Arvid
Detuve el auto frente al edificio del hotel de la mujer que me acompañaba de copiloto, eran entrada la madrugada, faltaban pocas horas para el amanecer y por eso me había ofrecido a traerla.
—Gracias —sonrió inclinándose para tomar mis labios de forma demandante.
—Si no bajas ahora volveré a follarte, Cherry —susurré contra su boca tomando todo mi autocontrol para no tomarla de la cintura y colocarla sobre mi regazo.
—No me molestaría pero tengo que trabajar mañana y quedan muy pocas horas de descanso —se apartó pasando su palma delicadamente por mi pecho y torso —ten una buena noche, Arvid.
Tomé su mano cuando estuvo a punto de salir del auto, deteniéndola y mirándola con deseo descarado. Algo que notaba que le gustaba.
—¿Qué harás el fin de semana? —pasé mis ojos por el escote sabiendo que solo bastaba tirar de la cinta y quedaría completamente desnuda.
—No tengo planes, ¿por qué?
—Te vendré a recoger el sábado temprano, te llevaré a un lugar.
Una gran sonrisa se ensa