Capítulo 4.

Victoria POV.

“¿Mamá? ¿Papá? ¿Qué está sucediendo?”

Mi pregunta se queda en el aire, mientras sigo viendo a esas extrañas personas en la sala de mi casa, manteniendo sus semblantes llenos de seriedad. Esto se ha tornado en algo muy extraño e incluso atemorizante, no veo a mis hermanos menores por ningún lado, y hay tantas personas extrañas en mi casa ahora… ¿Por qué está pasando esto en mi cumpleaños?

“Tory, hay algo importante que debemos decirte” Me dice mi padre.

Por el tono de su voz, me doy cuenta de que la situación es seria en verdad, pocas veces he escuchado hablar a mi padre de esa forma. Así que mirando con curiosidad a toda esa multitud de personas extrañas en mi casa, recorro la sala hasta el sofá donde están mis padres, acercándome a ellos.

“¿Qué es lo que pasa?” Pregunto curiosa, enfocando mi atención en mi padre.

Entrando en la conversación, mi madre es la que me responde, diciéndome: “Hija, hay una situación que nosotros desconocíamos sobre tu abuelo y sobre algunos documentos póstumos que él dejó para nosotros”.

Ladeando la cabeza con curiosidad, yo pregunto: “¿Documentos póstumos?”

Mi abuelo murió hace… Casi 15 años, tal vez un poco menos. El falleció cuando yo apenas era una niña e iba en preescolar, ha pasado tanto tiempo desde entonces, ¿Y recién ahora nos enteramos de más documentos que dejó mi abuelo en vida? Esto es muy extraño.

Tomando aire, mi madre continuó hablando: “La intención de tu abuelo antes de morir, era tratar de volver a unir nuestra familia a la empresa que hace tanto tiempo él creó, así que junto a su gran amigo Derick Meyer, ambos hicieron un documento legal para certificar un matrimonio arreglado”.

“¿Matrimonio arreglado? ¿Eso se sigue usando ahora?”

Es bastante curioso, porque yo ya sabía de ese tipo de acuerdos, es más, creo que todos los conocemos por las clases de historia. Pero ahora estamos en un siglo diferente, en un mundo diferente, no se usan más matrimonios arreglados, ya ahora todos tenemos las oportunidades de decidir el camino a tomar en nuestras vidas.

Cruzando miradas con mi madre, mi padre dice: “Hoy en día no es tan común en esta parte del mundo… Pero cuando este documento se firmó, cuando tu abuelo era más joven, aún era legal. Así que el documento que dejó para nuestra familia, aún sigue teniendo vigencia legar ahora”.

“No estoy comprendiendo…” Digo con sinceridad.

“Tu abuelo estipuló en este documento, que los herederos de la familia Mayer y de nuestra familia deben contraer nupcias para volver a unir la compañía, cuando ambos herederos hubieran cumplido la mayoría de edad legal”.

Poniendo un rostro de extrañeza, comienzo a sentirme algo mareada. No quiero sonar como una tonta, pero ya sea por el temor que me está recorriendo entera, o simplemente porque se la respuesta a esas palabras pero no quiero admitirlo; finjo que no entiendo su significado y de que están hablando mis padres.

Notándose muy afligido, mi padre me dice: “Victoria, tu eres la heredera mujer de nuestra familia. Según este documento, tu eres la que debe casarse con el heredero de la familia Miller”.

Mirando al frente de inmediato, vuelvo a observar a las extrañas personas que están sentadas ahí; algo que me hace retorcer el estómago. Los cuatro visitantes que están sentados en la sala tienen ropas lujosas, esas que yo rentaría para ir a una fiesta de gala o a una boda, y aunque tres de esos cuatro visitantes son adultos, hay una última persona que… No sabría bien como describir.

Es un hombre que se ve mayor que yo, pero no tanto como sus acompañantes, tiene el cabello negro y bien peinado, con un rostro frio de facciones muy duras, con los ojos en un tono tan obscuro como su cabello y unos pómulos bien formados que hacen su rostro muy atractivo. De solo mirarlo me pongo más nerviosa, con ese cuello y esos hombros tan anchos, y ese cuerpo que puedo asegurar que está bien trabajado en su musculatura debajo de ese traje de lujo que lleva puesto.

¿Ese es el hombre con el cual debería casarme?

“¿Estas bromeando? ¡Claro que no!” Me niego atemorizada.

Esa es mi reacción inmediata al saber lo que tengo que hacer y lo que está pasando, negarme es lo único que podría hacer. Bien, no se aun quién es la persona con la cual supuestamente debería casarme, y aun si es ese hermoso hombre de cabellos negros y una apariencia tan atractiva, obviamente voy a negarme.

No voy a casarme con un desconocido el cual acabo de ver solo por un tonto documento de mi tonto abuelo de hace más de 10 años…

“Tory…” Dice mi padre, intentando tratando de tranquilizarme, al darse cuenta de que estoy levantando la voz.

“¡Niégate! ¡Rompe el contrato!” Exijo, sin ser capaz de mantener la calma.

¿Están intentando obligarme a casarme? ¡Claro que no! ¡No lo hare! Tengo demasiados sueños y aspiraciones como para conformarme con solo ser la esposa de un hombre bonito que está sentado en la sala de mi casa. ¡Yo ya tengo una vida planeada que nadie me hará cambiar!

“Me temo que eso no es posible, señorita Miller” Dice uno de los hombres invitados en casa, interrumpiendo nuestra platica.

Girándome de nuevo a ver a los extraños, veo como uno de los hombres adultos se pone de pie, el cual también trae un traje de lujo pero se nota mucho mayor que los demás invitados, incluso mayor que mis padres; el cual toma su maletín de cuero para sacar de su interior unos papeles.

“Su abuelo y el señor Derick estipularon que aquel que rompa el contrato, deberá pagar a la familia contraria una suma total de un millón de dólares como compensación” Explicó aquel hombre, entregándonos un nuevo documento.

Me siento mareada por un instante, todo esto parece tan irreal… ¿Un millón de dólares? No creo que esa suma de dinero sea posible de obtener en una vida para cualquier miembro de mi familia, ¿Esa es la única forma de salir de todo esto?

No tengo escapatoria.

Mis padres no se notan sorprendidos con todo esto, y con una mirada triste, solo reciben todos los documentos que les entregan, pero ninguno de los dos dice algo al respecto. En ese mismo sofá, al lado de mis padres, mi abuela es la única que se nota sumamente triste, con la mirada baja y sin poder mirarme al rostro.

Me siento dolida, traicionada, ¿Por qué nadie en mi familia dice nada? Yo esperaba que ellos se negaran, que al recibir una propuesta tan loca como esta, mis padres y mi abuela se hubieran negado de inmediato, echando a esas personas de mi casa, protegiéndome. Pero mi familia no hace nada, solo se quedan ahí en silencio, sin poder mirarme a los ojos o hacer algo, consiguiendo decepcionarme.

¿Acaso están esperando que yo… Acepte la propuesta?

“Tory…” Me dice mi madre, mirándome a los ojos.

Asqueada, yo me niego de inmediato: “No… Ni lo pienses”.

De esta manera confirmo mis sospechas, todo aquello que yo más temo, mis padres estaban planeando pedirme de verdad que acepte la propuesta, que acepte casarme abandonando toda mi vida y mis sueños…

“Claro que no… ¡No lo hare!” Digo furiosa.

Es ahora mi padre quien interviene, y mirándome a los ojos me dice: “Tory, por favor, es algo muy importante para ti y para nuestra familia, solo te pedimos que lo pienses con cuidado antes de tomar una decisión”.

¿Qué tengo que considerar exactamente? ¿Si voy a casarme o no con un desconocido? Eso no está a discusión, no es algo que deba razonar.

“No, no lo hare. Y esto es lo último que planeo decir sobre esta tontería” Me niego de forma contundente.

No puedo soportar seguir ahí, con esas personas desconocidas tan desagradables, y con lo decepcionada que me siento de mis padres. Así que limpiando algunas lágrimas de mi rostro, sin decir nada más, me giro sobre mis pasos y salgo rápidamente de la sala de mi casa, caminando a las escaleras para ir a mi habitación.

“Si cambian de opinión, solo deben acudir a las oficinas principales de la compañía ‘MedM’ y busquen al departamento legal…” Escucho como dice una voz calmada pero muy dura a mi espalda.

Por un instante, me giro para ver quien había hablado. Pero ya me encuentro en el pasillo principal de la planta baja, así que ya no puedo ver el interior de la sala o quien habló para decir esas palabras. Pero sinceramente… Poco me importa ahora, estoy demasiado cansada y agobiada por toda esta extraña situación. Así que apresurándome a llegar a las escaleras de mi casa, las subo rápidamente para llegar a mi habitación, donde cierro la puerta con llave y finalmente me quedo sola, finalmente pudiendo romper a llorar…

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