La Captura

Cuadro: Plaza

El niño está sentado sobre el banco, el mendigo está cerca del monumento decorativo dramatizando lo que dice. El pequeño se muestra absorto.

MENDIGO:      Los Dioses Elementales estaban completamente convencidos de que el viajero desconocido, es decir, Alhí, era un mercenario que se dirigía hacia ellos con el único propósito de hacerles daño. Pero el que en realidad estaba en peligro era el pequeño. El pobre muchacho no tenía idea del mal al que se enfrentaba. Y es que los piratas que lo habían capturado no eran piratas comunes y corrientes, sino criaturas provenientes de las profundidades del océano: Eran semi-humanos; es decir, seres que son mitad hombres y mitad amínales;  criaturas que no tenía el más mínimo escrúpulo en lastimar a sus víctimas. (Adopta una expresión lúgubre muy parecida al luto).

Pausa.

NIÑO:              (Intrigado) ¿Y ahora qué sigue?

MENDIGO:      (Serio) Nada. ¿No te acabo de decir que unos piratas semi-humanos lo capturaron?

NIÑO:              (Irritado) Algo tuvo que haber ocurrido después de eso.

MENDIGO:      Pero qué niño tan inconforme. Está bien, si sucedió algo después…

NIÑO:              (Emocionado) ¿Qué?

MENDIGO:      …Los piratas se lo comieron.

NIÑO:              (Pasmado) ¿Se lo comieron? ¿Cómo que se lo comieron? (Molesto) ¡Tu historia no me gusta!  

MENDIGO:      ¿Y qué hay de malo en que se lo coman? No todas las historias tienen, ni deben, terminar con un final feliz. Además, Alhí se lo buscó. ¿Quién lo manda a adentrarse en el mar sin siquiera llevarse un palo para defenderse?

NIÑO:              (Molesto) ¡Me voy a esperar a mi mamá a otro sitio!

MENDIGO:      (Sujetando al niño) ¡No, no te vayas! ¡Los piratas no se comieron a Alhí!

NIÑO:              ¡Me estás engañando!

MENDIGO:      ¡Te digo la verdad! Solo te dije que se lo comieron para comprobar si estabas prestando atención. Recuerda que no puedo verte, y como estabas tan callado pensé que te habías ido.

NIÑO:              ¿Por qué voy a irme? ¡Es una historia muy bonita! Aunque es triste que EL Maestro Februs haya muerto. Ahora Alhí está solo por todos lados.

MENDIGO:      Pequeñín, nadie muere mientras lo tengas presente en tu memoria. La verdadera muerte es el olvido.

NIÑO:              ¿Y qué me dices de la gaviota? ¡Es un ave muy mala amiga, volvió a abandonar a Alhí cuando más la necesitaba!

MENDIGO:      No creo que lo haya hecho a propósito, solo tenía miedo. No todos somos tan valientes como deberíamos.

NIÑO:              Y Los Dioses Elementales están locos… ¡Cómo van a pensar que Alhí es un mercenario!

MENDIGO:      Tampoco los juzgues, Pequeñín. Ellos han sido traicionados tantas veces por los kunianos que ahora rechazan cualquier cosa que provenga de ellos.

NIÑO:              ¿Y Alhí? Supongo que les dio su merecido a los piratas, porque es un súper héroe.

MENDIGO:      Te dije que Alhí ignora eso y, mientras lo ignore, está completamente indefenso.

NIÑO:              ¡¿Y cuándo se va a dar cuenta?!

MENDIGO:      Cuando tenga que hacerlo. Por otra parte, ¡me hace muy feliz escuchar que te gusta mi historia! Yo pude haber perdido todo: mi dinero, mi familia, hasta mi vista, pero todavía conservo algo muy valioso: mi don para mentir, digo contar historias.

NIÑO:              Oiga, señor mendigo, ¿le puedo preguntar algo? Mi mamá siempre me dice que es malo ser indiscreto, pero no aguanto la curiosidad.

MENDIGO:      Por supuesto, Pequeñín. Pregunta lo que quieras.

NIÑO:              ¿Cómo es estar ciego?

MENDIGO:      (Risa tierna) ¿Que cómo es estar ciego? (Piensa) A ver… Hagamos un experimento: Cierra tus ojos. (El pequeño obedece). ¿Ya los tienes cerrados?

NIÑO:              Sí, señor mendigo.

MENDIGO:      Ahora dime: ¿Qué alcanzar a ver?

NIÑO:              Nada. Todo está muy oscuro. Me recuerda una vez que desperté en medio de la noche y estaban todas las luces de mi habitación apagadas. ¡Me asusté muchísimo!

MENDIO:        ¡Qué terrible situación atravesaste! Ahora abre tus ojos, pero cuando lo hagas imagina que todo sigue estando oscuro. 

NIÑO:              ¡Uy, debe ser horrible!

MENDIGO:      Al principio lo es. Pero sabes una cosa, pequeñín, existen peores formas estar ciegos.

NIÑO:              ¿Se puede estar ciego de otras formas?

MENDIGO:      ¡Por supuesto! Por ejemplo… Los habitantes de la Isla Kun.

NIÑO:              ¿Ellos están ciegos?

MENDIGO:      Efectivamente. Ellos Están ciegos del corazón. Son incapaces de ver más allá de lo que tienen frente a sus ojos. Y eso es peor que vivir inmersos en la oscuridad.

NIÑO:              Debe ser muy triste estar ciego del corazón...

MENDIGO:      Así es. Quien padece esta ceguera es un verdadero invidente. Yo, aun sin ver ningún objeto, puedo percibir otras cosas. Yo puedo ver con los ojos de la fantasía.

NIÑO:              ¡Ay, yo también! Mi papá siempre me dice que soy un soñador.

MENDIGO:      Todos los niños pueden ver con los ojos de la fantasía. La dificultad es que logren hacerlo cuando se conviertan en adultos. Ahora dime, ¿todavía crees que los kunianos merecen el sacrificio que está haciendo Alhí por ellos?

NIÑO:              No sé. (Transición) Tú me dijiste que los Kunienses…

MENDIGO:      ¡Kunianos!

NIÑO:              Eso, los kunianos. Me dijiste que ellos están ciegos del corazón. Pero, ¿ese tipo de ceguera se cura?

MENDIGO:      Es difícil, pero no imposible. Hace falta una fuerte conmoción para hacerlo. 

NIÑO:              Entonces pienso que Alhí hace lo correcto. Quizá los kunianos, al darse cuenta de que Alhí fue a salvarlos, logren ver de nuevo con sus corazones. Además, según los dioses, los kunianos eran personas bondadosas. Eso quiere decir que pueden volver a serlo.

MENDIGO:      Es posible… Sabes qué, mejor te sigo contando.

NIÑO:              ¡Sí! ¡Quiero saber si Alhí logra encontrar a Los Dioses Elementales, y si los dioses logran conseguir al Quinto Elemento!

MENIGO:        (Tierno) Todo a su tiempo, pequeño. Recuerda que la paciencia es la mejor virtud. La flor se abre en el momento justo y el río llega al mar cuando tiene que llegar. ¿Por dónde íbamos?

NIÑO:              Por la parte en que Alhí es capturado por los piratas semi-humanos.

Las luces van disminuyendo a media que MENDIGO habla. MENDIGO dramatiza sus palabras.

MENDIGO:      ¡Muchas gracias, Pequeñín! (Transición) Entonces los piratas ataron y amordazaron a Alhí y lo subieron a su barco. Y cuando ya estaban a bordo de la nave, decidieron interrogarlo para descubrir cuáles eran sus intenciones…

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