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Keith estuvo atisbando los alrededores del Hospital General de San Francisco por varios días, varias semanas, hasta que al fin la vio.

La seguridad de la mansión era demasiada como para sobrepasarla, así que tuvo que idearse un plan para verla en otro lugar, y el más público era el hospital.  Una mañana al fin tuvo suerte, y la vio bajar del automóvil de la casa, conducido por un hombre que debía ser su chófer. Se preguntaba por qué usaba un chófer si ella sabía conducir y odiaba depender de otro para hacer sus diligencias. Heather era muy independiente.

Salió de su escondite y entró al hospital tras ella. Cuando estuvo a punto de perderla en la sala de pediatría, la alcanzó.

—Al fin te

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