Capítulo 2 "Freundschaf"

Actualidad: 10 de octubre de 1998

La felicidad es algo efímero en la vida, la mía al principio estuvo llena de momentos buenos, tenía una familia que me amaba, un amigo incondicional, pero todo aquello fue despojado por el monstruo que me caza, nunca veré lo que pude haber sido, nunca seré libre, he luchado constantemente, pero sé que esto es una pelea que no puedo ganar, solo puedo intentar retardar mi final.

6 años atrás: 28 de diciembre de 1992

Dedrick Smith

Voy en camino a ver a mi mejor amigo André, mamá me dijo que podía ir a jugar a su casa pero que regresara antes de las 7, porque, aunque vivimos en un pueblo pequeño llamado Pluckley, no le gusta que esté fuera de casa tan tarde, en este pueblo todos se conocen, yo no veo ningún peligro, pero madre insiste.

A André y a mí nos gusta ir a jugar al bosque, ahí tenemos un pequeño fuerte que nos ayudó a construir el señor Davis el padre de André, es muy divertido pasar las tardes ahí.

Toco el timbre de la casa de los Davis y me encuentro con la señora Davis sonriéndome.

—Buenos días señora Davis, ¿André puede salir a jugar?

—Hola Dedrick, adelante pasa, André te está esperando —me dice la señora Davis, mientras avanzo por el living .

—André está en su cuarto, puedes subir y dile por favor que alimente al perro.

—Claro —contesto mientras subo las escaleras. Abro la puerta de André y lo encuentro viendo caricaturas.

—Hey, dijo tu mamá que tenías que alimentar a rex.

­—Si si, ya lo sé, ¿estás listo para ir al bosque?, papá me regaló una ballesta increíble mira.

André busca emocionado entre todas sus cajas de juguetes, en tanto yo me siento en la silla viendo la tele.

—Mira —observo el juguete plástico de color café, las flechas son negras con goma amarilla, es algo genial.

—Podemos juntar algunas latas de la cocina de mamá o buscar algunas en el bosque, ¿Qué opinas Ded?

—¡Si! Vamos, traje los binoculares del abuelo y la buffalo Bill —él toma una mochila parecida a la mía y pone dentro los juguetes junto a su gorro.

Bajamos corriendo las escaleras, pasamos por el patio trasero para alimentar a rex y cruzamos la cerca para dirigirnos hacia el bosque. El clima frío, la capa densa de nieve y los árboles sin hojas, solo son unos troncos enormes cubiertos de hielo, algunos pinos rodeándonos hacían ver el bosque más misterioso de lo que era, nuestras familias nos tenían prohibido ir más allá del primer claro que se encontraba muy cerca de la casa de André, ellos decían que nunca sabíamos que podíamos encontrar, quizá debimos escucharlos.

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