Me paro nerviosa y miro hacia todas partes, menos a Iván.
Se abre la puerta y ahí está.
Jason Cooper en todo su esplendor. Firme, lentes puestos, cabello hacia atrás con un par de mechones sueltos y su traje que le queda a la perfección, una mano en el bolsillo y la otra saca sus lentes de a poco. Ese es el hombre del que me enamoré. Sr. Perfección, ¿que haces aquí?
- Con permiso, lamento interrumpir.
- Sr. Cooper, es un honor tenerlo aquí. Dígame, ¿en qué puedo ayudarlo?
- Vengo por mi secretaria.
- Yo... - Quiero hablar pero Cooper ya se comió mi lengua (el gato y el ratón, típico, el siempre será el gato)
- Srta. Ormeño, no recuerdo haberle dado su carta de despido, no entiendo que hace buscando otro trabajo cuando en la oficina tenemos mucho que hacer.
- Nosotros íbamos a contratarla - Interviene Iván.
- No pueden.
- ¿Porqué? - Iván otra vez, el caballero mayor se queda pasmado mirando a Jason.
- Porque no. Vamos.
Me mira y su rostro dice mucho y al mismo tiempo nada. Maldición, ¿