Alguien Se Acerca

Santuario Elemental. Los dioses se ven débiles y sin brillo. Manifiestan mucha ansiedad y descontento.

SILFO:              ¡Dos días! ¡Aún faltan dos días para que los kunianos desaparezcan!

SILCE:              ¡Siento que ha transcurrió una eternidad!

FLAMEL:          ¡Detesto quedarme de brazos cruzados! ¡Los kunianos no han dado muestras de arrepentimiento, cada vez actúan peor! Hubiera sido más sencillo chamuscarlos a todos. (En actitud de espera. Haciendo mofas) ¿Qué no me van a gritar “¡Flamel!”? 

SILFO:              Esta vez no, ardoroso hermano... ¡Estoy completamente de acuerdo contigo!

SILCE:              Y por increíble que parezca, ¡yo también!

FLAMEL:          ¡Vaya Sorpresa! Pero todavía podemos rectificar, hasta los dioses podemos hacerlo. ¡Propongo enviarles una lluvia de meteoros en este preciso instante! (Ríe a carcajadas).

Actitud competitiva que desemboca en una pelea. Efectos de luces y sonidos.

SILCE:              ¡Yo prefiero un terremoto!

SILFO:              ¡Nada de terremotos! ¡Es mejor un tornado!

SILICE:             ¡Hay que envenenar sus alimentos!

SILFO:              ¡Es mejor un invierno implacable!

FLAMEL:          ¡Yo propongo chamuscarlos!

SILFO:              No, ¡congelarlos!

SILCE:              No, ¡aplastarlos!

FLAMEL:          ¡Chamuscarlos!

SILCE:              ¡Aplastarlos!

SILFO:              ¡Congelarlos!

FLAMEL:          ¡Chamuscarlos!

MARINA:         ¡Basta!

SILCE:              ¡Cierra la boca, Marina! Si no hubieras sugerido un castigo sutil y prolongado, los kunianos ya no serían una amenaza para nadie. ¡Mira cómo estoy! ¡Me veo árida y sin vida! ¡Mis raíces están secas y mis ramas pierden su vigor! 

SILFO:              ¡Y mis nubes se ven ennegrecidas por todos los venenos que han absorbido! ¡Los habitantes de La Isla Kun no merecen nuestra compasión!

FLAMEL:          ¡Acabemos con ellos de una vez!

MARINA:         ¡Elementales, que el poder no los ciegue! Aquel que ostenta autoridad debe ser piadoso. La oleada de calor, los frutos amargos y el agua imbebible del Río Eufras son castigos justos, impuestos por su propia mano. Los cinco días de prórroga que les dimos representan la última oportunidad que tienen para arrepentirse y obrar conforme al amor.

SILCE:              (Sarcástica) ¿Arrepentirse como siempre lo hacen? 

FLAMEL:          ¡Ellos ya no son capaces de obran conforme al amor!

                       

SILFO:              ¡Un sentimiento tan sublime no pudo sobrevivir en una raza tan perversa! ¡Los kunianos solo saben destruir! ¡Fue un error haberlos creado!

FLAMEL:          ¡Son como un incendio que devora todo a su paso!

SILCE:              ¡Como la hiedra que mata al árbol que le da cobijo!

SILFO:              ¡Como aves de rapiña que anunciando a la muerte!

FLAMEL:          Recuerdo cuando nos trataban con respeto… Eran tan cordiales, tan amorosos. La cooperación era parte esencial en nuestras relaciones.

SILCE:              Extraño mucho hacer comunión con ellos… En mi nombre levantaban hermosas estatuas, y concertaban fiestas que se prolongaban durante días. Yo los consagraba desde el perfume de las flores, desde el pan y la dulzura del vino.

SILFO:              A mí me cantaban plegarias y me recitaban hermosos poemas. Sus palabras eran dulces, más dulces que el canto de los pájaros, y tan cálidas que podían sanar cualquier herida. Yo les expresaba mi gratitud desde los susurros del follaje y los arrullos de la brisa.

FLAMEL:          Por mí encendían enormes hogueras a las orillas del mar nocturno, y me ofrecían opulentos sacrificios. ¡Bailaban y cantaban a mi diestra! Yo los acompañaba brindándoles calor y alumbrando la noche como un sol distante.

MARINA:        A mí me honraban  con sentidas oraciones. Ornamentaban mis olas con miles de joyas y piezas de oro. Yo los ungía con la sal de mis olas y los arropaba en un extenso abrazo de espuma.

FLAMEL:          Pero ahora todo es distinto... ¡Dejamos de importarles!

SILCE:              ¡Solo les importa acumular y acumular! ¡Nada se salva de su apetito!  Olvidaron por completo que la verdadera riqueza es compartir, que no hay acto más amoroso que ofrecer la nada que poseemos.

SILFO:              Ahora son fríos, mezquinos, desconfiados… Y lo peor de todo… Se esclavizan y lastiman unos con otros.

SILCE:              Quisiera que todo fuese como antes…

 FLAMEL:         Eso ya no es posible, Silce. Los kunianos se convirtieron en seres despreciables. (Con desánimo) Hay que chamuscarlos…

Silencio. 

MARINA:         Elementales, solo les pido que esperen un poco más. Tal vez todo vuelva a ser como antes. Quizás esta pequeña brecha de tiempo sirva para que ellos tomen conciencia del daño que han causado, y cambien su forma de interactuar con nosotros. ¡Hay que mantener la esperanza!

SILCE:              Tienes razón, Marina. Debemos conservar la esperanza.

FLAMEL:          Está bien, esperemos un poco más a ver cómo reaccionan.

SILFO:              Si una vez fueron bondadosos, es posible que vuelvan a serlo.

MARINA:        Confío en que está vez todo será distinto. ¡Tengo una buena corazonada!

Entra a escena una sirena guardiana. En su rostro se percibe una gran preocupación.

SIRENA I:         (Haciendo una reverencia) Dioses Elementales, les ruego me perdonen por entrar sin previo aviso, pero es necesario informarles de algo.

MARINA:         No hay nada qué perdonar, hermosa criatura. Dinos, qué es lo que sucede… (Esperanzada) ¿Alguna pista sobre el paradero del Quinto Elemento?

SIRENA I:         (Apenada) Lamento decirles que no. Desde hace doce años lo hemos estado buscando, pero nuestros esfuerzos has resultado inútiles. Día tras día movemos cielo, mar y tierra, pero hasta ahora no hemos encontrado una sola pista de su paradero. Interrumpo su conversación por otras razones.

SILFO:              Cuéntanos… ¿Qué sucede?

SIRENA I:         Nos hemos enterado de que alguien está surcando el océano con el único propósito de reunirse con ustedes. Es un niño, proveniente de La Isla Kun.

MARINA:        (Intrigada. Para sí misma) ¿De la Isla Kun…? 

FLAMEL:          Sirena, ¿es fidedigna esa información?

                       

SIRENA I:         Así es, deidad protectora del fuego: las olas nos contaron lo sucedido. El niño viene acompañado por una Gaviota, según nos dijeron, algo exasperante. Además, casi fue tragado por una tormenta, pero un grupo de delfines le salvaron la vida.

MARINA:        (Extrañada) ¿Lo ayudaron los delfines?

SILFO:              ¿Cómo puede ser posible?

FLAMEL:          ¿Cómo supo nuestra ubicación?

SILCE:              ¡Pero qué atrevimiento!

MARINA:        (Contenta) ¿No se dan cuenta, Elementales? ¡Los kunianos han enviado a un mediador!

FLAMEL:          (Tajante) ¡O a un mercenario!

MARINA:        ¿Un mercenario? ¡No! Es solo un niño, ¿qué mal podría ocasionarnos?

                       

SILCE:              ¡Cualquier bajeza puede esperarse de esa raza!

MARINA:         Si los delfines lo ayudaron, debe tratarse de alguien bondadoso. 

SILFO:              Tal vez los obligó… ¡Los kunianos son expertos en el arte de la guerra!

FLAMEL:          ¿Por qué enviarían a un niño a reunirse con nosotros? ¡Eso es muy sospechoso!

SILFO:              ¡Quizás sea una trampa! 

SIRENA I:         Dioses Elementales, hay otra cosa que deben saber…

SILCE:              ¡Habla, sirena! Y no te reserves nada, ¡Ya tengo las raíces de punta!

SIRENA I:         También nos enteramos de que el niño acaba de reunirse con piratas. Pero ignoramos los motivos de ese encuentro.

SILCE:              ¿¡Piratas!?

SILFO:              ¡Pero qué descaro! ¿Ahora qué piensas de eso, Marina?

FLAMEL:          Ya entiendo… Los kunianos aprovecharán el poco tiempo que les queda de vida para dirigir un ataque contra nosotros.

SILFO:              No hay duda, ¡somos víctimas de una confabulación!

SILCE:              ¡Es indignante! ¡Los kunianos son tan cobardes que enviaron a un niño a pactar con piratas! ¡Seguramente están uniendo fuerzas para atacar el Santuario!

FLAMEL:          ¡Que desvergüenza! ¡Hay que castigar a ese niño!

SILFO:              ¡Y a la gaviota también! ¡Nos ha traicionado!

FLAMEL:          ¡Hay que chamuscarlos!

SILFO Y SILCE: ¡Sí, hay que chamuscarlos!

FLAMEL:          (Extrañado) ¡Sí! 

MARINA:         ¡Hermanos!

Actitud competitiva que desemboca en el conflicto. Efecto de luces y sonidos.

SILFO:              ¿Y si les envío un tifón para que se pierdan en las profundidades del océano?

SILCE:              ¡Nada de eso! Por lo visto ese niño es experto para librarse de las tormentas. ¡Hay que enviarles al Kraken! ¡Él se encargara de exterminarlos! 

SILFO:              ¡No, mejor a La Bestia del Lago Ness!

FLAMEL:          ¡Enviemos a Mobi Dick! 

SILFO:             ¡El Leviatán es la mejor opción para acabar con ellos! 

SILICE:            ¡La Hydra los hará polvo al instante!

FLAMEL:           ¡Enviemos a Mobi Dick!

SILFO Y SILCE: ¡Flamel!

MARINA:         ¡Silencio! ¡Nadie va a liberar a ningún monstruo marino, ni nada que se le parezca! (A la sirena) Alista un escuadrón de sirenas guardianas. Encarcelen a cualquier intruso que quiera cruzar La Gruta de Sorrento y llegar hasta nosotros. Por otro lado, no creo necesario recordarte que sigan buscando al Quinto Elemento. Han sido doce años de larga espera, pero no debemos perder la esperanza, confío en que pronto daremos con él.

SIRENA I:         ¡Cuenten con nuestra absoluta lealtad en esta búsqueda! ¡Aunque perdamos la vida en el intento, sé que lo encontraremos! (sale a toda prisa).

SILFO:              (Sereno) Me parece razonable hacerlos prisioneros.

MARINA:         No quiero que los kunianos pisen el santuario.

SILCE:             Al parecer cambiaste de opinión respecto a ese niño.

MARINA:         Creo que tienen razón: los kunianos solo saben ocasionar problemas.

FLAMEL:          Si El Quinto Elemento estuviera aquí, nada de esto estaría pasando.

SILCE:              ¡Nadie me quita de la cabeza que ellos tienen algo que ver con su desaparición!

SILFO:              ¡Eso sería algo imperdonable!

MARINA:         Lamentablemente ya no podemos seguir buscándolo. Es cuestión de esperar un par de días más para presenciar la caída del imperio de los kunianos.

SILCE:              ¡Espero ese día con ansias! Cada vez me siento más enferma. (Se aprieta el abdomen).

SILFO:              Y yo más tóxico (Tose).

FLAMEL:          Yo soy el más afectado con esta situación… Utilizan mi influjo para hacer daño.

Actitud competitiva que desemboca en conflicto. Efecto de luces y sonidos.

SILCE:              ¿De qué se quejan ustedes dos? La más afectada soy yo: Si vieras la cantidad de basura acumulada en mis perfiles… ¡Me estoy haciendo estéril!

SILFO:              Yo soy el más afectado, Silce: ¡Me estoy haciendo irrespirable! 

FLAMEL:          ¡Yo propongo chamuscarlos!

SILFO Y SILCE:  ¡Flamel!

MARINA:        Elementales…

SILCE:              Yo soy la que más sufre: ¡me estoy haciendo inestable! (Tiembla).

SÍLFO:              ¡Y yo más errático! (Hace muecas).

FLAMEL:          ¡Yo propongo chamuscarlos!

SILFO Y SILCE: ¡Flamel!

MARINA:          Elementales…

SILCE:              ¡Yo soy la que más daño ha recibido!

SILFO:              ¡No, yo!

SILCE:              ¡Yo!

FLAMEL:           ¡Yo propongo chamuscarlos!

LOS DEMÁS:    ¡Flamel!

La discusión continua mientras se apagan las luces.

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