La Mano Destrozada
Yo era una artista brillante.
Pero aplasté mi mano derecha al salvar a mi esposo mafioso, Vicente, y con ella, murió mi capacidad de crear durante tres años.
Vicente me prometió que me haría sentir completa otra vez.
Nuestro médico privado juraba que estaba haciendo todo lo posible.
Pero mi mano seguía entumecida, inútil.
Hasta que, un día, escuché una conversación que destrozó mi mundo.
—Asegúrese de que nunca pueda volver a crear. —Le ordenó Vicente al médico. —No puedo permitir que Isabela amenace el lugar de Sofía en el mundo del arte.
—Pero, señor Torres, otro procedimiento podría... podría perder la mano para siempre.
—¡No me importa lo que le pase! ¡Sofía me salvó la vida! ¡No voy a fallarle!
Resultó que mi propio esposo había sido quien me destruyó.
Y la asesina, Sofía, era la mujer que él realmente amaba.
Él permitió que ella se apropiara de mis diseños, convirtiéndola en la nueva estrella del mundo artístico, mientras yo quedaba atrapada en un cuerpo roto.
Cuando lo confronté, embarazada de nuestro hijo, me abofeteó en público y le dijo al mundo que estaba perdiendo la cordura.
Esa noche, quemé todo lo que me ataba a él.
Luego marqué un número encriptado que no había usado en lo que parecía una eternidad.
—Abuelo. En tres días, necesito desaparecer.