asunción, pagó al taxista y me bajo; observó todo a mi alrededor y era perfecto.
Camino hacia la entrada, una vez dentro me acerco a la recepcionista.
—Disculpe señorita— dije y esta alza la cabeza y me mira sonriendo.
—En que puedo ayudarle señor— habló amablemente.
—Tengo reservado el último piso— respondo.
—Oh, señor Valverde ¿no?. —inquirió asombrada.
—Sí, soy yo. —dije cortante.
—Dame unos minutos y ya le tengo todo los papeles— sonrió y comenzó a teclear en la computadora. Me entregó un papel para llenar con mis datos y firmar. — Listo, bienvenido a Paraguay señor Valverde espero que disfrute de su estadía aquí— murmura alegre.
—Muchas gracias señorita— respondo tomando la llave y dirigiéndome hacia los ascensores. Elegí el último piso por que era el más grande además de que era el único departamento. Tenía todo lo necesario, cuartos extras y un salón donde montaré mi propio estudio, he mandado a insonorizar todo antes de venir para evitar inconvenientes.
El departamento venía amueblado, de eso no me preocuparía, una vez instalado decidí salir a caminar un rato y comer algo fuera. Después pasaría al supermercado para comprar algo de comida, etc.
Dos semanas habían pasado y todavía no compuse nada, todos los días me dediqué a recorrer todo Asunción, viajé a otros lugares maravillosos, aprendí hablar el idioma guaraní, probé las comidas típicas del lugar. Lamentablemente no pude crear nada, siento que me falta algo más pero no sabría explicar el que.
He estado muy estresado estos días, desesperado por tratar de encontrar algo de inspiración y estoy fallando considerablemente; estoy en un tipo de bloqueo que no se me quita con nada. Me paso los días recorriendo buscando ese algo que me falta para comenzar a crear una canción nueva, pienso viajar al interior del país, tal vez estar más cerca de la naturaleza me refresque la memoria porque aunque la ciudad es bastante más calmada que Los Ángeles sigue siendo un poco caótico.
Comencé por acampar en cerros, estar completamente en el bosque era tranquilizador, escalar se ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos y sin dudas grabaré uno de los discos aquí, en el cerro tres kandu, el punto más alto de Paraguay. La vista desde la cima es hermosa, desearía vivir aquí lastimosamente no se puede pero vendré a visitarlo muy a menudo. También me han dicho que visite las ruinas de los jesuitas y las dunas de San Cosme y Damián; pronto iré a visitarlos según me dijo Luis quien por cierto es un muy buen guía, prometí ponerme en contacto con el para continuar recorriendo el país.
Un sábado a la tarde bajé a la playa para tratar de conseguir algo de inspiración, busqué un lugar solitario para tocar tranquilo y sin levantar sospechas. Comencé a tocar y cantar una de mis primeras canciones, cuando termine de cantar escuché fuertes aplausos que me dejaron estático en mi lugar; lentamente me gire buscando al dueño de los aplausos encontrándome con una hermosa mujer que estaba mirándome como si yo fuera la última coca cola del desierto, o mejor aún, su salvavidas.
Rápidamente me puse de pie, cogí mi guitarra para irme pero una melodiosa voz me detuvo abruptamente.
—¡Hey! Espera— gritó la chica.
*M****a* pensé.
¿Acaso me descubrió?.
Lauren Santander.Nigel sonrío con malicia, fue directo a mi boca. Él sabía que lo he extrañado mucho y sé que él también lo hacía tanto como yo, al igual que nuestros cuerpos. Sus besos se hicieron cada vez más apasionados, buscando mi lengua sin tardar en encontrarla. Mis manos paseaban por su cuerpo con desesperación. Empezó a desabrochar mi camisa, besando cada parte de mi piel que se iba descubriendo hasta llegar al último botón, donde miró a mis ojos y sonrío con picardía.Continuó desabrochándome el pantalón y siguió besando cada centímetro de mí cuerpo mientras me lo quitaba. Su lentitud me estaba enloqueciendo y él lo sabía, por que de vez en cuando pasaba su lengua por mi cuerpo y observaba mi reacción. Cuando terminó de quitarle los pantalones, se puso de pie para quitarse la rop
Lauren Santander.De camino a casa, la cabeza me daba vueltas. No me podía creer todo lo que había pasado en los últimos días. Ahora ya sabía porque Nigel no quería cantar ninguna canción de Ángel Montero en público y el porque su voz me sonaba tan conocida. Me alegraba mucho que por fin hubiese confiado en mí para contarme su secreto, ahora solo tendría que acostumbrarme a él.Cuando llegué a casa, tal y como lo pensaba, mis padres me estaban esperando en el sofá.—Hola. —saludé al entrar.—Hola hija. ¿Cómo estás? ¿Qué ha pasado?. —quisieron saber.—Nada, ya está todo arreglado. —respondí sin entrar en detalles.—¿Pero como que todo arreglado y ya está? No has venido a casa por varios días y Helena nos había dicho que es
Nigel Valverde.—Me voy. —dije en dirección a Giselle. —Lauren estará en casa dentro de una hora para que le explique todo.—¿Estás seguro de que es lo correcto Lauren? Mira como ha reaccionado a Natasha l. ¿De verdad crees que reaccionará bien cuando se entere que le has ocultado algo más grande?. —respondió en tono duro.—Lo tengo que intentar Elle, no me imagino estar un minuto sin ella, ya me has visto estos días. Solo he accedido salir del estudio y venir a esta sesión de fotos porque insistieron demasiado en hablar con Natasha para aclararle que nunca volverá a pasar algo entre nosotros, pero ya está. Jasper puede continuar haciendo las fotos y yo iré a utilizar la última carta que me queda para arreglar las cosas con Lauren. —sentencié mirándola fijamente.—Entonces lo único que me qu
Lauren Santander.Las lágrimas caían como cascadas de mis ojos y no tenía muy claro a dónde iba. Empecé a caminar sin rumbo fijo. Por mi cabeza pasaban imágenes de Nigel, sus besos, sus caricias, sus te quiero.<<¿Quién es realmente Nigel Valverde? ¿De quién me he enamorado.?>> —me preguntaba una y otra vez, nunca obtuve una respuesta.No puedo confiar en una persona que no ha sido del todo sincero conmigo. Si la relación que tuvo con Natasha O’Brien había terminado hace tiempo, ¿por qué se habían vuelto a ver? ¿Por qué Nigel no me había contado nada? ¿Por qué no confía en mí?, tantas preguntas y ninguna sin respuestas.El pecho me dolía y el aire empezaba a faltarme debido a las lágrimas y el caminar rápido. Al cabo de unas horas, me senté en un banco exhausta. Me dolía todo el cuerpo y no sabía dónde estaba, había estado dándole vueltas a todos los detalles de mi relación con Nigel y no me había dado cuenta ni donde estaba yendo ni que ya es
Nigel Valverde.Nos despertamos por unos golpes en la puerta. Lauren había contratado que nos trajeran el desayuno a la habitación porque ya intuía que la noche sería larga y agotadora. Se levantó, se puso una bata que había colgado y abrió la puerta.—Espero que tengas mucha hambre. —dijo mientras cerraba la puerta.—La verdad es que estoy muy hambriento. —aseguré con una sonrisa.—Necesitas recobrar fuerzas amor, ayer gastaste mucha energía y aún nos quedan muchas cosas por hacer hoy. —afirmó cogiendo un vaso para servirse el jugo de naranja.—Espero que el plan sea quedarnos en esta habitación y no salir hasta que nos saquen con una grúa. —hablé en tono juguetón.—Cariño, no necesito nada más que no seas tú, y ya con lo de anoche me siento satisfecha. —mur
Nigel Valverde.El sábado desperté con Lauren y Giselle saltando en mi cama cantando feliz cumpleaños junto a Jasper quién tenía un pastel en la mano. Prepararon un desayuno delicioso, luego me hicieron soplar las velas y pedir un deseo. Tener a estas tres personas conmigo, celebrando mi cumpleaños me hacia la persona más feliz del universo. Lauren había quedado a dormir la noche anterior, así que despertarme y encontrarla en mi casa era el mejor de mis regalos.—Feliz cumpleaños bellezo. —susurró en mi oído mientras me abrazaba, cuando finalmente pudimos quedar solos. —tengo algo para ti, pero te la daré esta noche después de cenar, aunque, ¿hay algo en concreto que quieras?. —preguntó mirándome fijamente.—Mmmm. —pensé un momento. —ya lo tengo, a ti, quiero que seas mi regalo.—Ver&
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